Año 2011

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Habían pasado seis meses desde la mudanza de Agustín hacia Rosario pero Valen todavía no podía superar la falta de su mejor amigo. Habían sido meses muy extraños; las vacaciones eran más solitarias de lo normal y la falta de relación con más gente se hacía notar especialmente en su cumpleaños, día en el cual la niña estaba triste gran parte del día.

En el mes el cumpleaños de Agus, febrero, Valen escribió una carta en la cual ella hablaba de cómo habían sido sus vacaciones: cuánto lo extrañaba, que al fin su familia se había comprado un auto moderno y hermoso; y que pensaba que había visto a un duende que se transportaba de un lado al otro colgando de los brazos de un hada, cosas "normales" de ver.

Ese día, sus padres tenían que ir a visitar a la prima de Claudia para ayudarla con unos exámenes médicos, así que, aprovechando la salida de casa, Valentina le pidió a su mamá que la dejara ir con ella hasta un buzón rojo que quedaba en la esquina de su casa. A eso de las 15:40 de la tarde salieron de su hogar, se aproximaron al buzón y Valentina cerró fuerte sus ojos con la carta en frente de su cara y le dijo al sobre: -Ok cartita, andá a Rosario y volvé rápido con la respuesta de Agus, ¿Entendiste?- Una vez dicho eso, la pequeña metió la carta en el contenedor de metal, miró a su madre que estaba sonriendo al borde de la risa y le agarró la mano nuevamente para subir a su departamento nuevamente y su mamá se fuera con calma al lugar al que necesitaba asistir.

Valen estuvo por dos semanas preguntando si su amigo le había respondido, pero, como era de esperar, eso no había pasado. Paralelamente a esas semanas, una chica llamada Mina se había empezado a acercar, llegando a amigarse mucho con ella. La chica era inteligente y metódica en general pero, también, tenía una faceta muy creativa y divertida: era el tipo de persona que no salía hasta tener toda la tarea completada.

En las semanas siguientes, ella comenzó a juntarse con Valen con bastante frecuencia, pero nunca llegando a la cantidad de veces que se encontraban los otros dos niñitos. Su nueva amiga vivía a tan solo una cuadra y media, lo cual era demasiado lejos para lo que ella estaba acostumbrada.

Con el paso del tiempo, Valen empezaba a sentirse confundida de porqué la carta no llegaba. Su madre nunca le había vuelto a pasar con su amigo debido a que Claudia no sabía cuál era el número de teléfono de su amiga; tampoco podían ir hasta allí porque quedaba muy lejos y era demasiado caro, por lo que la pequeña empezaba a frustrase por todo lo que estaba pasando.

Tras darse cuanta de eso, su madre llamó a Valen para charlar sobre la situación de Agustín: existía la posibilidad de que este respondiera dentro de unos meses, cosa que la ella entendió pero no le gusto demasiado; confiaba en que iba a llegar antes de lo que su mamá le explicaba, estaba segura de que le iba a responder con brevedad así que, aunque un poco decepcionada, estaba esperanzada de que la respuesta a su carta llegaría tarde o temprano.

En paralelo, las notas de la nena no bajaron en esa época pero se empezaba a notar un desinterés en la escuela y hasta en algunos juegos que siempre le agradaron. Los días en los se la notaba más triste, se estaba enfrente del pequeño buzón que tenía en su puerta por afuera a ver si al fin llegaba el cartero de una vez por todas con la carta de su mejor amigo.

Valentina comenzó a conocer a una gran cantidad de gente, en su mayoría compañeros suyos con los que no se había hablado anteriormente debido a lo pequeño que era su círculo de amistades hasta agosto del año anterior; con la única persona que se hablaba era con Agustín y ocasionalmente con una amiga de él llamada Tamara, con la que no tenía una muy buena relación.

El problema que tenía con la chica era que la niña le tenía celos. Tami -como le decían sus amigos más cercanos- estaba enamorada también del chico, pero este no le prestaba demasiada atención, solo se interesaba en jugar con Valen, cosa que no era una razón de burla hacia ella. Con la partida de Agustín, la popularidad de la pequeña despegó pero en realidad el interés por la fama no le había llegado nunca, ella tan solo quería a alguien con quien poder hablar, jugar, correr y gritar como siempre lo había hecho.

Para el noveno y luego el décimo mes del año, Tamara ya era una de las niñas más famosas de su escuela, mucha gente se acercaba a ella diariamente para conocer a "la pulga de 6to grado" -como la conocían las personas de 7to por la altura que poseía, la cual con suerte llegaba al metro cuarenta y seis, mientras  varias de sus amigas ya estaban por 1.50 y los varones de su curso aun más-.

Llegado el mes de diciembre, a Valen la soledad le empezó a pegar mucho más que antes. Todos los años se iban de vacaciones junto con Agus al partido de la costa, cada vez a distintas ciudades y esta no fue la excepción. Lo único malo era que, esta vez, no había nadie con ella. Ya en Santa Teresita, visitaron muchos de los lugares más turísticos de la ciudad y busco muchos chicos del hotel para jugar pero, tras no encontrar a nadie, se resignó a pasar un fin de año muy solitario sin sus amigos y sin pequeño su amor.

Es cosa de esperarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora