— ¡Ronald Weasley!— gritó Hermione desde la habitación con varios papeles en la mano.
Simplemente no podía creer lo que estaba viendo.
Sintió los pasos de su esposo subiendo las escaleras y luego entrando en donde estaba.
— ¿Ahora qué hice?— trató de bromear pero al ver la cara seria de la castaña se retractó.
— Dime que no amenazaste a nuestra hija con mandarla al Ilvermorny por tu ridícula obsesión con el hijo de Draco.
— ¿Qué?
— No lo niegues, aquí están los borradores— dijo levantando un par de papeles arrugados— te dije que te encargaras de avisarle que tenía esta oportunidad ¡No que lo uses como una amenaza!
— Escucha, no la amenacé, simplemente quise que se lo tomara en serio. No lo decía de verdad— ella lo miró como si no creyera lo que estaba diciendo.
— ¡Esto suena a una amenaza real!, tienes que parar Ron.
— Tú más que nadie sabe mis razones para alejarla de ese chico— su tono cambió, él se estaba enojando.
— ¡No me metas en tus idioteces!
— ¡No son idioteces! ¡Él es el hijo de Malfoy! ¡Él es un Malfoy!— exclamó como si eso explicara todo.
— ¡Pues ahí lo tienes! Es el hi-jo, no es Draco.
— Es lo mismo— Hermione soltó un quejido, le daban ganas de hacerlo reaccionar de alguna forma.
— No vas a mandar a Rose a otro continente por esa razón, no firmaré ningún papel que lo permita.
— ¡No lo iba a hacer! Te dije que...
— ¡¿Y qué es esto?!— gritó mostrando otros papeles y poniéndolos al frente de su cara— no lo ibas a hacer pero ¿aún asi buscas departamentos en Estados Unidos? ¿Crees que soy tonta?— el pelirrojo se quedó sin palabras— ¿qué es lo que sucede contigo Ron? tienes demasiado odio en tu interior.
— ¡Sí, está bien! ¡¿Crees que quiero a nuestra hija lejos?! ¡Claro que no! ¡Pero prefiero eso a que caiga como una adolescente enamorada y más tarde se lleve una decepción!
— Dime algo... ¿Has hablado con Scorpius alguna vez?— él la miró condundido— ¡Contesta!
— ¡No! Pero no necesi...
— Entonces no tienes derecho a hablar como si lo hicieras.
— Hermione, todas las cosas que pasamos, las cosas que tú misma tuviste que sufrir... no quiero a nuestra hija en ese ambiente, solo me preocupo— soltó algo rendido.
— ¿Es eso? ¿Rose te recuerda tanto a mi que verla con Scorpius es como si me vieras a mi siendo amiga de Draco?
— Pues perdóname por odiarlo, él simplemente fue una mierda de persona con nosotros en el colegio, aprovechaba cada maldito momento para llamarte de forma despectiva, su familia siempre odió y criticó a la mía porque pensábamos distinto y no teníamos tanto dinero como ellos. Por no hacer mención honorífica a que apoyaban a un genocida. Discúlpame si no quiero que Rose se meta en ese mundo donde por más que ese tal Scorpius la acepte, toda la familia que tiene detrás la mirará como lo hicieron con cada Weasley que se cruzaron— su dedo fue golpeando ligeramente la mesita de luz que tenía al lado como si marcara el ritmo de las palabras.
— Estas siendo igual que ellos, lo sabes ¿no?. Te juzgaron a tí y a tus hermanos por ser un Weasley... ahora haces lo mismo con Malfoy.
— No lo entiendes...— murmuró frustrado.
— Entiendo perfectamente, por si lo olvidabas, yo también estuve presente. Pero como padre, creo que deberías simplemente advertirle, no tomar decisiones por ella u obligarla, no en esta área— Ron soltó una risa forzada.
— ¿Y lo dices tú? ¿La que le ha prohibido el quidditch durante un año?
— Es distinto.
— No lo es, tú dices que lo haces por su bien, pero también tomas decisiones por ella— la castaña se acercó decidida y peligrosamente a él.
— Le he sacado el quidditch por un año, tú amenazaste con separarle de alguien toda la vida— argumentó mirándole a los ojos en forma de advertencia— escucha lo que vas a hacer, luego de que pasen los TIMO's le explicarás tu error y le pedirás disculpas.
Ron quiso replicar pero muy en el fondo sabía que se había pasado, asi que no dijo absolutamente nada. Hermione caminó hacia la salida pero se detuvo antes.
— Te hará bien perdonar Ronnie, a mi me ha liberado de mucho. Pero eso es algo que tiene que ser personal, no te obligo, pero me preocupo por tí y se que es lo que necesitas— le dijo con la voz más tranquila y lo dejó solo en aquella habitación.
~
Ese sábado iba a ser especial, la mayoría de los Weasley lo sabían. Era el cumpleaños número dieciséis de Scorpius y habían planeado una reunión sorpresa.
Albus había mencionado que nunca había tenido una y entre Hugo y James se encargaron de planear todo. Fred y Lysander se encargaban de la decoración del lugar, Lily y Claire eran las jefas de la ejecución del plan mientras que Rose y Al debían vigilar que el rubio no se enterara.
¿El problema de todo esto? Que hasta que llegue la hora de la sorpresa todos debían fingir que no se habían acordado de su cumpleaños. Por eso es que Rose ni siquiera había bajado a desayunar, no es que fuera mala mintiendo, pero quería evitar a toda costa tener que hacerle creer que se había olvidado.
— Muy bien, el esperado 23 de abril... espero que James o Fred lo arruinen— dijo Claire mientras acomodaba su cama.
— Arruinado o no vamos a comer torta— su amiga soltó una pequeña risa y negó con la cabeza.
— ¿Le regalarás algo?
— Compré una cosa... ¿qué?— preguntó al ver a su amiga poner los ojos en blanco.
— Tal vez una oportunidad contigo sería un buen regalo... o un beso... o...
— ¡Claire!— le tiró una almohada mientras reía ligeramente— tu mente vuela demasiado.
— ¡Discúlpame por querer que mi pareja favorita se haga realidad!— la castaña se ganó otro almohadazo— bueno... hace menos de dos semanas creí verlo algo celoso por haber escuchado que estabas con Daven en la sala de menesteres.
— Ni me lo recuerdes— dijo Rose suspirando pesadamente— pero no quiero hablar de eso, en serio.
— De acuerdo, igual ya tienes que irte— la apuró.
La reunión era a la tarde y para matar el tiempo ella había accedido a ir con Daven a Hogsmeade. Iría a comprar varias cosas que necesitaba mientras charlaba con su amigo.