—Felicidades, sanguijuela —susurró Jack—. Finalmente tendrás la familia que tanto habías querido tener. Ya nunca más te volverás a sentir sola.

Suspiró cansinamente al llegar a su mente todos los momentos que vivió a lado de Elsa, abriendo sus ojos y mirando una vez más el fuego mientras cada recuerdo pasaba por su mente como rápidos flashazos. Sintiendo que solo estuvo poco tiempo a su lado, que no tuvo el suficiente tiempo para demostrarle lo mucho que la amaba, lamentando cada segundo que no estuvo a su lado al negarse aceptar sus sentimientos. Aquella canción tranquila sonaba por toda la casa, viéndose en ese lugar a un hombre que estaba sentando en el piso, estando frente a la chimenea y vistiendo por completo de negro, usando incluso la capucha aun cuando estaba en su hogar.

Aquellos ojos de diferente color contemplaron con tranquilidad como el que alguna vez fue su celular, estaba tragándoselo el fuego lentamente, llevándose con ello el número de John y de Elsa; ese mismo número que trató de llamar repetidas veces pero que siempre estaba apagado por alguna razón. Perdiendo la esperanza de que algún día su rubia le respondiera su llamada y perdiendo la oportunidad de volver a escuchar su voz una vez más, lamentando el no haber logrado despedirse de su amada sanguijuela.

Elsa despidió a sus invitados con una sonrisa, dejando rápidos besos en sus mejillas antes de que salieran por la puerta principal. John quiso decirle algo a su hija, pero se calló aquellas palabras y salió de su hogar, entrando todos en el elevador hablando con emoción de la futura boda, mientras ese castaño le enviaba un mensaje a ese albino: Diciéndole lo mucho que lamentaba lo que había hecho en el pasado y que Elsa, no era feliz a lado de su novio. Sin saber este que ese teléfono ahora estaba siendo devorado por el fuego, sin haber alcanzado a llegar ese mensaje que hubiera logrado cambiar todo.

John y Elsa, limpiaban el desastre que habían hecho sus invitados, terminando unos minutos después, dirigiéndose ahora al baño para poder cepillar sus dientes, regresando a su habitación en donde el rubio, tuvo que salir para darle privacidad a su prometida, volviendo cuando esta le permitió el volver a pasar a esa alcoba que compartían desde hace unos años.

—Me alegra que aceptaras casarte conmigo —dijo John con una sonrisa—. Ya verás que serás muy feliz a mi lado, te lo prometo.

Elsa solo se limitó a sonreír al no querer hablar al respecto. Mirando con su entrecejo fruncido como su novio se acercaba más a ella, dejando un beso sobre sus labios al no poder contener las ganas de besarla en ese momento, correspondiendo con dificultad ese beso que sintió que poco a poco se iba intensificando a un grado al que nunca antes habían llegado. Aún con su entrecejo fruncido, abrió sus ojos cuando él la acostó sobre la cama, solo para después sentir la mano de John sobre su estómago, subiéndola lentamente al querer llegar a uno de los pechos de la mujer que ahora era su prometida.

Los ojos de Elsa se cerraron con fuerza al sentir la lengua de John dentro de su boca, besándola por primera vez de esa manera, sintiéndose incómoda al sentir aquella cálida mano sobre uno de sus pechos, apretándolo con gentileza al querer ser delicado con Elsa. Siendo esa acción la que obligó a la rubia a voltear su rostro y romper con ello ese beso, apresurándose a tomar la muñeca de John y apartar esa mano de su pecho, quitándola de esa parte de su cuerpo al no poder evitar sentirse incómoda de que la tocara de esa manera.

—No, John —susurró Elsa—. Ya te dije que no quiero hacer esto.

—Lo siento —dijo John, quitándose de encima de ella—. Estaba muy emocionado por la boda que me dejé llevar. Yo entiendo que quieras esperar al matrimonio, así que puedo esperar tres meses más a que estés lista para este momento.

—Sí, en tres meses ya estaremos juntos.

Elsa se levantó de la cama solo para tomar el lugar que le correspondía, dándole la espalda a John al no sentirse bien por decir eso, sin estar completamente segura de darle esa primera vez a John. Sabía que al estar casados ya no habría algo que le impidiera estar juntos, pero la sola idea de estar ya con un hombre y tener relaciones sexuales no la hacía sentirse segura de que el primero fuera John, simplemente no quería que él fuera el primer hombre que la tocara.

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