Miércoles 25 de diciembre de 1991.
Mansión Greengrass.
La mansión Greengrass era una enorme, por no decir gigantesca, construcción sostenida por enormes pilares color verde muy oscuro, parecían construidos en jade decorado con estampados de serpientes de color dorado oscuro, dichos pilares se encontraron en frente de las paredes negras con uniones plateadas, similares a las que Harry vio en el ministerio de magia, pero de un tono más apagado y lúgubre, toda la mansión fue protegida por una gigantesca reja color negro cuyas paredes terminaron en picas peligrosamente afiladas y cuya separación con las paredes estaba llena de plantas exóticas.
Dichas plantas eran muy diversas, la mayoría eran útiles para diversas pociones, si es que el conocimiento de Harry no le jugaba una mala pasada, y todas estaban muy bien cuidadas, aunque el siempre oscuro toque de la mansión también parecía afectarles, pues sus hojas parecían más oscuras de lo normal.
Dicha vista fue la que inundo los ojos de la joven pareja de magos que había aparecido, Harry Potter y Daphne Greengrass.
- Por un momento pensé que estábamos en el castillo de Drácula y no en tu casa Daph, sabes algo me dice que tu familia no es muy fanática de la luz - Fueron las palabras de Harry quien fuera de su siempre político discurso empleaba un tono bromista.
- Lord Greengrass no discrepa mucho en apariencia a Drácula - Fue la también bromista respuesta de Daphne.
Harry rio complacido con que Daphne ahora fuera un poco más auténtica, y en cuanto paro de reír volvió a hablar - bueno Daph, debemos prepararnos para nuestra audiencia, es urgente, tenemos un lord a quien amenazar, digo con quien hablar, por lo mismo debemos estar algo mejor arreglados, ¿no crees? -
Acto seguido la magia proveniente de Harry envolvió a ambos a través de la varita de cuerno de basilisco, y de inmediato sus algo desgastadas túnicas de entrenamiento pasaron a ser una formal para Daphne, y para Harry el mismo que había usado en la sesión del Wizengamot, además el encantamiento también se encargó claro del resto de arreglos para sus personas.
-buen truco, ¿me lo enseñas?, no sabes cuánto tiempo me ahorraría algo así solo en cepillar mi cabello - Harry rio entre dientes ligeramente antes de decir. - Por supuesto, pero otro día será, por ahora debemos dar una buena primera impresión, si sabes a lo que me refiero - Dijo con algo de maldad en su tono Harry.
La mirada de Daphne se volvió ligeramente confusa, pero antes de preguntar Harry extendió su mano diciendo. - Digamos que quiero probar un truco nuevo -
Daphne asintió curiosa antes de tomar su mano y de inmediato ambos desaparecieron.
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Lord Greengrass caminaba con tranquilidad en dirección a su sala, él debía estar tranquilo, eso fue necesario para cualquier negociación, más para una tan importante para su casa, era una oportunidad única, más porque su negociante era un niño inexperto, talentoso y con un futuro brillante sin duda, pero aún era joven e inexperto, alguien del que él que podría sacar provecho, un matrimonio, algo tan simple pero eficaz para su propósito, él siempre esperó conseguir un buen marido para su hija, uno influyente y poderoso, pero para él ahora no cabía duda de que se había ganado la lotería.
Alexander se sentó en uno de los sillones y coloco cuatro tazas en la mesa de centro, su esposa Jade Greengrass, antes Jade Parkinson, hermana menor de Emory Parkinson otro Ex mortifago y padre de Pansy Parkinson.
Alexander observó como su esposa se sentaba a un lado suyo, la actual Lady Greengrass vestía un lujoso vestido verde que complementaba a la belleza de cabello rubio y ojos color miel, cuyos rasgos aristocráticos parecían haber sido heredados a su hija, aunque en realidad su cabello fue curioso para una Parkinson, quizá heredado de algún pariente lejano.
Por su parte Lord Greengrass vestía con un abrigo negro largo sobre un chaleco gris que a pesar de ser elegante y con varios detalles decorativos en plateado, también era muy resistente al estar confeccionado en la mejor cuidada piel de dragón, mismo material que recubría el interior de su abrigo, finalmente su pantalón igualmente era color negro y sus zapatos para sorpresa de nadie también lo eran, toda su vestimenta era un eco del pasado, de su pasado como un fiel servidor del señor oscuro, solo faltaba su máscara de calavera plateada y capucha para terminar de reflejar la apariencia que Lord Greengrass tuvo en aquellos días.
Al su máscara estar ausente se podía apreciar las facciones del jefe de la casa Greengrass, su cabello castaño oscuro fue heredado a su hija menor Astoria, y su piel pálida casi recordaba a cualquier vampiro, razón de algunas burlas por parte de Lucius, en general sus rasgos igual eran de porte frio y elegante, aunque en palabras de Lucius, eran los rasgos de un político hijo de puta, palabras contestadas con un insulto a su supuestamente teñido cabello... los dos eran amigos.... los mejores amigos... las esposas de ambos no entendían como ni porque... pero lo eran.... cuando no se estaban tratando de matar claro está.
Ejem, dejando eso de lado.
Lord Greengrass ahora solo esperaba a que llegaran sus invitados, en cuanto el timbre sonara su amada esposa recibiría a su invitado y a su primogénita para empezar con las negociaciones, ese día esperaba que todo saliera bien, por si acaso su varita estaba en su funda lista para ser utilizada, si el chico demostraba ser un inconvenientemente buen negociador, la maldición imperius siempre podría ser persuasiva para conseguir un buen trato, en caso más extremos si el niño supiera evitar la imperius, la cruciatus haría el trabajo, o el maleficio asesino borraría cualquier cabo suelto de ser necesario.
Alexander se permitió relajarse un poco, nada podía salir mal.... palabras poco sabias de la mente de un ignorante.
Ese tipo realmente no conocía la ley de Murphy.
Lord Greengrass suspiro para relajarse antes de escuchar.
- Buenas tardes Lord Greengrass - Alexander al escuchar dicha voz inmediatamente volteó su cabeza en dirección a la misma, tan rápido que casi sintió que su cuello tronaba.
Al voltear notó como su hija estaba sentada en el sillón frente suyo tomada de la mano de la persona que había hablado.
Harry James Potter.
El chico habló con voz solemne, como si no hubiera hecho nada impresionante, pero Lord Greengrass lo sabía mejor, el chico se había aparecido junto con su hija burlando las barreras de la mansión, al darse cuenta de ese hecho _Lord Greengrass solo pensó para sus adentros.
"Lucius no estaba exagerando, ese chico puede ser muy peligroso"
El chico pareció notar el nerviosismo de Alexander incluso a través de su fría mascara de político, sin embargo, Harry se limitó a sonreír antes de sacar a Lord Greengrass de su ensoñación con sus siguientes palabras.
- Sabes yo ya te saludé, creo que por mera cortesía deberías devolver el saludo - Fueron las palabras de Harry que de inmediato hicieron reaccionar al jefe de la casa Greengrass y a su esposa, que para diversión de los dos chicos habían tenido una reacción similar.
- Ejem mil disculpas Heredero Potter, simplemente me vi sorprendido por el hecho de que un menor de edad como tú pudiera aparecerse aquí, más tomando en cuenta que lograste burlar las defensas de mi mansión, lo felicitó por tal demostración de habilidad -
Las palabras de Lord Greengrass fueron puestas como un alago para su negociador, siempre fue optimo iniciar del lado bueno de la otra persona al iniciar cualquier conversación de esa índole, sin embargo, nada pudo preparar a los dos adultos para las siguientes palabras de Harry.