No madre

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Detrás de un cubo de basura afuera de una comisaría, la salvaje observa de forma inquietante la entrada, pues un aroma fuerte la atrae, es el alma de un ser que carga con la muerte de muchas personas.

—Al parecer funcionó. —comentó una chica de cabello oscuro y largo, con uniforme de personal policiaco, llevando la bandera de México en su espalda—. Debo comentarle a Lanka.

—Le diré que salga al campo de fútbol. —agregó un guardia de uniforme oscuro, con la bandera de franjas celeste y blanco en la parte del tórax izquierdo—. Le daremos la sorpresa.

—Es una larga historia pero debes saber que no fue ella. —dijó el pelinegro tratando de tener contacto visual con Lanka—. Puedo explicarlo pero debemos sacarla de aquí.

Lanka la vió de re-ojo antes de responder—. En realidad quien la trajo fue mi compañera. —dijó revisando las papeletas, viendo los perfiles de los demás encerrados—. Al parecer todos fueron traídos ayer.

—No puedo tenerla aquí. —trata de decirle sin obtener alguna reacción—. No huiremos pero déjame llevarla.

Lanka se hartá de sus incistencias—. ¡Ah por Dios Edgy! —exclamó—. Hasta estar seguros garantizamos su bienestar. —respondió tirando las papeletas.

—¿Inclusó contra una mata pecadores? —balbuceó Edgy en voz baja. La peligrisacea debe hacer otra llamada, mas no puede porque ya la están llamando a ella.

Extrañada de la situación contesto desconcertada—. ¿V-tan G? —preguntó Lanka apenas contesto—. Tener a cinco apresados en unas horas no... —parece detenerla lo que sea que la persona que le llamé le esté diciendo.

—¿Sabe quién es V-tan G Edgy? —preguntó Nanami tomando al pelinegro del brazo.

—Creó que es hermana de Victor. —respondió Edgy sin dejar de mirar la cámara de Karla.

La albina se impresionó de nuevo—. ¿El doctor Víctor? —preguntó extrañada.

—No de hecho es una persona totalmente diferente. —explicó viendo el panel de control—. «Un botón de abertura».

—Ire allí de inmediato. —dijó cortando la llamada—. Creo que estas despedido Edgy. —continuó caminando al pasillo.

—¿¡Qué!? —le sorprendió ya que ni siquiera había empezado—. Mí liquidación al menos dame. —expresó para inmediatamente seguirla.

En el pasillo solo hay habitaciones con puertas de metal e incluso algunos con olor a putrefacción y ruidos causados por el zumbar de los insectos y el chillar de las ratas.

El pelinegro es el único en cubrirse la nariz—. No puedo creer que no sientan el hedor. —se queja viendo con recelo a sus compañeras—. «Y pense que solo Nanami sufrió bastante».

La peligrisacea sólo le ve de re-ojo nuevamente—. Esta aquí en la cárcel. —respondió dirigiéndose a una puerta que da justo al exterior—. Aunque no se como lo hicieron.

—Tengo una hipótesis pero ahora. —comentó Edgy pasando la puerta hacia lo que parece ser un campo de fútbol, en mal estado por la hierba crecida—. Ahora no importa ni un poco.

Como su contacto le había dicho, una chica usando uniforme militar, descalza y de cabello castaño está parada frente a puerta oxidada con los alambres cortados. Manteniéndose petrificada, tanto que solo el viento puede mover su cabello, sus ojos no son visibles.

          

Madre e hija estuvieron inertes por un par de segundos, y de pronto dieron el primer paso casi de forma sincronizada.

—Nanami... —dijó el pelinegro sintiéndose feliz—. Creó que será un reencuentro madre e hija.

—Es algo gratificante ver cosas así en estos tiempos. —respondió sintiéndose feliz en tanto la familia se acerca más y más con cada pasó.

El encuentro que parecía ser amoroso, es interrumpido cuando del suelo Ana Lanka parece sacar un rifle con balloneta, la salvaje al notarlo, de sus mangas parece sacar dos cuchillos de caza. Ambas muestran sus miradas asesinas una contra la otra dispuestas a que sólo una sobreviva.

—No... imposible. —comentó el pelinegro presenciando un conflicto que sobrepasa todos los límites—. ¡Lankaaa!

La peligrisacea disparo a la cabeza; la salvaje arrojó uno de sus cuchillos. Ambas estan forzadas a evadir, en el siguiente movimiento, rifle y cuchillo tienen su primer choque, que parece indicar una fuerza y resistencia mas o menos igualada en esta trifulca.

—Tu... Tu... —balbuceó la salvaje, viendo a su madre cómo un objetivo a vencer—. ¡Ana!

El pelinegro incluso nota cómo el suelo que pisan se agrieta—. «Increible, tanto madre cómo-» —lo interrumpió ver como la salvaje destrozó con mas facilidad su lado—. «¿La hija es más fuerte? ¡Increíble!».

—¡Debemos detenerlas Edgy! —exclamó Nanami corriendo a ellos. Un disparo frente a ella la detiene, por suerte no acertó a su persona—. ¡Hyaa! «¿Cómo es que Lanka pudo?».

—Dejalos pelear niña. —dijó una voz masculina desde una torre, de traje blanco con cabello rubio—. No interfieras de ninguna manera.

—¡Nanami ¿qué pasa?! —preguntó el pelinegro acercándose a ella—. Ibas a detenerlos y-.

Su compañera sólo se dispone a abrazarlo—. ¿Cómo podemos deterlas? —preguntó extendiendo sus alas cómo protección adicional.

—Perderemos un ojo si nos acercamos. —responde Edgy asomándose desde la derecha—. Solo podemos hacer algo. —en eso le habló directamente a su oído.

La pelea es una de agilidad y rapidez, tratan de acuchillarse una a otra, los choques que se dan entre si parecen tener sentimientos que prefieren soltar de este modo, con violencia infinita, hasta que una ceda no se detendrán.

La chica V-tan G de la policía mexicana, sigue mirando desde  la cámara—Esta batalla esta tomando demasiado. —dijó con su compañero atrás de ella mirando en silencio—. Debo inutilizarla y llevarla con Soni de inmediato. —en vez de su compañero, ahora Nanami es quién la acompaña.

La albina sin previo aviso sostuvo su cabello para golpearla contra su escritorio—. Así que quieren dañar a una niña. —dijó Nanami sonando enojada, ya que no soporta ver a una niña sufrir.

La pelinegra apenas puede ver los pies de su compañero en el pasillo—. Tu no lo entiendes para nada. —respondió intentando levantarse, sin éxito alguno—. Si no inutilizo a-. —la interrumpe sentir el cañón de un arma en su espalda—. ¡Espera espera, yo sólo quiero regresarla! —exclamó horrorizada, a punto de llorar.

—Hora de dormir. —dijó disparándole, un dardo que parece dormirla en un instante—. «Una cárcel con sólo dos guardias».

—¿Acasó todo fue una mentira? —comenta el pelinegro viéndo su reloj—. ¡Detenganse ahora! —exclamó mientras el campo de pasto ahora parecía tierra estéril.

Las chicas no se detienen cuando se trata de pelear, Lanka retrocedió para recargar su arma, la salvaje intento aprovechar este momento. Sus cuchillas eran evadidas fácilmente por la cazadora, ésto empeora la furia que siente.

—¡Ruuaaaarrrr! —exclamó la salvaje dando toda su fuerza en el siguiente ataque, es tal que incluso la hace girar, dejando su espalda expuesta.

—¡Dejaras de estorbarme! —grito Lanka a centímetros de insertar su balloneta en la chica.

El pelinegro se interpone lanzandose a la salvaje, Lanka se desconcentra y cae sentada contra el suelo. Los dos logran terminar ilesos, Edgy se asegura de que no se haya herido.

—¿Estas bien niña? —preguntó viéndola a los ojos, quien parece asustada—. No dejaré que te lastimen. —aseguró confrontando a Lanka.

—Tu salvar... otra vez. —dijó reconociéndolo, el tipo que le dió una manzana—. Mamá...

—«Así que si es su madre». —pensó interponiendo entre ambas contrincantes—. ¿Que debería pensar Lanka? —preguntó enojado, mirando desafiante a la peligrisacea—. Ésto rompe cualquier acuerdo que tengamos. —dijó empuñando la mano con la que cerraron el acuerdo.

Lanka tardó un minuto en responder—. No me malentienda Edgy. —responde arrojando una bala a su persona—. Estás no son mas que anestésicos.

El pelinegro puede ver la droga que la bala contiene—. Pero llegar y decir “Hola hija mía”. —dijó adjuntando una mala interpretación  de voz de chica—. ¿¡Es tan difícil para ti decir eso!?

—No es mi primera vez frente a frente. —afirma soltando su rifle al suelo—. Sólo con mi mirada puedes notar la sangre en mis manos. —dijó levantándolas y extendiendo sus dedos—. Cargó con miles de almas a las que yo envié al estúpido infierno.

Nanami aparece desde atrás corriendo a toda prisa—. Esta hecho Edgy. —dijó levantando el pulgar, aunque por la distancia no la escucho.

—«Bien» ésto no lo resuelve, ella obviamente se sentirá intimidada si-.

—La violencia no es la solución dirás. —dijó acercándose lentamente, fijando una pistola enterrada en la  tierra—. Pero al final del día es lo único que yo conozco.

—Yo puedo arreglarlo ¿entiendes? —preguntó el pelinegro—. Sólo dame tiempo.

La salvaje tiene un sable que ocultó aprovechando la pared del pelinegro, aprovechó para empujar al pelinegro desprevenido, logrando cortar parte del su pecho de Lanka.

—Tu... —se acercó a ella mientras la peligrisacea caía agonizante al suelo—. Tu no... —parece decidida a terminar la vida de su madre.

—¡Detente María! —exclamó dándole la señal a Nanami para que disparé, selalandole con el dedo índice—. ¡Oye! —lo detiene ver a la salvaje, llorando cómo una niña desilusionada—. «Ya no entiendo nada».

—Disparare. —dijó Nanami disparándole a la niña, en tanto el pelinegro vuelve a interponerse para evitar que la lastimen.

La salvaje decide escapar de regreso al bosque. —¡Espera allí María! —imploró el pelinegro dispuesto a seguirla—. Sanala rápido Nanami.

La albina intenta seguirlo, ya que sabe que se desmayara en cualquier instante—. Espera Edgy, tu. —no puede concentrarse viendo cómo Lanka agoniza—. Ah por Dios, ¡no entiendo nada! —exclamó empezando a curarla.

—Oye niña... María. —el dardo tranquilizante ya hizo efecto, Edgy se dormirá en este espeso bosque—. No te alejes... solo jiero... —el pelinegro cede a los analgésicos.

Corrupción Zombie (P2): ¡La Nueva Era a Llegado! (Beta)Where stories live. Discover now