CAPITULO LXX

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—No pensé que me los toparía en medio del pasillo ¿Por qué no entraron por la puerta del frente?

Luego de llegar a la Casa Real, Taehyung no tuvo la menor intención de entrar por la entrada principal del lugar. La prensa y un gran número de reporteros esperando tras las rejas fue el factor para tomar otro atajo y optar por ingresar por las puertas del ala oeste, y para mayor cercanía a sus aposentos la idea de infiltrarse por los pasadizos secretos fue la mejor opción que pudieron elegir.

Claro, sin imaginar que iban a toparse con Namjoon y Seokjin en medio de los pasillos del mismo palacio.

Seokjin toma siento al borde de la enorme cama de su hijo y estira su cuerpo para ayudar a Jungkook a acomodarse en la misma y cubrirlo con uno de esos gruesos y esponjados cobertores comprados por él mismo.

A pesar que Jungkook es todo un adulto y Taehyung también, no va a negar que siempre los va a cuidar como si fueran unos niños. Porque oh, obviamente por ser menores que él, el cariño paternal siempre estará latente, sin importar que ahora se convertirán en padres.

Quizás sea por su lobo y su instinto omega que le obliga no poder dejar de cuidarlos como unos cachorros.

—¿Tienes frío, Jungkookie? ¿Quieres otro cobertor?— Seokjin le pregunta con una bonita sonrisa, lo que hace que Jungkook se sienta fenomenalmente tranquilo y en paz, con sus ojos cansados amenazándolo con querer caer en los brazos de Morfeo.

—Estoy bien...— susurra, su voz decayendo cuando los párpados los siente pesados, alarmando un poquito al mayor por lo que este lo sacude levemente sin recibir respuesta a cambio.

—¿Por qué se durmió de repente? Taehyung ¿No lo dejaste dormir?

El alfa sale del clóset luego de acomodar unas cosas, y mira a su progenitor en la cama junto a su omega quien duerme con los labios semiabiertos y roncando poquito.

Obviamente la situación tiene agotado por completo a Jungkook, y aún más por su estado al sufrir un cuadro de anemia.

El agotamiento se apodera completamente de él.

—Es por su estado, hay que dejarlo descansar. Ya es de noche— dice comprensible, sus ojos fijos en su omega.

Seokjin se levanta de la cama y se acerca a él, provocando que tragara saliva al sentir la penetrante mirada de su progenitor. Y vaya, Kim Taehyung no es tonto para saber que Kim Seokjin quiere decirle algo, la actitud ajena es demasiado delatadora para alguien que conoce plenamente sus movimientos y gestos.

—Tae— Seokjin murmura posando su mano en la mejilla de su hijo, fijándose en la mirada cansada de este al dejarse ceder a su tacto, sintiendo como un sentimiento nostálgico invade su mente ante el recuerdo de haber vivido esto antes, de haber visto esa misma mirada en alguien, porque oh, sabe perfectamente a quien más vio en ese mismo estado, con esa misma mirada llena de preocupación y cansancio. Y ante ello Seokjin suspira inconcientemente cuando su único hijo lleva una mano a la suya y acaricia en un sueve toque lleno de calidez—. Veo... veo en tus ojos la misma imagen de Namjoon cuando estabas en camino. Eran innumerables las noches que lo encontraba en vela tras toda la situación de la guerra, y aún más cuando su mayor preocupación éramos nosotros, tu y yo, Tae. Éramos su mundo entero, todo su tesoro— comenta, sus ojos reflejando el más sincero cariño cuando tiene la mirada ajena fija en él—. Y ahora tú estás pasando por lo mismo. Con toda esta situación tan contradictoria para tí y sobre todo para Jungkookie. No es fácil, lo sé perfectamente. Pero todo estará bien, nos tienes a nosotros, al príncipe Suga, a Jimin, a Hoseok... Tienes a muchas personas en las que puedes confiar plenamente. No te agotes, ¿Esta bien? Tu única preocupación será Jungkook hasta que se recupere. ¿De acuerdo?

          

Taehyung suspira, quita la mano del mayor de su mejilla y camina con él hasta unas de las mesitas de bronce de los aposentos, tomando asiento para poder decirle lo siguiente...

—Siento que no estoy haciendo mucho, papá. A veces siento que debería dar más. Me siento un inútil.

—No digas eso— el mayor le niega al ver al menor agachar la cabeza hacia sus manos entrelazadas sobre la mesa—. No eres un inútil, hijo. ¿Qué te hace pensar eso? Has estado buscando todos estos días a Jungkook. Te hemos visto como no dormías y hasta un día te desmayaste porque solo te lo pasabas fumando y bebiendo; cosa que después debo conversar contigo, no me gustó nada esa actitud, tú no eres así— le regaña con un evidente cejo fruncido y Taehyung hace una pequeña mueca—. Pero solo te diré una cosa, si tienes algo que contar... solo hazlo, cuéntame. ¿Acaso no me tienes confianza?

—No, pa ¿Cómo puedes decir eso? Nunca desconfiría de mi propio padre, de la persona que me dio la vida. Solo que... mh... solo...

Seokjin frunce el cejo ante el babulceo contrario, mostrando fastidio y un poco de indignación al pensar en lo que el otro quiere decir.

—¿Por qué no me puedes decir, mh? ¿Es porque soy omega? ¡Si es así juro que ahora mismo quemó toda tu-

—No, no es eso. En ningún momento me refería porque eres omega. Ser omega no es símbolo de debilidad— dice un poco arrepentido cuando la molestia de su progenitor es evidente—. Creo que este asunto debería hablarlo con papá Nam porque él ha estado en mi lugar; bueno, casi en mi lugar, era más joven. No veo de otra que sea él, es el indicado para asesorarme, perdón.

—Mh— el omega bufa quizás disgustado, y Taehyung le toma la mano para acariciarle el dorso con su pulgar, en un gesto apacible—. No me vas a convencer así, Taehyung.

—No trato de convencerte. Solamente quiero que entiendas.

—¿Y qué voy a entender?— reitera—. Quizás pueda ayudarte. Nam ahora está ocupado y hace un tiempo tú y yo no conversamos; no conversamos como padre e hijo. Extraño esto.

Taehyung desvia la mirada hacia la cama dónde Jungkook sigue en la misma posición, acurrucado con dos grandes almohadas a cada lado de su cuerpo y una en la cabeza, tan calientito y agradable bajo el grueso cobertor, cuya imagen siendo demasiado satisfactorio al verlo envuelto en la perfecta comodidad.

—Suga Hyung habló conmigo— confiesa de una, regresando la atención a su progenitor. Seokjin asiente—. Tú... ¿Piensas que debería ser más duro con esta situación?

El omega ladea la cabeza.

—¿Ser más duro? No veo porqué. Estás haciendo lo mejor que puedes. Te he visto cómo has buscado día y noche a Jungkook y has sobrellevado bien algunos asuntos del reino. Eres muy bueno en ese aspecto.

Taehyung suelta un suspiro en jadeo y se recarga en el respaldar de la silla, deslizándose poquito algo hastiado.

—Me refiero al encarcelamiento de esos malditos.

Seokjin enmudece, no sabiendo qué responder para no sonar más duro de lo que sus mente amenaza con decir. Y es que la forma en como Taehyung intenta retener su molestia es el factor para sentirse un poco mal.

Joder...

—¿Quieres ser más duro con eso?

—No es cuestión si quiero ser más duro o no, solo que tal vez no debería ser tan ligero con respecto a ellos.

—Yo no veo lo ligero a esto. Estrangulaste a media guardia de los Choi, ordenaste a Yoongi y a Hoseok sacarle la información como sea sin importar qué, y entre otras cosas. Al contrario a lo que piensas, usaste la violencia cuando tú no eres así.

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