Compromiso

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Te amo.

Elsa despertó de ese sueño en donde esa voz le volvía a decir que la amaba, obligándola a llevar una de sus manos a esa frente cubierta de sudor frío, sin molestarse en limpiar las lágrimas que habían salido de sus ojos por ese sueño. Ese en donde solo recordaba sentir unas frías manos tomar sus mejillas, unos suaves, delgados y también fríos labios besándola con dulzura, solo para dejar al final esas dos palabras que una voz gruesa le dijo en un susurro.

Volteó su cabeza para ver a su novio dormido a lado de ella, viendo como ese rubio cabello estaba totalmente despeinado, esa piel rosada se miraba tersa, sus largas pestañas cafés llegaban a rozar sus pómulos de una manera sutil, aquellos ojos azules estaban cerrados al él seguir durmiendo plácidamente a lado de la mujer que amaba, dejando así que ella lo viera dormir. Elsa suspiró al ver a ese hombre que era su novio desde hace casi cuatro años estar acostado a su lado, pensando en todos los momentos que habían pasado juntos.

Cubrió su delgado cuerpo con el edredón, dándole la espalda a ese hombre con el que ya vivía desde hace dos años, dejando que de nuevo un par de lágrimas salieran de sus ojos al volver ese sentimiento de tristeza a su cuerpo, solo recordando esa voz que le decía que la amaba. No le era difícil el callar sus sollozos con una de sus manos al ya estar acostumbrada a llorar cada vez que soñaba con aquel extraño, deseando algún día poder ver la cara de la persona que le decía esas dos palabras que hacían que su corazón se acelerara, solo viendo en sus sueños un rostro borroso como si la neblina invernal lo estuviera cubriendo con el propósito de no hacerla recordar a ese hombre.

Cada vez que soñaba con aquel extraño que le decía que la amaba, el sentimiento de soledad, de tristeza y de abandono llegaba a su cuerpo, siendo ese sueño una clase de pesadilla que le gustaba tener. Aun cuando siempre despertaba llorando de ese sueño, sentía que ese alguien existía en alguna parte del mundo, pensando en más de una ocasión que aquel hombre la estaba esperando en alguna parte del mundo; algo le estaba llamando a buscar a ese hombre, pero ¿cómo? No tenía alguna forma de buscarlo al no conocer tan siquiera su rostro, solo teniendo en su mente el sonido de esa voz que hacía que su corazón se acelera, sin saber Elsa el motivo por el cual lo hacía.

Dejó de pensar en aquel extraño cuando su novio comenzó a moverse en la cama, sintiendo a los segundos el brazo de él envolviendo su cintura, acercándola a su cuerpo en un solo movimiento, dejando que la rubia sintiera la tela de esa camiseta blanca y de ese suave pantalón de pijama gris, dejándola también sentir sus cálidos pies tocar los de ella. La estaba abrazando ese hombre que cada día le demostraba que la amaba, pero aun así no sentía la necesidad de corresponder su abrazo, de girar su cabeza y decirle buenos días antes de dejar un pequeño beso sobre sus labios, era todo lo contrario: quería quitar el brazo de él de su cuerpo e irse a su trabajo lo antes posible, pero no lo hizo.

Cerró sus ojos con fuerza cuando él dejó un beso sobre su cabello en modo de saludo, sin recibir una muestra de afecto por parte de esa chica que desde hace años lo tenía completamente loco de amor. Los azules ojos de ese hombre se abrieron al querer ver el rostro de su amada, mirándola abrir ella también sus ojos y mirar hacia algún punto fijo de la pared, mirándose totalmente absorta en sus pensamientos; siendo eso algo ya monótono para él, sabiendo que Elsa, no voltearía a sonreírle y darle un beso, solo era cuestión de segundos que ella quitara su brazo, se levantara de la cama y se vistiera para ir a su trabajo, siendo otra mañana en donde no lograba que fuera un poco cariñosa con él.

—¿Dormiste bien? —preguntó él en un susurro.

—Sí, bien —respondió ella, quitando el brazo de él de su cuerpo—. Iré a ducharme.

Un sonoro suspiro se escuchó en la habitación al él saber que eso iba a pasar, sintiéndose cansado de intentar que Elsa fuera más demostrativa con el que supuestamente era su novio. Hundió su rostro en la almohada de su novia, inhalando el aroma de su champú y recordando con ello los momentos a su lado, siendo esos recuerdos su motivación de seguir intentando que cambiara un poco. Se levantó de la cama y la arregló al querer darle una sorpresa a Elsa, al ser esta quien siempre arreglaba la cama al despertar; sonriendo al ver en la mesita de noche ese retrato en donde la fotografía era de ellos dos juntos, sonriendo a la cámara al ser su primer año juntos.

DesiderátumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora