XII. DONDE LOS BUENOS VAN A MORIR

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CAPÍTULO DOCE: DONDE LOS BUENOS VAN A MORIR

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CAPÍTULO DOCE: DONDE LOS BUENOS VAN A MORIR.


      Después de una difícil noche para dormir y muchas amenazas a Fred y George que si no la llevaban de vuelta al departamento iba a renunciar, Nova pasó el día de Navidad en la tienda

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      Después de una difícil noche para dormir y muchas amenazas a Fred y George que si no la llevaban de vuelta al departamento iba a renunciar, Nova pasó el día de Navidad en la tienda. Fred pareció sentir que ella estaba hablando en serio (incluso aunque no tendría hogar donde quedarse, pero no dudaba que ella lidiaría con ese detalle luego) y le dijo a Molly que Nova no se sentía bien y tuvo que llevarla a casa. Justo antes de que desaparecieran, Weasley le envió una mirada que ella no se esforzó por descifrar, y entonces el mundo se volvió un borrón.

      Fred regresó a la Madriguera para el almuerzo navideño, pero Nova estaba contenta con estar sola en la tienda. Barrió, trapeó, y desenpolvó. Los gemelos estarían estáticos cuando volvieran, mayormente porque ellos eran demasiado vagos como para hacerlo ellos mismos. Ella y Verity normalmente se encargaban de la limpieza. Cuando terminó, sin embargo, se percató que solo había desperdiciado dos horas y se lanzó al asiento detrás de la caja registradora con frustración, colocando sus codos sobre la mesada y su barbilla en sus manos.

      No tenía dudas que pasar el día con los Weasleys hubiera sido magnífico. Molly le había dado un poco de té y sopa para llevar con ella, e incluso le tejió un sweater, éste de un hermoso color rosado con una brillante 'N' naranja en el frente. Había estado un poco avergonzada por darle el mismo regalo que el año anterior, pero Molly no sabría lo mucho que significaba para Nova. Por lo que le dio a la matriarca Weasley el abrazo más grande que podía dar y expresó lo mucho que lo amaba.

      Pero no pudo enfrentar a Ron. No después de lo sucedido la noche anterior. Después de todo lo que confesó.

      Él simplemente no se había dado cuenta. Tuvo tiempo para pensar sobre la ruptura. Tuvo tiempo para enamorarse de alguien más. Cuando terminó con ella... ella estaba completamente enamorada. Tuvo que entrenarse para superarlo. No podía imaginarse salir con alguien más como él estaba haciéndolo con Lavender.

      Más tarde ese mismo día, cuando ya había comido algo de la comida que Molly le dio y había hecho un poco del inventario, vio la lechuza de Blaise fuera de la puerta de la tienda. Rápidamente lo dejó entrar, dándole un par de recompensas que Fred y George siempre tenían en el mostrador para darle a las lechuzas. Él se quedó sobre la caja registradora, pacientemente esperando a que Nova le diera su respuesta para llevarle a Blaise.

          


Nova,
Feliz Navidad. Es raro no estar contigo. Es la primer Navidad que no pasamos juntos. Me estoy quedando con Blaise y su familia. Los Malfoy ya no pueden recibirme. Hay... cosas que Draco y yo debemos hacer. Hablando de Draco, estoy preocupado. No está actuando como él. Blaise dice hola, y te manda su amor. 

            – T.


      Theo había dejado de firmar con su nombre completo en el par de cartas que había tenido tiempo para enviar. Era más sencillo, decía él, para que ella negara que fueran de él en caso que fueran interceptadas. Le instruyó que quemara cada carta que recibía, pero ella lo hacía con una sensación de entumecimiento en su interior. Debería guardar sus cartas, sostenerlas cercas. Pasó sus dedos por sobre las palabras, siguiendo el trazo del nombre de Draco con un pesado suspiro escapando de sus labios.

      Draco. ¿Qué iba a hacer con él? ¿Cómo podía convencerlo que ésta no era la forma correcta? Que había sido llevado por el mal camino, justo como Theo.

      ¿Pero siquiera podía decirle que no al Señor Oscuro?

      La lechuza de Blaise pestañeó expectante —. Está bien—, le dijo suavemente, acariciando sus plumas —. Puedes volver. Puedo tomar prestada una lechuza en caso que responda.

      Pareció entenderla, ya que ululó suavemente y voló hacia la puerta, aterrizando sobre la escalera y esperando a que ella le abriera la puerta para salir a la tarde soleada. Ella lo observó por un par de momentos. Había menos gente en Diagon Alley que lo que solía haber, pero la cantidad solo había aminorado y aminorado. Posters del Ministerio de Magia cubrían casi todas las ventanas que no estaban entabladas, y las personas avanzaban rápidamente por las calles porque no querían permanecer mucho tiempo allí. Diagon Alley lucía sombrío, algo que nunca creyó que podría pasar.

      Una madre tomó a sus hijos de las manos, sosteniéndolos con fuerza al llevarlos al Zoológico Mágico. En un día normal, Nova asumió que la madre llevaría a la heladería de Fortescue, pero ya hacía mucho que estaba cerrada y entablada. Había un hombre con una gorra, erguido mientras se dirigía la oficina del Profeta. Y entonces había un adolescente de pelo muy claro, mirando las tiendas antes de abrir la puerta de Libros Obscurus.

      Nova se sorprendió cuando se percató que era el chico sobre el que había estado pensando.

      Sin pensarlo, cerró la tienda y se apuró para ir tras Draco, sin importarle que la gente en la calle la miraron como si estuviera loca. Dejó que sus pies la llevaran hasta la biblioteca, pasando a través de las tiendas cerradas. Obscurus era una de las que seguía abierta, pero incluso así, habían cambiado sus horas de apertura y solo abrían ciertos días. Un horario que Draco había memorizado.

      Ella llegó a la tienda con la gracia de un hipógrifo. Pero captó la atención de Draco.

      — ¿Nova?—, preguntó, sin poder creerlo —. ¿Qué haces aquí?

      Ella enganchó su pulgar en su espalda —. Estaba en la tienda. Te vi.

      Su rostro se oscureció —. Ah. Veo que sigues tomando en serio ese trabajo rídiculo de guardaespaldas, entonces.

      Nova le disparó una mirada —. Quería asegurarme que estás bien. La última vez que hablamos no quedamos en muy buenos términos que digamos.

      —Sí, ¡porque te estás metiendo en asuntos que no deberías!—, regañó, enojado. Ajustó su corbato, como si lo estuviera ahorcando.

²CONTROL: ron weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora