Dirty boy/Pretty boy - Drarry

Yedi

El rubio se encontraba a solo unos centímetros de su rostro. Debía admitir que se sentía intimidado en ese momento al tener a tal Dios griego frente a sus ojos mirándolo con esos ojos grises tan fríos.

Draco sentía ira en ese momento, no podía ni imaginar que hubiese pasado si Hermione no le hubiese avisado que el azabache iría a casa de Cedric a "ver una película". Ya se conocía ese truco. Primero te decía cosas lindas, luego te invitaba a su casa a hacer cualquier cosa y cuando estuvieras desprevenido se te lanza encima y hace lo que quiera contigo mientras despierta de a poco un sentimiento de amor y luego... te olvida.

Harry era muy ingenuo e inocente, como él hace unos años, pero ahora que sabía lo que pasaría no dejaría al azabache a merced de ese idiota, lo protegería como él hubiese querido que lo protegieran.

—¿Por qué haces esto? —preguntó el de lentes en un susurro.

¿Por qué hacía esto? Ni siquiera él lo sabía, como había dicho antes solo fue un impulso, se vio a si mismo cuando se fijó en Harry por primera vez, callado, tranquilo, tímido e inocente.

Él sabía que el castaño no tramaba nada bueno, y no tenía ni idea de cómo cuidar del azabache, apenas podía cuidarse el mismo y por ello dudo por un segundo si lo que hacía estaba bien. ¿Por qué se preocupaba por él? Ese chico no tenía nada que ver con él, tampoco es como si le debiera algo...entones ¿por qué?

Se escucharon unos pasos que venían en su dirección, sabía que se trataba de Cedric. Harry volteo con la intensión de llamar la atención del pelinegro con el fin de explicarle todo.

Pero Draco no se lo iba a permitir.

Atrapo las mejillas del más bajo entre sus manos y unió sus labios en un beso. Harry tenía sus manos sobre las del azabache, apretaba y tiraba sus manos para que lo soltara, pero este no lo dejo. Llevo una de sus manos a su nuca mientras que la otra rodeaba su cintura para apegarlo más a su cuerpo.

Sus labios sabían a la gloria misma, sintió por un momento que podía tocar el cielo. Los labios del más bajo eran medianamente gruesos y esponjosos que le provocaba morderlos hasta que saliera su sangre, también poseían un ligero sabor a chocolate. Su dulce favorito.

Harry peleo, para que lo soltase, pero este no lo dejaba, cuando intento gritar este aprovecho para meter su lengua y explorar toda la cavidad del mayor sin su permiso. Harry tenía sus ojos llorosos y solo quería irse y huir a cualquier lado.

En su último intento por soltarse, se separó del menor con los ojos llenos de lágrimas y su mano cubriendo su boca. Miro a todos lados buscando a Cedric, pero no lo encontró, se había ido. De seguro pensaba que era una puta.

—¿Harry?

—¡Idiota, te odio! — gritó el azabache a todo pulmón mientras salía corriendo con lágrimas en los ojos.

No sabía en donde se encontraba, salió corriendo sin siquiera mirar hacia donde iba, tenía hambre y ya eran más de las nueve de la noche.

Trato de buscar el camino a casa, pero todo se le hacía desconocido.