『Capítulo 17』

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Me despierto por el movimiento y algunas luces repentinas que impactaban contra mi rostro, con mis ojos abiertos noto que aún estoy en el vehículo de Max, el auto se detiene supongo que llegamos a nuestro destino no estuve atenta al viaje porque me sentía cansada y para completar siento un dolor punzante en el estómago causado por estar vacío. No consumí nada en la fiesta menos por la sorpresa que me lleve de mi madre.

El castaño me abre la puerta del vehículo, aún tenía puesto el vestido de novia, lo cual me causó mucha molestia mientras dormía en el asiento de copiloto, este me ayuda a salir del auto pues no podía rechazarlo ni aunque quisiera.

Ingresamos en la casa, y él me ofrece un pequeño recorrido del lugar «Que enorme es esta casa, casi una mansión» pienso mientras mi reciente "esposo" desde hace unas horas termina el recorrido mostrándome la cocina. Para resumir esta casa contiene una biblioteca con más de mil libros en inglés, tiene cuatro habitaciones, cinco baños y aún desconozco para qué tantos; la sala, el comedor, la cocina son igual de enormes y por supuesto hay una sala de videojuegos, todo este sitio es muy hermoso y sofisticado en tonalidades de blanco, marfil, mármol y hay decoraciones son algunos resaltados en dorado.

—Puedes escoger lo que quieras de la nevera o
... ¿Quieres que te cocine? —pregunta sonriendo apoyándose de la isla mientras me siento en un taburete gris.

—¿Sabes cocinar? —pregunto enarcando una ceja.

—Pues claro, solo sé cocinar pasta —admite con un tono orgulloso.

—Uhh... ok, pues sí quiero probar tu comida —respondo causando que él se vea sorprendido incluso yo me siento así.

—Está bien, pensé que me dirías que no —admite arrancándose la cabeza.

—Hasta yo, pero no puedo hacer nada —respondo mirándolo fijamente a los ojos.

—Entiendo —habla poniéndose en marcha a cocinar buscando un caldero en el gavetero inferior.

«Este vestido me está fastidiando mucho.» Pienso intuyendo que Max se habrá dado cuenta porque al mirarme me sonrió. «Este muchacho se ríe demasiado.» analizo riéndome para mí misma.

—¿No te quieres quitar ese vestido? —pregunta apagando el fuego de la hornilla, me parece que ha terminando.

—Sí, pero no tengo ropa —respondo mirándolo con obviedad.

—Claro que tienes, ven —afirma pasándose por mi lado, me extiende su mano y dudo en darle la mía, termino aceptando después de unos segundo, pero espero que él no se acostumbre.

Vamos caminando en silencio hasta que él decide hablar.

—Te queda muy bonito el vestido —comenta sonriente.

—Gracias —respondo cortante.

—¿No deberías decir: "tú también no estás mal"? —pregunta riéndose.

—Pues no —respondo sin evitar reírme, me contagió la risa.

—Te ríes muy bonito —comenta causando que  deje de reír.

No le respondo e ingresó en la habitación, él me indica que la ropa está en el armario y la tomo, pero notó que se está desvistiendo así que sin pensarlo dos veces entro corriendo en el baño de aquel dormitorio.

«Él tiene que estar loco.» pienso para mirarme en el espejo del baño, noto que aún sigo maquillada así que busco toallitas húmedas y me desmaquillo, ahora trato de pensar qué hacer porque no puedo bajarme el cierre sola.

Cuando salgo del baño veo que Max se abrochó un pantalón de mezclilla, yo carraspeo la garganta para llamar su atención.

—Hola, ¿Quieres que te ayude? —pregunta, en respuesta asiento y él se acerca a mí para bajarme el cierre.

—Gracias —respondo apartándome de una vez.

—¿Te vas a duchar? —pregunta enarcando una ceja.

—Sí, ¿Y dónde están las toallas? —pregunto mirándolo a los ojos.

—Pues ahí mismo está, te espero abajo —señala la parte superior de un armario y sale de la habitación mientras que yo entro al baño.

Me quito completamente el vestido y entro a la ducha, pero antes le pongo seguro a la puerta por precaución.

Me dejo caer agua en mi cabeza y me enjabono mi cuerpo después me quedo un rato meditando mientras el agua cae teniendo mi mente en blanco, salgo de la ducha y me envuelvo con la toalla.

Me seco todo mi cuerpo y mi cabello lo dejo un poco húmedo, no puedo hacer mucho sin un secador, me pongo un short y una blusa ancha para salir del baño pongo la ropa que traía en un asiento del cuarto y salgo de allí.

Bajo las escaleras dirigiéndome a la cocina y él está ahí sin camisa puesta solamente con su pantalón de mezclilla. «Fijándome bien él tiene un buen cuerpo... ¡Dios! ¿en qué estoy pensando?» Borro ese pensamiento para acercarme a él .

—La comida está servida en la terraza —informa, yo asiento en respuesta.

—Está bien —hablo mirándolo.

—Puse algo de beber espero que bebas vino, camina —informa guiándome a una terraza.

La terraza está súper bonita, aunque todo sigue con la finalidad blanca ahí hay una mesa color negro preciosa decorada con un mantel blanco arriba tiene con dos copas, la pasta servida en vajilla blanca, dos botellas de vino y una champaña.

Me siento en una de las sillas, y él se sienta enfrente de mí, le deseo buen provecho y comienzo a comer él también,

Después de que acabamos de comer él toma una capa para verter vino en él me la entrega, acto seguido él se levanta y me pide que lo diga, lo hago ya que no tengo nada más que hacer.

Bajamos las escaleras y llegamos a un jardín en el que hay una vista impresionante de las estrellas, hay dos sillas, una al lado de la otra en el medio del jardín y nos sentamos para mirar las estrellas.

Después de algunos minutos en silencio y bebiendo vino que por cierto es dulce lo suficientemente rico para mí, él se anima a hablar.

—Quiero decirte algo —habla llamando totalmente mi atención.

—Dime —contesto mirándolo atenta.

—Pues.... bueno no daré muchos rodeos, solo quiero que me disculpes por obligarte a casarte conmigo, sé que apenas nos conocemos aunque yo sí te conozco de antes, seguro no te has dado  cuenta de que estoy enamorado de ti desde la primaria y quise estar a tu y para que no te alejaras quise que te comprometas conmigo —termina de hablar y estoy divagando entre creerle o no hacerlo.

—Entiendo —contesto, no puedo decirle nada porque después no podré controlarme y podría llorar en frente de él.

—¿Es lo único que dirás? —pregunta, yo asiento en respuesta.

—Sí... ¿Qué quieres que te diga? No tengo nada para decirte porque... —contesto mirándolo sin expresión.

—Dime por qué —ordena sin dejar de mirarme atento.

—Pues te cuento... no pienso nada malo de que quisieras estar conmigo lo entiendo, pero llegar al punto de secuestrarme es algo grande, te cuento que mi vida no tiene sentido, pero eso no significa que me puedan venir a secuestrar después obligarme a casarme parece que vivía encallada y que de todos modos me iba a casar porque mi madre está "feliz" de que esté a tu lado, que bien... —hablo estresada usando un tono sarcástico dejando salir todo lo que pasaba por mi mente.

—Entiendo —responde, supongo que no dice más porque nota que estoy un poco ebria.

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora