Todos conocemos la historia de Romeo y Julieta de William Shakespeare, una obra completamente original y todos sabemos que es pura ficción pero... ¿Qué pasaría si esa historia empezará a suceder de verdad en otra época?
Bueno así es la vida...
Sus...
El resto del día transcurre con normalidad, realmente la emoción estaba en el aire. Shawn y Luke siempre habían sido unos organizadores de fiesta de primera, y el hecho de que hoy las que se hacen cargo de la fiesta son sus parejas, deja mucho a la expectativa.
Julieta, luego de "superar" la muerte de su primo, llamó a sus padres, ella no tenía problema con quedarse en la escuela el resto del día. Así que entre Amber y yo nos encargamos de mantenerle la cabeza ocupada, sé que ella es fuerte, pero nunca se sabe lo que el luto puede hacerle a alguien. Cuando vuelvo a casa luego de llegar de tomar algo con Julieta y Amber, empiezo a elegir que ponerme a la noche.
Tengo varias opciones, hoy ha sido un día cálido para ser diciembre, y no quiero usar un pantalón o jean hoy. Así que me pongo a debatir entre unos shorts negros o de jean, elijo los negros junto con un crop top blanco sin mangas y con un cuello relativamente alto, que alcanza a cubrirme la clavícula. Encima me pongo una camisa blanca con un estampado de mariposas, para darle algo de color a mi atuendo, aunque sé que a la noche no se va a ver, igualmente me gusta como se ve, entonces lo decido dejar así.
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Agh, suspiro, reviso una vez más como me veo en el espejo y bajo, mi mamá me da algunas sugerencias en caso de emergencia, y me da una hora límite. Como mañana es sábado, me dejará un buen rato allá, así que me dice que llegue entre la 1 y las 2 de la madrugada. Estoy impactade, nunca me deja hasta tan tarde, y usualmente, aunque me diga que llegue a la casa entre las 11 – 12 de la noche, siempre llego como a las 2, si es que no me quedo donde una amiga. Ahora que lo pienso, ha sido el comportamiento rebelde que muestro en frente de mi madre usualmente, y a pesar de ser respetuose, nunca le mostré pasión por seguir lo que me decía y realmente, me sentía algo independiente cada que no le hacía caso y las cosas salían bien, pero cada que algo salía mal por mi terquedad, me enojaba y conmigo misme, en verdad, más que otra cosa, porque, en primer lugar, sabía que no le podía decir, ella solo se iba a enojar y a regañarme por ser así de testarude, y, en segundo lugar, me enojaba porque por más de que lo intentara, a veces ya era un error irreversible.
Esta vez, decido hacerle caso a mi mamá. Llegar a la hora que ella me pide y no ser tan terque y testarude, porque si no lo empiezo a cambiar ya, me va a traer problemas. Asiento, y ella me sonríe, recordándome que la puedo llamar si estoy muy ebrie. En serio, si no lo medito a profundidad, no me daría cuenta de lo increíble que es mi mamá. Cojo un paquete de galletas de sal para comer algo mientras espero a Amber, tan solo en caso de que no me guste algo de lo que pueda comer allá. Vale decir que solo es una precaución, porque le tengo fe a la comida de Soph.
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Amber llega y mientras salgo Julieta me llama:
-Iré un poco más tarde, dile a Amber que no pase por mí.-
-Hoy parece el día en el que nadie me saluda, ¿No?-
-Ajá, la cuestión es, dile.-
Y me colgó. Me meto al auto y le menciono a Amber lo bien que se ve, ella sonríe y me devuelve el halago. Le menciono lo de Julieta, y ella sale en seguida a la casa de Val.
Julieta POV:
Ha sido una tarde dura, saltando de actividad en actividad y manteniendo mi mente ocupada para evitar hundirme en pensamientos deprimentes causados por el luto. Veo a mis padres y a mi familia sufrir por la muerte de mi primo y comprendo su dolor, lo sufriría con ellos de no ser porque sin tener que ver a la muerte como una vieja amiga, la veo como algo natural y debo dejar pasar porque a cualquiera le llega su momento. En verdad, desearía verme afligida por la muerte, pero en realidad es la ausencia. Soy la clase de persona que por más alejada y sola que esté físicamente, le tengo miedo a una realidad donde me abandonen y realmente esté sola. Sin nadie a quién recurrir. La muerte solo me trae el recuerdo de que algún día puedo llegar a estar así de sola, y me estresa, me entristece y me hace sentir impotente.
Porque, no puedo vencer a la muerte y debo dejar ir, manteniendo la frente en alto y esperando que pueda llegar alguien que cubra ese vacío emocional, así sea temporalmente.
Quedarme absorta en mi mente es algo usual, soñando o pensando suelo desconectarme de mi vida real a un sitio que solo yo conozco y usualmente es divertido, pero cuando se torna oscuro, he de distraerme. Por ello es por lo que toda la tarde me entretuve con distintas cosas, para evitar caer en un huevo de oscuridad y miedo. Practiqué ajedrez, leí, escribí, escuché música, y no negaré que me entretuve, pero siempre volvía ese sentimiento, aquel vacío que no me dejaba disfrutar plenamente de lo que hacía. Estuve así hasta que recordé la fiesta, demasiados sucesos habían pasado en tan poco tiempo que la fiesta había empezado a pasar a segundo plano, hablaba inconscientemente de ello y no caí en cuenta de que era hoy. Camine hasta el cuarto de mis padres, la puerta está entreabierta, y ella está meditando, veo su cara inflamada, ella y yo tenemos los mismos rasgos luego de llorar, y solo por el color de nuestros ojos es que nos vemos distintas. Yo tengo mis ojos de un azul griseado, y ella los tiene grises completamente. Ella levanta la cara y veo como se han marcado sus líneas de expresión tras llorar, su cara sonrojada, y un su barbilla que tiembla levemente, de manera que solo podrías darte cuenta de que estuvo llorando si la conoces bien.
-Hija.-
Yo contengo una risa, sé que suena irrespetuoso pero ella nunca me llama hija, lo hace bajo un estado de mucha alegría o de mucho dolor, pero ella me llama de otras maneras cuando está tranquila y no superando un suceso que la ha afectado mucho. La veo ahí, y sé que no es buena idea pedir el permiso, pero mi papá me grita o me regaña por mínimo, si le pido el permiso, así que exhalo bastante aire, dejando preocupaciones de lado y me acerco a ella.
-Mamma.-
Me acerco a ella, sentándome a su lado.
-¿Cómo estás?- Me pregunta y yo chasqueo con la lengua antes de contestar.
-Superando la pérdida a mi propia manera, sé que llorar desahoga pero no me puedo pasar la vida llorando, así que sencillamente lo acepté.-
-Eres muy fuerte pequeña.-
-También lo eres tú, mamá.-
-No, él tan solo era mi sobrino, y ni siquiera por sangre, aun así, mírame, llorando por él.-