22 - Carretera

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Nos vamos de viaje.

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-Amelia por Dios, que te estoy esperando hace media hora amor. Vamos a llegar mañana en la casa de mis padres. -Lusita estaba parada con la espalda apoyada en su coche, blanco, recién lavado.

-Aay cariño perdona, pero es que me entraron los nervios de repente y me he puesto mal del estómago. – Amelia bajaba las escaleras de la entrada del edificio viejo en que vivía en el campus. Estaba 30 minutos retrasada, por ellso aún no había aplicado el labial y estaba guardando el cargador del móvil en la mochila.

Estaban juntas, oficialmente juntas, hacía ya seis meses. Ahora Luisita iniciaba un viaje en coche hasta la casa de sus padres, para pasar juntos las navidades y les presentar a Amelia.

-No hay necesidad de ponerte nerviosa mi amor. – Luisita le tomo una mano y le besó el dorso. – Te van a amar.

-Ya. – Amelia no parecía muy convencida, estaba tan nerviosa que el estómago le golpeaba de dentro para fuera.

A lo largo de dos horas, la carretera estaba lenta con el atasco navideño y Amelia iba añadiendo canciones en la playlist de Luisita, quien aprovechaba la parada para observar su chica. Los rizos cayendo al lado de su cara, los pucheros de concentración que hacía, también desvió la mirada a los pechos marcados bajo la chaqueta abierta.

- ¿Te gustan las vistas?

Luisita sacudió la cabeza, sonrojándose por haber sido atrapada. -Estas muy guapa mi amor.

-Lo veo sí. – Llevo una mano a la entrepierna de la rubia dando un leve apretón.

-Perdón, pero tus pechos me ponen... no puedo evitar.

-No me pidas perdón. Si conseguir mantenerte en silencio, te dejo disfrutar de ellos como quieras esta noche cuando lleguemos. – Le guiño un ojo con una risita.

-Uuff Amelia... - Solo en imaginar haciendo lo que le apetecía con aquel delicioso par de tetas Luisita sintió una punzada en su entrepierna.

Unos kilómetros más adelante Amelia no podía dejar de notar la mirada de Luisita sobre su cuerpo, la mano caliente sobre su muslo tornaba aún más difícil la tarea. Decidió dar rienda suelta a las cosas que había aprendido en estos meses. Y una fantasía también, para que engañar.

Llevo una mano al regazo de Luisita, que cantaba bajito atenta a la carretera, le desabrochó el botón y bajo la cremallera.

- ¿Amelia que haces?

-Shi, tu quieta. A ver se nos va a matar con tamaño calentón que llevo y sin conocer a tus padres.

-Exactamente. Joder... - La mano izquierda de Amelia estaba sobre su ropa interior apretando y frotando con una presión deliciosa. – Amelia que, si no paras, más seguro es que nos mate.

-Cariño tu déjalo a mí y este atenta a la carretera.

Con cada segundo que la mano de Amelia mantenía contacto con su pene, Luisita se tensaba más. Estaba muy a gusto, pero no quería dejar de prestarle atención a su camino. Amelia saco el pene de su escondite y la piel fue golpeada con el aire frio del ambiente. Tensando a Luisita otro poco.

-Ameli.... Huuum joder. – La cadera de Luisita respondió el toque con un saltito del asiento. Haciendo Amelia reír un poco.

Ahora la mano subía y bajaba lento, intentando con cada vez más propósito que el miembro se pusiese en su posición. Amelia se debatía las opciones en su cabeza, quería hacerle tantas cosas a Luisita, solo en pensarlo y tocarla de esta manera sentía sus bragas empapadas.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora