"Mí sobrino, ¿Que hizo usted con él?"- Intentó con toda su fuerza de voluntad no caer en el asombro que tenía ahora mismo
"¿Einar? El volvió a Noruega, se golpeó la cabeza y no recuerda nada de lo sucedido por lo que pensamos que devolverle su vida tranquila era lo mejor para él"- Miró a la mujer que suspiró al saber que su sobrino se encontraba bien
"Entonces, antes de poder aceptar o declinar quiero saber algo, ¿Que pasará con mis hijos?"- Pregunto volviendo a su cara seria
"Simplemente vivirán con los mismo lujos, incluso puedes llevarlas a mí mansión, pero el tiempo que pasas en el trabajo ahora lo usarás para servirme"- Comenzó a jugar con la pieza de caballo
"De no aceptar, ¿Me pasará algo?"- Obvio el detalle de que dijo únicamente ellas
"Nada, no soy ése tipo de persona, no me serviría de nada extorsionar a una mujer común"-
"No lo entiendo, ¿Que ganas con ésto?"- Apretó su falda mostrando por primera vez signos de preocupación
"Poder, intel y dominio, poder para aplastar a mis enemigos, intel para controlarlos, dominio para adiestrarlos, la mejor forma de controlar al rebaño es hacerles pensar que son libres cuándo son esclavos, inculcarles una mentalidad esclava, que depender del líder supremo sea su única salvación a sus ojos. Ahora que lo sabes, ¿Que harás?"- Cruzó sus manos
"¿Acaso tengo otra opción? Sin embargo me gustaría recomendarle a mí hija Krista, puedo decirle que ella tiene un potencial mucho mayor al mío"- Sacó de su billetera una pequeña foto y se la extendió
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"Ahora mismo te necesito a ti, pero puedo asegurarte que le daré lo mejor de lo mejor para que su talento no sea desperdiciado, de aquí a una semana verás con tus propios ojos el mundo que te has perdido por años"- Desapareció dejando la pieza de caballero en el escritorio
"Un mundo del que no conozco nada, será divertido..."- Guardó la imagen de su hija y salió de la oficina
Mientras tanto en la mansión Bune se vivía una situación tensa, en el sillón individual de Abbadon, no se encontraba otra persona más que Ophis Ouroboros, el dragón del infinito y la segunda existencia más poderosa. La pequeña niña gótica pedía por la presencia de Abbadon y aunque por casualidad su deseo se cumplió al instante.
