Capítulo 13

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Si en algún momento desde que inicié este viaje pensé que todo había sido de lo más rarito que haya vivido en mi vida, esto sin duda se llevó las palmas. Regina, la mujer que vine a buscar, no, a suplicar que regrese conmigo o de perdida me deje vivir a su lado; se encontraba en el salón de la casa del Dragón prácticamente sobre mí y vestida de traje y corbata. ¿Lo repito? Mi Regina llevaba el cabello recogido y con ropa de hombre, con el intenso rojo pintando sus labios. La mujer me contemplaba con cierta fascinación, yo por mi parte no pude menos que...

- "¡Qué coños está pasando aquí!" - Despotriqué al mismo tiempo que intenté incorporarme, fue inútil.

- "Tenemos a una rebelde Arte quien se niega a atender a su cliente"

- "Momento, ¿tú eres el cliente? ¿Por qué estás vestida como un hombre?"

- "Para poseerte sin pudor, claro está"

- "¿Poseerme? Tú no vas a poseerme"

- "Oh sí, dudo mucho que alguien vea raro en que trate de probar el bello y dulce néctar divino que emana de tu..." - Miró muy feo entre mis piernas - "Ser"

- "Protesto" - Traté de levantarme pero Regina puso todo su peso sobre mi cuerpo, eso aunado al hecho de que no tenía las suficientes fuerzas para incorporarme, me dejó en una situación de desventaja.

- "Cumple con tus obligaciones, Emma"

La mirada de Regina era mucho más brillante que la última vez que le vi. Este momento, este ansiado momento para ambas era todo lo que había soñado y ahora que lo tenía, no encuentro razón alguna para arruinarlo. Así que sin perder más tiempo, Regina aproximó nuestros rostros para poder realizar lo que ambas moríamos por concretar, el tan esperado contacto que nuestros labios deseaban desde hace meses. A casi escasos centímetros de conseguir nuestro objetivo, una horrenda carraspera nos sacó de nuestra burbuja de felicidad para traernos de vuelta a la Tierra.

- "Están prohibidos tocamientos inadecuados en el dragón, Regina. No me avergüences más" - La vieja.

- "Madre, creí que estar vestida de esta forma me daba ciertos privilegios"

- "Miss Swan no es sino una de mis muchachas ahora, debes respetar las reglas de la casa o de lo contrario te la quitaré"

- "Yo no soy una de tus muchachas" - Protesté - "Vine por Regina"

- "Pues ya la viste, te recuerdo que aún me debes lo que te comiste"

- "Yo puedo pagar lo que se comió" - Contestó una sonriente Regina.

- "También me debe 5,000 dólares"

- "¡Yo no te debo esa cantidad!" - Exclamé.

- "Baja la voz Señorita Swan, no estás en tu barbárico pueblo sino en un recinto de cultura y belleza"

- "Mamá, Emma no se tiene la culpa de tu gusto por las apuestas"

- "Pero sí se tiene la culpa de ser lo suficientemente estúpida para aguantar las golpizas de mis guardaespaldas"

- "No soy estúpida" - Traté inútilmente de defenderme.

- "¿Quieres sentarte por el amor de Dios? Das mal aspecto" - Sí, seguía tirada en el suelo y con las piernas abiertas.

- "Si pudiera ya lo hubiese hecho"

- "Creo que si Emma se despojara de ese vestido, podríamos hacer algo mucho más productivo"

- "Ese vestido es una reliquia y no, Swan no se desvestirá para tu deleite personal"

- "¿No es el que usaste en el velorio de la abuela?" - Horror.

Ironías del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora