11- No Estoy Jugando

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Día 11: Golpe

-¡No vas a ir a ningún lado, Cas! ¡Vuelve aquí ahora mismo!-Dean le gritó al ángel. Estaba loco, y esa era una mala descripción de su humor.

Castiel acababa de confesar que había hecho un trato con el Vacío y, sin explicación alguna, se había escapado de la cocina.

Sam trató de llamar a su hermano para que no se enojara, pero fue en vano.

Dean siguió al ángel como un rayo a través de la sala de guerra y la biblioteca, siempre gritando su nombre.

Cas estaba tan harto de él. Todas esas peleas que tuvieron por Jack ... y ahora Jack estaba muerto. Y no podía olvidar tan fácilmente las hirientes palabras que le había gritado el cazador. Y ahora sentía tanta tristeza por Jack… no estaba disponible para una nueva pelea.

Pero Dean tenía una idea diferente.

Cas entró en su habitación, y cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Dean lo detuvo.

Castiel puso los ojos en blanco con cansancio.

Dean entró y cerró la puerta detrás de él. Lo estaba mirando con enojo.

Cas resopló:

-No quiero hablar de esto, Dean ... no estoy de humor- explicó el ángel.

-Bueno, ponte de buen humor, porque vamos a hablar- dijo el cazador.
Castiel apretó los labios y se acercó a él con autoridad, una autoridad que Dean había olvidado… recordó los primeros encuentros con Castiel. Esto lo hizo excitarse un poco.

-Jack acaba de morir ... Estoy de duelo, no quiero hablar de algo de lo que no me arrepiento. ¿Entendido?

Dean se quedó allí, mirándolo angustiado. No pudo evitar la urgente necesidad de contemplar los labios del ángel. De hecho, hizo eso.

Y eso fue lo que prendió fuego a Castiel.

El ángel dio un gran golpe con el puño contra la pared, a centímetros de la cabeza de Dean.

Dean estaba petrificado. Sus ojos se abrieron de par en par y quedó cautivado por la intensa y enojada mirada de Castiel.

-No juegues más conmigo, Dean. Se acabó- tronó Cas.

Dean tragó. Nunca había querido...

-Lo siento Cas ... yo ...- murmuró el cazador, y se aclaró la garganta.

El ángel lo miró una vez más y se alejó unos pasos de él.

-Solo estoy preocupado- finalizó Dean.

Cas estaba ahora de espaldas:

-Estoy cansado de que muestres tu preocupación a través de tu irritabilidad-  dijo el ángel: -Lo hice por Jack. Él es mi hijo. Prometí protegerlo ... y ahora ... y ahora él está ...

Dean Podía ver el cuerpo tembloroso de Castiel, y ésto le hacía
doler el corazón. Dean se acercó a él, lentamente.

Castiel se dio la vuelta, estaba llorando, llorando por primera vez. No esperaba que Dean estuviera tan cerca. Levantó los ojos para encontrarse con esos verdes, Dean había derramado lágrimas también y había dolor en su rostro.

Le dolía tanto ver al amor de su vida sufrir así.

Dean no pensó mucho en eso, secó la única lágrima de Castiel, acariciando cuidadosamente la mejilla del ángel, y luego, su pulgar bajó a los labios tentadores de Cas.

Dean los miró por una exquisita eternidad, luego fijó sus ojos en los del ángel.

-No estoy jugando, Cas- susurró el cazador, acercándose lentamente a la boca del ángel, llenándola de un suave y tierno beso.

Castiel sintió que parte de su tristeza se curaba con ese beso, y respondió, pero con más pasión.

-Encontraremos una salida de ese trato, como siempre hacemos, mientras tanto, déjame besarte, Cas- dijo el cazador en voz baja, besando esos labios adictivos de nuevo.
Y Cas lo dejó.

Destiel One Shot Collection (Vol. II) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora