𝐨𝐜𝐡𝐨

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~Nunca te abandonaré. Recuerda nuestra promesa~

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Elaine Einar

El gran bote seguía con su ruta; lento pero rápido a la vez. Ya no sé qué tan lejos estamos de casa, pero el ruido y el terror aún se puede oír hasta aquí. Todo el lugar estaba lleno; niños, adultos y ancianos. Había de todo. Mi cerebro no dejaba de reproducir esa escena; esa misma que me arrebató el último pedazo de mi inocencia infantil. Aún podía oír los gritos desgarradores de aquella mujer. La persona quien siempre confió en mí y me brindó mucho amor como si fuera su propia hija.

Ella siempre nos quiso por igual; a todos. Las tardes en el restaurante donde solía trabajar eran lo máximo. Aprovechaba sus ratos libres para almorzar con nosotros; y mientras nos platicaba de su día, yo solo la contemplaba. Tan hermosa y reluciente con su atuendo para trabajar. Sus labios color carmín resaltaban su preciosa sonrisa. Todo de ella era maravilloso. A pesar de no ser mi mamá de sangre, ya la estoy comenzando a extrañar mucho. Pero lo mío, no se puede comparar con el inmenso dolor que Eren está sintiendo en estos momentos. Ella era su madre de verdad. La mujer que le dio la vida, ya no está en este mundo.

–Mi mamá... –mis ojos se fijan en mi amiga sentada delante de mí. –El día en que mis padres murieron, mi mamá seguía embarazada. –manifiesta con un semblante triste. Mis ojos levemente se abren ante la dicha confesión. Ella nunca me platicó nada acerca de ese trágico día. –Iba a tener un hermanito; un varón. –dice. –Pero aquella tarde, todo el mundo se me vino abajo...tal cual como Eren se siente ahora mismo. –ambas lo divisamos a él, mirando hacia el horizonte mientras sus brazos posan en la barda para una mejor comodidad. Su pecho se contraía. Aún podemos oír sus sollozos. Sigue muy dolido. –A veces me pregunto...que hubiera sido de mí si ellos nunca hubieran muerto. Qué hubiera sido de mi hermanito si hubiera logrado nacer...¿Acaso sufriría este mismo destino como nosotros? –se cuestiona. No me nace decir absolutamente nada.

–Yo sé que tus papás y tu hermanito te cuidan donde quiera que estén, Mikasa. –Armin acaricia la espalda de la oji azabache. –Igual que los míos y la mamá de Eren. –se toma un tiempo para limpiarse las lágrimas. –Yo siempre he creído que existe un lugar bonito donde las almas de nuestros seres queridos se van una vez que dejan este mundo. Se convierten en nuestros ángeles guardianes y nos protegen de todo mal. Pero...es inevitable extrañarlos. –un par de lágrimas nuevas resbalan desde sus ojos.

–Si los ángeles de verdad existen y nos protegen... –mi fría voz expresa, captando la atención de ambos. –¿Por qué no hicieron nada para proteger a los que ya no están aquí?...¿Por qué no hicieron nada para salvar a la señora Carla?...

–Elaine... –el oji azul se percata del sombrío y vacío aire que me rodea.

–¿Por qué mis padres no vinieron a salvarnos?... –las lágrimas salen de mis ojos. Pero no siento tristeza alguna; solo decepción. –¿Es que ya no les importo?...¿Prefieren irse a misiones lejos de las murallas en lugar de proteger a los más necesitados?...¿Los titanes importan más que sus propias hijas?

–Elaine, no digas eso. –Armin se posiciona a mi lado. –Todo debe de tener una explicación.

–¿Y si no la hay?... –lo cuestiono sin voltearlo a ver. –¿Por qué en lugar de ellos fue el señor Erwin quien nos ayudó?

–Pues... –piensa en voz alta. –Quizás porque se encontraba ahí cerca(?)

–No seas ingenuo Arlert. –expreso con una pizca de molestia. –No habían suficientes soldados cuando la desgracia comenzó. De no ser por el comandante y por Hannes...nosotros estaríamos muertos.

𝐓𝐖𝐎 𝐒𝐀𝐏𝐏𝐇𝐈𝐑𝐄𝐒 || 𝐒𝐍𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora