4. Reinicio.

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Dejamos a Chris en el sofá, tumbado.


Mis hermanas ya habían terminado con lo suyo. A veces eran rápidas. Estúpidamente escandalosas, pero rápidas.

A Samael y a Asmodeus les encantan jugar con sus presas, al contrario que Sorath, él prefiere terminar cuanto antes para poder satisfacer su hambre.

De los tres demonios el más precavido siempre ha sido Sorath.

Incluso cuando éramos pequeñas e hicimos ese pacto: alimento por protección.

Gabrielle y el mayordomo, siempre nos traían víctimas. Samael y Asmodeus querían niños, pero el más sensato era Sorath, siempre pedía gente mayor con enfermedades y solas que nadie más se preocuparía por buscarlas. Hasta que fuimos más mayores e íbamos de fiesta. Ahí nadie se contento con personas mayores y enfermizas. Asmodeus pedía más, y Samael era más incontrolable. Por eso nos pasó aquello en la fiesta de Halloween.

Sorath, les dio permiso con condiciones: no traerlos a casa.

Fracasaron.


-Um...

-¿Despertaste?

-Abre los ojos y me mira seriamente.-¿Quién eres?

-Blanca.

-¿Segura?-Frunce el ceño.

-Sí. ¿Asustado?

-Sorprendido, más bien.

-Explícame por qué no te asusta todo esto.

-¿Por qué debería?

-Porque acabas de ver que tengo un demonio dentro, ¿quizás?

-Sí, pero creo que tienes una solución a ello.

Y tenía razón, tenía mil planes para ganar esta batalla junto a mis hermanas. Y poder ser por fin, normales.


Mis hermanas llegaron riendo y cuando nos vieron se quedaron heladas. Esto iba a ser divertido.

-¿Aún no has acabado con él?-Dice Eva mirándome sin dar crédito.

-¿A qué esperas? ¿A que huya?-Dice Marta espantándose.

-Sin poderlo evitar me río a carcajadas, sabiendo que mis hermanas no dan crédito a lo que ven.-Si hubiera querido escapar ya lo habría hecho.-Digo calmándome.-Al parecer, no le damos miedo.-Digo moviendo mi cabeza hacia él.-Trato de averiguar por qué.

-Dios mío.-Dice Eva sin poderlo creer.-Tiene juguete nuevo, arráncale la cabeza y terminemos con esto Blanca.

-No lo puedo creer. ¿Te has encaprichado con él?-Dice Marta sin mirarme.

-No. Simplemente quiero saber.

-Está bien.-Dicen las dos a la vez y se sientan en una esquina.

-Bien, como iba diciendo, ¿por qué crees eso?

-Porque te veo más lista que esos tres bichos que habitan en vosotras. Y veo ese brillo de querer vivir más. ¿Satisfecha?

-No sé, ¿qué ganas tú con esto?

-Primero, que no me matéis.-Dice riéndose.-Segundo, estar contigo. Y por último, ayudarte.

-Suelto una carcajada tan grande que asusto hasta a mis hermanas.-¿Estar conmigo?

-Sí. Me gustas. Mucho.

-¿Aún sabiendo que mientras duermes a mi lado te podría arrancar la cabeza? ¿Qué mi mente está conectada a un demonio el cual puede deshacerse de ti pedazo a pedazo mientras das un pestañeo?-Sonrío de lado.

-Sí. Aún sabiendo que si quieres puedes torturarme, matarme despacio mientras me desangro y que nadie sabría qué habría pasado.

-Y aún así, pretendes quedarte.

-Sí, eso dije.

-¿Sabes que puedes morir hoy mismo?

-Espero que no, la verdad. Prefiero quedarme con vosotras, quiero quedarme aquí un poco más.-Dice sonriendo como si no hubiera dicho nada descabellado.

-Está loco.-Dice Marta levantándose.

-¡Se quiere librar!-Dice Eva chillando.

-Si quisiera librarme... Mientras habláis trataría de escapar, y no quiero eso.-Dice tranquilamente.

-Le miro a los ojos y utilizo a Sorath para que pueda saber que oculta. Pero Sorath no encuentra nada, lo cual es raro.-Está limpio, limpio y como una puta cabra.-Digo riéndome.

-No puede ser. Tiene que haber algo.-Dice Eva levantándose.

-¿Estáis seguros?-Dice Marta mirándome blanca como si me hubiera crecido tres cabezas.

-Sí, está limpio.

-¿Sólo quieres estar con Blanca?-Dice Eva mirándole como si pudiera clavarle cien cuchillos.

-Sí.

-¿Por qué?-Dice Marta sin entenderlo.

-¿Por qué no? Es una chica guapa, lista, fuerte, y no, no me refiero físicamente, sino en general. Es brillante. Cariñosa, he visto como os trata, haría todo por vosotras, incluso sacrificarse.

En eso tenía razón, ya había pensado sacrificarme por ellas. Es curioso, alguien que sólo me conoce de una tarde-noche y ya sabe más de mí que cualquiera.

Mientras que él seguía diciéndole a mis hermanas los motivos por los que le gustaba mi mente iba a mil. Había aprendido, con el tiempo, a separar mi mente de Sorath para que no supiera todo el tiempo en qué pensaba.


-Bien. Pero tendrás que aceptarme con mi demonio.-Digo sonriendo de lado.


FIN


Hola hola!!! Espero que hayáis disfrutado del último capítulo.

A mí me ha dado mucha pena terminarlo, pero ya iba llegando su hora.

Nos vemos en la próxima.

Como siempre os recuerdo votar y comentar, os leo!!!

Besitos de chocolate, Alba!!


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