Heridas

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Las semanas siguientes transcurrieron con normalidad, pero Chloe notaba a Lucifer raro. Sabía que algo no iba bien con él. Desde que había vuelto a trabajar a su lado, no había tenido interés romántico en ella, ni siquiera un acercamiento breve entre ellos. Parecía una persona totalmente distinta.

Una tarde, después de terminar la jornada laboral, en vez de ir se al Lux como de costumbre, Lucifer se acercó a hablar con Chloe.

-Oye detective, me preguntaba si querías cenar conmigo esta noche en mi ático. Sé que estas semanas he estado algo distante, pero te lo quiero compensar.

-Está bien – contestó ella sin pensarlo demasiado.

-Muy bien, nos vemos allí esta noche – finalizó él con una amplia sonrisa.

A las 9 las puertas del ascensor del ático se abrieron. Chloe contempló la estancia con una mueca de desaprobación. No había nada romántico como Lucifer solía hacer.

-Oh detective, ya estás aquí – dijo él saliendo de la habitación.

Chloe saludó con la cabeza y se sentó en uno de los sofás, delante de la mesa donde estaban puestos los cubiertos para la cena. Lucifer cogió los platos y los colocó en la mesa para proceder a cenar. Se sentó al lado de ella, en el sofá y comenzaron a cenar en silencio. De vez en cuando el silencio se cortaba con una pequeña charla sobre trabajo. Esto le hizo sospechar mucho más a Chloe.

Al terminar, Lucifer se llevó los cubiertos y recogió la mesa. Después sirvió dos copas de ron y se sentó de nuevo en el sofá, ofreciéndole una de las copas a Chloe.

-Detective quería decirte que sé que me he comportado de manera extraña desde que volví. Soy consciente de ello, pero estar tanto tiempo en el infierno ha cambiado una parte de mi – dijo Lucifer bebiendo un trago de su copa.

-Lo entiendo Lucifer, pero yo no te noté cambiado la última vez que viniste a verme. Sé que fueron unas horas, pero te noté como siempre – contestó ella dejando el vaso en la mesa.

-Lo sé detective, tampoco quería que lo notases, ya que solo podía quedarme un par de horas, pero esta vez es distinto. El recuperar mi antigua vida es difícil para mí, sobre todo después de estos miles de años allí en el infierno.

-Pero es que ni siquiera te has acercado a mí desde que viniste – alegó ella algo molesta – no de manera romántica.

Lucifer bebió de un trago lo que le quedaba en el vaso, lo dejó en la mesa y se tomó unos segundos para coger aire.

-Siento haberme comportado así contigo, sobre todo desde la última vez que nos vimos, pero las cosas han cambiado.

-¿A qué te refieres? – preguntó ella confundida.

-Lo he estado pensando mucho detective y no quiero tener nada serio contigo. Prefiero mi soltería, mis fiestas, mi vida antes de conocerte – dijo él mirándola a los ojos.

-¿Me lo estás diciendo en serio Lucifer? – preguntó Chloe angustiada.

-Por supuesto. No lo he tenido más claro en mi vida.

Chloe se levantó del sofá rápidamente y entre lágrimas se dirigió al ascensor mientras Lucifer la observaba marcharse. No podía creer que después de todo, después de la última vez en su casa, Lucifer le dijera eso. Sus palabras habían sido como una jarra de agua fría. Se sentía utilizada; tonta, ilusa por haberle creído y sobre todo, ahora entendía por qué él nunca le había dicho esas dos palabras que ella tanto esperaba oír de él. Ahora sí que no quería saber nada más de Lucifer, porque hiciese lo que hiciese o dijera, ya no volvería a confiar en él.

Una semana después Chloe parecía estar mejor o por lo menos, eso quería transmitir al resto, pues Ella se preocupaba por Chloe y sabía que algo había pasado. Aunque Chloe no quiso decirle el qué, sabía que tenía que ver con Lucifer porque este ya no había vuelto al trabajo. Se imaginaba que habían vuelto a tener una pelea como la de aquella vez, por eso quiso darle su espacio y estar para ella simplemente, sin hacer preguntas.

Ese día terminaron el caso rápido y Chloe se marchó antes para recoger a Trixie de casa de su madre. Ella que seguía todavía por allí, vio a través de la ventana del laboratorio que Lucifer bajaba las escaleras de la comisaría, por lo que decidió intervenir como buena amiga.

-Oh señorita López ¿Dónde está la detective? – preguntó Lucifer.

-¿Qué haces aquí? – preguntó Ella en tono molesto.

-Buscando a la detective, como te acabo de preguntar – contestó él en tono irónico.

-No creo que ella quiera verte. No sé qué ha pasado entre vosotros, pero se le nota muy disgustada contigo Lucifer.

-Tengo que hablar con ella, todo ha sido un mal entendido. Por favor – dijo Lucifer casi rogando.

-Está bien - cedió Ella – ha salido antes para ir a por Trixie a casa de su madre.

-Gracias señorita López – añadió Lucifer antes de dirigirse a las escaleras para marcharse.

Lucifer llegó a casa de Chloe antes que ella, pues vio que su coche no estaba aparcado en la entrada, así que se dirigió a la puerta para esperarla allí. Chloe no tardó mucho más en llegar con Trixie.

-¿Qué te apetece cenar hoy monito? – preguntó Chloe a su hija mientras se dirigían a la puerta.

-Quiero pizza mami – contestó Trixie antes de echar a correr hacía la puerta - ¡Lucifer!

Trixie abrazó a Lucifer como solía hacer y por una vez, Lucifer le devolvió el abrazo mientras miraba a Chloe. Sabía por la expresión de sus ojos que ella no quería que él estuviera allí. Sin decir nada, Chloe abrió la puerta y le dijo a Trixie que entrara a hacer los deberes.

-Detective tengo que hablar contigo.

-Lucifer no quiero verte – contestó ella en tono cortante mientras se disponía a entrar.

-Chloe por favor – insistió él agarrándola del brazo – no sé que habrá pasado en mi ausencia o lo que ese malnacido te haya dicho, pero tienes que escucharme.

-¿De qué hablas? – preguntó ella soltándose de él.

-Mi hermano gemelo Miguel se ha estado haciendo pasar por mí en mi ausencia y me temo, por tu reacción, que algo te hizo.

-¿Tu hermano gemelo? ¿Me estás mintiendo? – preguntó ella molesta.

-No detective, sabes que jamás te mentiría. Amenadiel fue a verme y comprobó sus sospechas; él que estaba aquí no era yo. Y me contó todo, por lo que tuve que decirle que se quedara custodiando el infierno mientras yo volvía aquí a arreglar el desastre que ha hecho Miguel.

Chloe se quedó unos segundos dubitativa, pero una parte de ella le decía que lo que le estaba diciendo Lucifer era verdad; que este Lucifer que estaba frente a ella sí que era como el que ella recordaba, como el de hace unas semanas cuando se volvieron a ver.

-¿Qué te ha hecho Miguel? – preguntó Lucifer molesto.

-Me hizo creer que ya no querías estar conmigo. Que querías recuperar tu vida de antes de conocerme.

-¡Será cabrón! – profirió Lucifer incluso más molesto que antes – yo jamás te diría eso detective.

Chloe se acercó a Lucifer y lo abrazó. Lucifer le devolvió el abrazo mientras le susurraba al oído.

- Sabes que lo único que deseo es estar contigo.

Chloe lo abrazó con más fuerza y se separó unos centímetros para besar sus labios. Después Lucifer esbozó una sonrisa y acarició el rostro de Chloe.

-Detective ahora tengo que ir me para poner en su sitio a Miguel, pero volveré antes de regresar al infierno. Te lo prometo.

Chloe asintió y le dio un último beso antes de que Lucifer se marchara.

Desde el infierno con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora