El rugido de los motores se desvaneció cuando la nave dejó atrás la atmósfera terrestre. La gravedad desapareció, y con ella, todo peso.
—¡Esto es increíble! —grité, mientras daba giros en el aire, flotando por primera vez.
A través del cristal, el universo se desplegaba en todo su esplendor: estrellas infinitas y destellos de luz que bailaban en la oscuridad. Fue un momento que nunca olvidaría.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Había visitado más de cincuenta planetas, cada uno más asombroso que el anterior. Sus habitantes, aunque diferentes en formas y costumbres, compartían una curiosidad genuina hacia mí, igual que yo hacia ellos. Con su permiso, los estudié, aprendí sus lenguas y documenté todo.
Mis transmisiones semanales a la Tierra eran un éxito. Millones de personas se conectaban para escuchar las historias de mis encuentros, y la humanidad avanzaba tecnológicamente a pasos agigantados con los descubrimientos que enviaba. Mi empresa, ESKAI, lideraba la revolución.
Ahora me dirigía al planeta Oris, conocido como el más avanzado de esta galaxia. Mis expectativas eran altas, pero nada me había preparado para lo que estaba a punto de descubrir.
Los embajadores del planeta me recibieron con hospitalidad. Eran seres altos, con piel brillante y ojos que parecían albergar toda la sabiduría del cosmos. Durante horas, compartieron conmigo historias del universo y sus secretos.
—Existen doce universos, todos gobernados por un equilibrio delicado —dijo uno de ellos, mientras proyectaba imágenes holográficas frente a mí.
No podía apartar la vista. Cada palabra desafiaba todo lo que creía saber. Entonces, uno de los embajadores mencionó al dios destructor de mi propio universo.
—El Señor Bills es un ser extremadamente poderoso y, debo advertirte, impredecible. Su hogar está en un planeta con forma de pirámide invertida. Por nada del universo te acerques allí.
—Entendido, muchas gracias —respondí, aunque su advertencia despertó más curiosidad que miedo.
Dejé Oris con la mente llena de preguntas. Pero mis pensamientos no duraron mucho.
Una explosión sacudió la nave, y las luces se apagaron. Mi corazón se aceleró mientras las alarmas retumbaban en la cabina. Miré por la ventana y vi un planeta cercano, mi única opción.
Con mi traje de vuelo presurizado, salí de la nave, llevando conmigo solo mi comunicador y un dispositivo multifuncional que había diseñado. Mi descenso fue caótico, y el impacto al aterrizar fue brutal.
Antes de desmayarme, noté la forma inconfundible del planeta: una pirámide invertida. El lugar del que me habían advertido.
La oscuridad me envolvió mientras el traje confirmaba lo último que necesitaba saber.
—Atmósfera apta para respirar.Y luego, nada.
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Princesa Destructora
FanfictionT/N X Whis Querido lector, Si antes habias intentado leer esta historia pero te fastidio, te invito a que leas esto: Cuando escribí esta historia por primera vez, allá por el 2021, tenía unos trece años. Era una niña soñadora, llena de ideas y con...