Capítulo 34

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Han pasado cinco días desde que Allison y Laura viajaron a Centroamérica para reunirse con las personas del instituto donde desarrollan los mejores sueros antiofídicos a nivel mundial. Ayer hablé con Alli y me dijo que ya lograron sintetizan la toxina combinada y hoy a primera hora iban a proceder a inyectársela a los caballos para que estos empiecen a generar anticuerpos, espera tener resultado positivos y estar regresando en dos días si todo sale bien.

Hablamos mucho y eso que no lleva mucho tiempo afuera, no sé si lo hace porque me extraña o porque siente celos de haberle dado ventaja a May conmigo, bueno así lo dice ella, lo que no sabe es que a May no la he visto mucho, solo dos noches se ha quedado a dormir conmigo, pero al despertarme ya no está; pasa en el cuarto con Mathew que va dando pasos agigantados en su recuperación. Steve y Michael son otros que están prácticamente limpios de la toxina.

Esta mañana me escribió para decirme que iba a estar fuera del hospital hasta la noche y que por favor tratara de estar pendiente de su hijo, además, dijo que sería muy bueno que vaya llevándose bien conmigo y se acostumbre a verme, poco a poco le irá explicando que somos novias y quiere que primero se sienta bien junto a mí. Ashley también se ha ido recuperando muy rápido, esa mujer es toda una luchadora y yo no me he animado a confesarle que quizá su accidente fue por mi culpa, igual me alegra saber que levantó una denuncia dice que le carro que la seguía la hizo chocar.

Los pacientes van poco a poco volviendo a tener energía, sobre todo los más pequeños, esto ya no parece un hospital si no una guardería, hay unos que corren por los pasillos como si tuviesen nitro instalado en su interior. No me puedo quejar todos han colaborado mucho realizando pruebas a los pacientes para verificar que no presenten secuelas por el veneno ni por el suero.

Lena me pidió verla en su oficina así que en estos momentos me dirijo hacia allí. Ella cree que no tengo idea de lo que quiere hablar, pero es claro que lo sé.

—Permiso, guapa —le digo al entrar a su oficina.

—¿Todas las lesbianas son así de chismosas? Te dije que tenía algo que contarte y viniste corriendo.

—No seas tonta, pero sí es una regla a todas nos entretienen los chismes.

—No sé cómo decirlo en voz alta, me siento extraña —me dice y se sienta en el sofá pidiéndome que me siente a su lado—. Esto no me pasaba hace muchos años.

—¿Al fin Michael te invitó a salir? —Amé su cara de sorpresa, como si no supiera que las noticias vuelan en los hospitales.

—Te odio, yo ni sabía cómo decirte y tú ya estabas al tanto.

—Guapa, los secretos acá no existen.

—Eso es mentira, yo hasta ayer me enteré que sales de verdad con May, yo sabía que la ibas a elegir a ella, Allison desde que llegó a Forside se ha comportado a la altura de querer tener a una mujer como tú, pero eso no borra la huella de May, ohh sí —Termina haciendo un baile muy extraño.

—Sí sabes que el ohh sí —Imito su mismo baile—. Estuvo de más y no estamos hablando de mí sino de ti y del sexy neurólogo que está regando las babas por ti.

Punto de QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora