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P.D.V. Taehyung

Estoy corriendo, mis latidos erráticos me quitan el aire mientras escucho a mamá jadear. Ella busca mantener la calma, pero si soy sincero solo hace que me sienta aterrorizado. Casi llegamos, la puerta de la habitación está muy cerca, tanto como los pasos que nos siguen.

—Tranquilo, papá va a solucionarlo.

La escucho decir en susurros, mas sé que únicamente son mentiras, esas palabras no tienen validez en un momento como este. Y pese a ello, le creo todo y la sigo hacia dentro del único ropero de la habitación y me arrodillo como ella me señala. Acepto su abrazo, mismo que hace que, por un par de segundos, de verdad confíe que nada malo vendrá. No obstante, la realidad me golpea con las detonaciones provenientes del piso de abajo, lo más parecido a fuegos artificiales que al terminar traen consigo el único grito de papá que he oído en todo este tiempo.

—Mamá —susurro temblando, busco su mirada y cuando la encuentro no puedo ver más que un pozo oscuro que hace que ella luzca como una muñeca sin vida—. ¿Mamá?

Me mira y puedo jurar que está llorando, y no es posible si ni una sola lágrima ha caído de sus hermosos ojos. Sus manos se apresuran, moviéndose inquietas en el ropero donde seguimos escondidos hasta que da con una bufanda que creo haberla visto tejer hace meses. Me mira y sonríe, pero no hay nada que me indique lo que pasa por su cabeza.

—Eres un niño muy valiente —me dice como si fuese cierto. Toca mi cabello con una delicadeza que me asusta porque de ninguna manera una bufanda debería cubrir mis labios de modo que me sea imposible hablar. Aprieta y duele, pero no considero que eso sea importante ahora mismo—. Por favor, confía en mí.

La miro, esperando que sus ojos me expliquen lo que está pasando. Aunque puede que yo ya lo sepa desde hace rato. Ella comienza a tirar la ropa sobre mí, cubriéndome como hacía hace algunas noches para que pudiese dormir. Desearía que se quedara conmigo, pero no puedo decirle eso, no puedo decir nada.

—Escúchame bien, Taehyung. —Mamá tiene unos ojos muy expresivos, sé lo que ella está sintiendo con solo verla. Ahora yo de verdad desearía que no fuese así para no ver el terror que claramente tiene. Entonces, entiendo que papá no podrá venir aquí para ayudarnos—. Prométeme algo, ¿si? No quiero que salgas por nada del mundo. Prométele a mamá que vas a quedarte aquí.

Asiento.

Veo las primeras lágrimas, las mismas que limpia con rapidez, como si la idea de ella llorando fuese impensable. Quito la mirada, aunque ya lo haya visto, pero si le hace sentir mejor, fingiré que no lo he hecho.

Risas escandalosas son seguidos de pasos pesados. Ellos, él o quien sea han, llegado y consigo la angustia en el rostro de mamá. Ella me sonríe por última vez, aunque en ese momento no lo sabría, de saberlo seguro habría cerrado los ojos.

La puerta de la habitación se abre justo en el instante en el que mamá cierra el ropero conmigo dentro. Quien ha entrado ríe, la búsqueda del sonido me hace dar con una abertura que me muestra exactamente lo que sucede fuera. Le doy rostro al hombre que sigue soltando risas, tiene un traje negro en su cuerpo y una oscura mirada sobre mi mamá.

—La señora Kim —dice con voz rasposa, ya no ríe, pero no es mejor en ningún sentido—. Eres más hermosa de lo que me había imaginado.

No entiendo el pánico que mamá muestra en su postura, al menos no en ese momento. Ese hombre intenta tocarla, pero mamá se aleja y eso parece ser divertido para él.

—¿Qué le hiciste a mi esposo? ¿No te basta tomar todo e irte?

—¿Sin darme un pequeño gusto? —pregunta él como si en realidad estuviera confundido—. Es lo mínimo que merezco.

The Truth Untold. [Kookv] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora