La familia de (TN) se mudó a Nara por cuestiones de trabajo de la madre. Un día cualquiera la joven universitaria está recogiendo a su hermana de la escuela cuando aparecen los primeros infectados. (TN) escapa con su hermana. Huyen a donde pueden, n...
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El resto de la comunidad y los compañeros de Kid esperaban fuera de la consulta, consumidos por los nervios y la expectación.
¿Conseguirían salvar al pelirrojo?
Al único que no le hacía mucha gracia haber dejado entrar a aquellos medios desconocidos era a Zoro, pero no se lo notaba intranquilo. Simplemente, si intentaban algo sospechoso les rebanaría el cuello con su katana. No había más problema.
Después de esperar lo que parecieron días, por fin Law y (TN) salieron por aquella puerta.
Killer y Heat no tardaron en abalanzarse sobre ellos.
—¿Qué ha pasado? —preguntaron ambos, prácticamente al unísono.
—Está bien. Ahora está descansando —respondió Law, brevemente.
Las pastillas que le habían dado para calmar el dolor habían tardado en hacer efecto y no habían dispuesto precisamente de tiempo para esperar, así que el pelirrojo había sufrido un gran dolor durante la intervención.
Gracias al efecto de la medicación y a causa del dolor y de la tensión, había caído dormido sobre la camilla.
—Tendrá... Tendrá que quedarse al menos un par de días —anunció (TN), todavía algo nerviosa después del incidente.
Killer y Heat se miraron el uno al otro. ¿Qué iban a hacer ahora? Su base había sido destruida, el resto del grupo estaba desperdigado y su líder estaba postrado en aquella camilla, con un brazo menos.
—Podéis quedaros aquí, al menos hasta que Kid se recupere y podáis organizaros —ofreció Shanks, hablando en nombre de todos.
Parte del grupo no estaba del todo de acuerdo, pero comprendían la situación que estaban viviendo. ¿Y si alguna vez les ocurría a ellos?
Además, podían defenderse perfectamente en caso de que ocurriera algo malo.
—Claro, os acompañáramos a alguna de las casas que estén libres —se ofreció Makino, amablemente.
—Que quede una cosa clara —intervino el chico de ojos grises, rápidamente—. Si se os ocurre intentar algo malo, no dudaremos ni un segundo en mataros.
Ambos asintieron lentamente. Nadie dijo nada sobre el poco tacto de Law, ya que en aquella ocasión estaba justificado. Había que dejar las cosas bien claras, por el bien de la comunidad.
—Bueno, ya podéis volver a vuestras cosas. Nosotros nos encargaremos del paciente. Está todo bien —intervino la peli(t/c) de nuevo, tratando de calmar un poco el ambiente.
Poco a poco, la gente se fue dispersando y abandonado la zona de la consulta. La joven todavía notaba sus manos temblar ligeramente. Había sido todo muy intenso.
Se sobresaltó al notar una mano en su hombro.
—Has hecho un buen trabajo —le felicito Law, brevemente y cortando el contacto en cuestión de segundos—. Dudo que lo hubiera conseguido sin tu ayuda.
—Gracias... —murmuró ella, tratando de ocultar su emoción. Don Insensible dándole su reconocimiento.
—Vamos a comprobar que nuestro paciente continúa durmiendo —indicó, antes de comenzar a caminar de nuevo hacia el interior de la consulta.
Todo parecía en orden. Kid estaba profundamente dormido y su respiración era tranquila y acompasada.
Al rededor de la camilla se podía observar una colección de gasas teñidas de color rojo oscuro y algún que otro resto de esparadrapo.
Tan solo con mirarse, llegaron a la conclusión de limpiar aquel desastre.
—Dentro de poco habrá que volver a vaciar esto —comentó el pelinegro, al cerrar la tapa del contenedor grande que había cerca de la entrada.
—¿Dónde lo vaciáis?
—En un vertedero que hemos creado por nuestra cuenta —respondió él—. Nos lo llevamos con la furgoneta.
—Entiendo... —murmuró ella, con la mirada medio perdida. Llevaba dándole vueltas al tema de Makino desde que les pidió el test de embarazo.
—¿Se puede saber qué te pasa?
¿Todavía estaba nerviosa por lo de la operación? Había salido todo bien y ya le había felicitado por su trabajo. ¿Sería otra cosa? ¿Qué más podía ser a parte de eso? Parecía estar todo bien antes de aquel incidente.
—Eh... —La joven miró hacia los lados, comprobando que no había nadie cerca. Tan solo Zoro vigilando la entrada. Bajó la voz y continuó hablando—. He estado pensando en lo de Makino. Si al final resulta estar embarazada y decide tenerlo... ¿Qué va a pasar? Está claro que un bebé no es precisamente una ventaja en medio de un apocalipsis... ¿Y si echan a Shanks y Makino? ¿Y si les obligan a deshacerse del bebé? ¿Y si alguien le hace algo al bebé?
—(TN)-ya —le cortó Law.
¿Pero qué le pasaba a esta chica? Obviamente él también había pensando en la posibilidad de que aquel bebé —si es que existía— viniera al mundo. Sin embargo, en ningún momento había pensado en tantos escenarios y tan negativos.
Es decir, esa criatura iba a ser un completo estorbo. No tenía dudas sobre ello, pero nadie iba a hacerle daño. Tendrían que aguantarse y sobreponerse a la situación.
—¿Qué? —musitó, levantando la mirada y encontrándose con aquellos fríos pero seductores ojos grises.
—No adelantes acontecimientos. Cuando sepamos si hay bebé y lo que Makino quiera hacer con él... Ya nos organizaremos —explicó el pelinegro. Tenía varias opciones pensadas y estaba seguro de que el resto también tendría ideas, llegado el caso.
—Vale, sí... —murmuró, tras suspirar aliviada.
Siempre hacia lo mismo. Le daba vueltas a cosas que aún no habían pasado, o situaciones que se imaginaba ella y siempre pensando las peores opciones. Era horrible e imposible de controlar. Su mente se disparaba y funcionaba sola.