🍒 Capítulo II

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Se veía bellísimo reflejado en sus ojos.
Definitivamente aquel joven era la definición de peligro y seducción a los ojos de cualquier persona común y corriente.
Pero él no era sólo una persona, era un Alfa hecho y derecho y eso lo hacía aún más susceptible.
Para su felicidad aquel joven que había derramado sobre el su café era un bello y tímido Omega, según lo que sus ojos habían podido captar. Su corazón se estrujó de sobremanera al verlo sonrojarse mientras intentaba secarle el café de su camisa y no se aguantó el hacerlo sentir un poco más avergonzado.

– No necesitas hacerlo – lo tranquilizó el joven enseñándole su sonrisa – de todos modos ya debía de cambiar está camisa por una nueva – agregó levantándose y brindándole su mano para que incorporara del suelo – aunque era mí favorita – añadió para observar la reacción del contrario.

– ¿Era… Era tu favorita? – preguntó luego de incorporarse y con el sonrojo invadiendo nuevamente su rostro y orejas.

– Sí, pero no te preocupes, está bien – contestó con una sonrisa en su rostro – no tienes nada de que preocuparte, lo dejaré olvidado si me dices tú nombre – le aseguró extendiendo su mano hacia el contrario – yo soy Patrick Lindgren.

– Dante Green – respondió tímido mientras aceptaba el saludo del contrario.

Aquel nombre le sentaba perfectamente. Su nombre hacía juego con toda su personalidad, a pesar de no conocerlo del todo. Aquella primera impresión le hacía sentir que aquel Omega era demasiado tierno y conservador, y podía asegurar que era mucho más tímido que el resto de los Omegas que había conocido en su trabajo.

– Gracias por ayudar a limpiar el café – habló luego de unos minutos mientras continuaba sosteniendo la mano del joven – pero será mejor que vaya a cambiarme de ropa – agregó con una sonrisa.

– Oh, si, lo siento – contestó soltando suavemente su mano – nuevamente lo lamento – agregó haciendo una reverencia hacia el contrario.

– ¡Hey amigo! – escuchó a lo lejos dándose la vuelta casi al instante, no sin antes observar aquellos ojos una vez más – te estaba buscando – habló una suave voz acercándose al chico de cabellos negros y piel pálida - ¿Qué te sucedió? – preguntó inmediatamente guiando su mirada hacia su vestimenta manchada de café.

– No fue nada – contestó restándole importancia al asunto guiando su mirada hacia el tercero en aparecer – pero ya que estás aquí Bambi, préstame tu sudadera – pidió extendiendo su mano hacia el tercero, observando como el contrario lo miraba debido al apodo cariñoso.

El joven no dudó ni un segundo y quitándose la sudadera, se la extendió al pálido con una bella sonrisa.

– Fue un placer conocerte – anunció volteandose para observar aquellos ojos una vez más – pero ahora debo retirarme – agregó mientras el recién llegado se acercaba a su lado.

Y así sin decir más ambos jóvenes se fueron tranquilamente para abandonar la cafetería donde se encontraban hacía solo unos momentos atrás.

– Ugh – pronunció Brandon con claro desagrado - ¿Cómo pudiste reaccionar de esa manera, con ese Omega? – preguntó observando nuevamente la camisa de su mayor.

– ¿Por qué no debía reaccionar como lo hice? – preguntó respondiendo lo que su menor había cuestionado – tampoco es tan grave Bambi – aseguró intentando despegar la tela mojada de su cuerpo, observando como el menor lo miraba achicando sus ojos, ya que conocía a su mayor y era consciente que este usaba aquel apodo solo para molestarlo.

– Porque fue muy inapropiado por parte de ese Omega el haberlo empapado con ese líquido – respondió con cierto enojo.

– Estoy seguro que no fue esa su intención – analizó recordando las expresiones del Omega luego de haber tropezado con él.

– Sin importar si fue o no su intención – habló el menor caminando al lado del Alfa - ¿Aunque sea le pagará por haber arruinado su camisa? – preguntó observando el perfil de su mayor.

– No – negó el de cabellos negros haciendo un ligero movimiento con su cabeza – es solo una camisa amigo, no es el fin del mundo – lo tranquilizó adentrando sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

– No es sólo “una camisa” – habló el joven deteniendo su marcha para observar como el pálido lo imitaba – yo te la regalé para tu cumpleaños, luego de recorrer medio Seúl para encontrar el color que tanto te gusta, además de casi perderme en los centros comerciales, no es fácil encontrar aquí ese tipo de camisas, recuerda que no estamos en América – le reprochó abultando sus labios en un tierno puchero.

– ¿Es por eso que estás molesto? – analizó sacando sus manos de sus bolsillos y acercándose lentamente hacía el menor.

– Es solo que me molesta que mí esfuerzo no valga para nada – contestó haciendo notar aún más su puchero y guiando su mirada al suelo en clara señal de estar apenado.

– Bambi – llamó la atención del menor colocando sus manos sobre sus hombros y logrando así que éste lo mirara – no quiero volver a oír de tus labios que tu esfuerzo no vale ¿Comprendes? – lo regañó dulcemente – tus esfuerzos son lo que te vuelven lo tierno que eres y amo eso de ti, porque siempre estás pendiente de mí – agregó sonriendole sinceramente, cosa que no era muy común en el pálido – y jamás, por ningún motivo cambiaría tus regalos por nada, además lo creas o no esta es, y será mí camisa favorita por sobre todas las que tengo en mí departamento y es por eso que llegaré, la lavaré y la volveré a utilizar luego – le aseguró observando como el brillo en los ojos de su menor aparecía lentamente.

– ¿En serio harás eso amigo? – preguntó mientras sus ojos se cristalizaban por las lágrimas que amenazaban con salir.

– Claro que sí, tontito – respondió dejando suaves caricias sobre los cabellos del menor.

Segundos después el menor se acercó al mayor abrazándolo fuertemente, importandole poco si se ensuciaba en el proceso.

– Brandon ten cuidado, tu ropa – le recordó Patrick intentando zafarse del abrazo del joven.

– No te preocupes Paty, es solo una camisa, no es el fin del mundo – imitó la voz del pálido mientras reforzaba su abrazo y utilizando con él, aquel apodo que usaban solamente cuando eran unos niños.

Patrick se sentía a gusto con la compañía de aquel pequeño Omega, ya que desde hacía mucho tiempo atrás ambos jóvenes se interesaron por la música y el arte. Patrick tenía apenas dieciséis años cuando su camino se topó con el de Bambi; como cariñosamente lo llamaban, ya que él decía que su nombre era realmente complicado y feo; a lo cual el Alfa siempre le respondía que Brandon era el nombre más sencillo que había escuchado. El Alfa terminaba con sus estudios universitarios cuando la música comenzó a llamar su atención hasta llevarlo a componer canciones las cuales vendía para poder pagarse sus estudios. Y así lo hizo hasta convertirse en un gran co-productor músical.

Brandon siempre estuvo a su lado en todo momento y era su soporte cuando sentía que ya no podía seguir haciendo lo que amaba.
Su amistad era una muy especial y hermosa, a pesar de todos los pronósticos malos que los demás compañeros de Patrick, le recordaban a cada momento; ya que siempre le decían que una amistad entre un Omega y un Alfa era muy raro y peligroso por el asunto de los celos y todas esas cosas de Alfas y Omegas, cosa que claramente a Patrick no le interesaban cuando se trataba de él y Bambi.

Gracias a aquella amistad, Patrick había logrado cambiar un poco su mal genio con el resto de las personas que los rodeaban.

Hasta que Dante llegó a su vida, aquel día, en aquella cafetería.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2021 ⏰

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🍒 Aroma A Cerezos 🍒 Omegaverse (Vincent X Dante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora