24 [EDITADO]

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Anudo los cordones de mis botas negras justo cuando unos golpes me llaman la atención. Camino hacia la puerta y al abrirla un Bruno con aspecto deportivo es lo primero que se ve.

—¿Estás lista para tu primer entrenamiento? —su tono frío de siempre sale a luz.

—Nací lista —es lo único que digo.

—Eso ya lo veremos —murmura—. Andando —mueve su mano.

Comienza a caminar con dirección a la planta baja y yo le voy siguiendo a paso normal. En la planta baja al primero que veo es a Anton, me da un asentimiento de cabeza y Bruno sale en un segundo hacia afuera de la casa.

—Ese conjunto te sienta bien, nena —susurra Anton en cuanto paso por su lado.

Lo observo y le dedico una guiñada. Salgo de la casa al encuentro de Bruno mientras siento unos pasos detrás de mí, observo con disimulo y me encuentro con Anton viendo mi culo con descaro.

—¿Se te perdió algo, Anton? —la voz de Bruno llega a mis oídos y Anton se coloca firme.

—Para nada, señor —está completamente serio.

Contengo una risa y me coloco a un lado de Bruno, éste me observa sin decir nada.

—¿Y tú qué? —alzo una ceja.

—¿Yo que de qué? —cuestiona como si no entendiese.

—¿Qué tanto me ves? —coloco mi codo sobre la puerta del coche, la cual estaba abierta.

—Luego hablamos —desvía su mirada—. Ahora sube al coche —habla tan distante como de costumbre.

Me subo al coche resoplando y luego él se sienta a mi lado.

‖ … ‖

Llegamos a un gimnasio pero no hay nadie, está completamente vacío.

—¿Por qué no hay nadie en este lugar? —cuestiono observándolo.

—Es mi gimnasio —habla con total tranquilidad—. Aquí entrenan todos mis hombres, al igual que lo hago yo y ahora tú —dice lo último sin mucho ánimo.

—Así que tienes más que un club y empresas —le analizo.

—Tengo todo lo que pidas, dea —se coloca unos guantes de boxeo.

—Eso si que lo dudo —ruedo los ojos.

Veo un saco de boxeo. Giro mi cuello mientras estiro mis extremidades; me alejo un poco del saco y le doy una fuerte patada con mi pierna derecha, dos segundos después con la izquierda y por último doy un fuerte empujón al saco con mi pie derecho. Bruno sostiene el saco y me observa con una sonrisa ladeada.

—Eso fue mejor de lo que esperaba —murmura—. Pero puede ser aún mejor —se coloca frente a mí—. Ahora —extiende sus brazos a ambos lados de su cuerpo—, golpéame a mí.

Ruedo los ojos. Voy a darle una patada con mi pierna izquierdo pero es más rápido, la esquiva y luego, antes de que vuelva a pisar el suelo, la toma logrando que caiga de espaldas.

ATRACCIÓN © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora