Desconfianza

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- Estoy feliz, feliz, muy feliz, en serio - Asintió con su cabeza muchas veces.

- Y yo lo sé, Lili. Me gusta verte así - Besó su hombro descubierto. 

- Y.... y también soy feliz cuando gritas - Confesó divertida.

- Lisa - Le reprochó. - Qué yo no grito - Hizo un puchero. - Bueno, es que.... tú me desatas, Lili. Me encanta cuando me tocas y como lo haces - Le dijo haciéndola poner nerviosa.

Estaban feliz, no podían estar más felices con la simple compañía de la una a la otra, los días, las semanas pasaban y aún le seguían encantado despertar a su lado y ver su rostro restregarse contra el suyo.

- Te amo - Le dio varios besos en su rostro, y la castaña rió.

- Yo también te amo, pero ah..... - Sin querer se le salió un gemido cuando Lisa se movió. Pues, después de mantener relaciones no le gustaba que saliera dentro de ella, ni a Lisa tampoco.

- Eres muy tibia - Cerró los ojos dejándose llevar por el placer que le causó moverse y volver a entrar en ella. Le encantaba cuando sus paredes apretaban su miembro.

- Ah, Lisa. No digas eso que solo me haces querer volver a empezar desde el principio - Echó su cabeza hacia atrás aferrándose a su escritorio de oficina. - Recuerda que.... que no podemos tardarnos tanto tiempo aquí porque tenemos que pasar por Kylie con mamá, y yo.... yo la verdad ya la extraño. Muchas horas sin ella me hacen extrañarla -

- Por qué a mí no me extrañas de esa manera - Se quejó y se molestó cuando la castaña rió. - Mala -

- También lo hago, yo siempre lo hago contigo, amor mío - Jugó con su nariz rozándola contra la suya viendo su linda sonrisa.

- Solo una vez más ¿si? Por favor - Le pidió Lisa con un puchero que fue borrado con un beso de Jennie.

- Bien - Se mordió el labio juguetona, no le importaba perder su tiempo en la oficina suponiendo "trabajar" cuando claro lo que hacía era entretenerse con Lisa. - Pero, pero.... - La detuvo cuando ésta ya comenzó a tocar sus pechos. Sonrió cuando se quejó. - Quiero decirte algo antes. Hoy saldremos a cenar, Lili. Saldremos en una cita, yo te invitaré -

- Yo te la debería de pedir - Se quedó pensando. - Yo... soy quien debería de ser -

- No, Lili. Yo también puedo, las dos podemos. La verdad es que.... es que te quiero contar algo muy, pero muy importante que me emociona pero a la vez me pone nerviosa - Sin querer sus manos temblaron.

- Oye, tranquila - Lisa besó sus mejillas regordetas, cada vez que lo hacía era imposible no recordar cuando besaba las de su hija. - Puedes decirme lo que sea, si te emociona y te pone nerviosa, debe de.... debe de ser algo bueno ¿no? - La castaña asintió apenada. - Yo te amo -

- Y yo también - Se abrazó a ella recargando su cabeza en su hombro. - Yo también te amo mi Lili, demasiado. No me canso de decírtelo -

- Ojalá nunca te canses de decirlo - Hizo un puchero.

- Y no lo haré, así te lo diré cuando seamos viejitas, muy... pero muy viejitas, es lo único que escucharas todos los días - Le sonrió cuando la vió sonreír, perdiéndose en sus miradas, suspirando al unísono, porque sabían que en sus miradas podían ver lo que la una a la otra desprendía de amor.

La castaña dejó un suave beso en sus labios regordetes y suaves, para después tomarse con fuerza de su cuello al sentir a Lisa cargarla entre sus brazos, hizo una mueca de placer cuando su miembro se adentró más en su interior.

- Nini, no hagas esas caras, me.... me haces desconcentrar y no sé en donde estoy pisando - Caminaba con ella en sus brazos para dejarla en la silla de cuero.

Caímos en la tentación // Jenlisa ¡GP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora