A prueba de amor (Tom Holland y tú)

Parte 4

|Tom|

Venía de correr por la vecindario, siempre me levantaba temprano para correr o a veces simplemente iba al gimnasio. Me gustaba mantenerme activo.

Entré a casa y ahí estaba papá con Harry y Sam en el comedor.

—Hola a todos — saludé.

Ellos me saludaron de vuelta haciendo ademanes o moviendo su cabeza.

—Hijo, si ves a David dile que baje, ya iremos a la escuela — me dijo papá.

Yo asentí y subí las escaleras, mientras me iba acercando al segundo más escuchaba unas voces, escuché la voz de ________ y la de David, quiénes hablaban fuertemente.

—Te lo advierto David, aleja esa bola de pelos de mi cama o sino lo haré sopa y se lo daré a Tessa — la escuché decir.

—Tienes que cuidar de él mientras estoy en la escuela y ya te dije que su nombre es Reynaldo. Lo ofendes — reprochó David.

Yo me quedé en la puerta de la habitación por unos minutos, observando esta escena tan graciosa.

—No cuidaré a tu rata, dile a May — dijo ella.

Ninguno de los dos se había percatado de mi presencia aún.

—Mamá debe ir a mirar unos arreglos de la boda. No estará en casa. Así que debes hacerlo tu — Carraspeé mi garganta y ambos voltearon a verme.

—Lamento interrumpir — hablé por fin—Pero papá dice que ya se van a la escuela.

—Aquí tienes — David puso la jaula del hámster en su escritorio — Aquí están sus horarios de comida y debes ponerlo en su bola de plástico un rato o sino se aburrirá — salió de la habitación, luego regresó — Ah, y no le des arándonos o le saldrán gases. Adiós — salió corriendo hacía las escaleras.

Yo lo seguí con mi mirada y luego la miré divertida y ella solo soltó un suspiro de derrota

—Deja de burlarte de mi — reclamó ella mirándome — Siempre estás burlándote.

—Intento no hacerlo, pero no es mi culpa que siempre te pasen situaciones graciosas — me defendí —Además, es un animal muy tierno.

—¿Ah, si? — se acercó a mi — ¿Quieres cuidar tu a la rata? — me dijo muy seductoramente haciendo que relamiera mis labios.

—Lo haría, pero no puedo, lo siento — dije sin apartar la vista sus labios — tendrás rata para ti sola — Ella esbozó una sonrisa y pasó por mi lado.

Luego bajó por las escaleras, yo la seguí con la mirada hasta que desapareció por las escaleras, no sin antes echar un vistazo a su trasero. 

Mordí mi labio inferior y me fui a mi habitación.

|_________|

Después de un tiempo volví a mi habitación, tomé a Reynaldo, y bajé al primer piso con el.

Lo puse en su bola de plástico como dijo David, y lo dejé andar un rato por la casa.

La verdad todo sería muy aburrido si no tuviera que estar pendiente del animal y de que Tessa no creyera que es un juguete o un pedazo de comida. 

Miré el correo y mi email pero no había nada de Princeton aún, varías veces bajaba Tom, algunas sin camisa.

Dios, estaba jodidamente bien, tenía un cuerpo bastante trabajado y tonificado, era una maldita obra de arte.

Sin duda, sería un actor muy deseado. Después de un tiempo volví a poner a Reynaldo en su jaula, antes de que Tessa pensara que era una pelota para jugar.

Me acosté en el sofá y miré mis redes sociales, no sé cuantas horas pasaron, hasta que vi que Tom bajó  por las escaleras con su mochila puesta.

—Oye — puse mi vista en él — Creo que vi a Tessa jugando con una bola de plástico con algo adentro.

—¿Qué? — me senté en el sofá alarmada, luego puse mi vista a la jaula de Reynaldo, ahí estaba en la mesa del comedor, claro, yo ya lo había puesto de nuevo ahí.

Había jugado con mi mente.

Cerré mis ojos y suspiré en alivio. Me giré a Tom y el tenía una sonrisa muy divertida en su rostro

—Qué gracioso — lo miré.

—Si, lo fue — rio.

—¿Saldrás? — pregunté señalando con mi cabeza hacia su mochila.

—Tengo un par de clases — se encogió de hombros, yo sólo asentí con mis labios apretados — Y tu ¿Has sabido algo sobre tu admisión?

—No, aún nada y estoy a punto de volverme loca. Tal vez no me aceptaron y no quieren hacerme sentir mal, así que decidieron ignorarme. O tal vez si me aceptaron y la carta que decía que si lo hicieron se le cayó al cartero de su bolso y ahora un vagabundo la usa como papel higiénico.

Tom soltó una carcajada ante mi comentario, su risa era contagiosa así que yo también reí.

—O tal vez ese vagabundo tomó la carta, suplantó tu identidad y ahora asiste a Princeton como todo un alumno ejemplar — Ambos reímos — No está tan mal.

—Si, eso me hace sentir más tranquila — dije con sarcasmo.

Nos quedamos en silencio unos minutos.

—Bueno, creo que ya tengo que irme — volvió a encogerse de hombros.

—Bien, que te vaya bien — volví a acostarme en el sofá.

El me sonrió y salió de la casa.

Me paré inmediatamente para verlo por la ventana de la sala, se subió al auto de Dominic, en el cual nos había recogido en el aeropuerto. Lo encendió y se fue.

Volví a acostarme en el sofá, no sin antes echarle una vista rápida a Reynaldo. Tonto Tom, me hizo dudar.

Una sonrisa divertida se escapó por mis labios y seguí mirando mi celular.