Blue lips.

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Se sentó adelante de su tumba, a punto de colapsar, sostenía su cabeza con ambas manos a causa de querer calmarse; requiriendo un pezado de fe por donde no habría en dónde encontrar.

-Dios, ¿esto es todo lo que hay?

El sarcasmo era notable en su voz quebrada.

Solo imágenes de aquella tragedia pasaban por su mente, millones de fotografías memorísticas del momento en el que su cuerpo cayó sin vacilar debido al apuñalamiento de Kazutora.

El cuerpo débil. Lo agarraba con sus brazos. Su boca manchada de sangre, sus ojos sin vida mirando a la nada, y mas que todo, sus labios azules, fríos, sin circulación alguna.

Lo único que recordaba a ojos llenos de lágrimas era su última sonrisa al morir.

Su primer mejor amigo, su primer compañero de vida. Su primer amor el cual no era correspondido; Baji lo sabía, pero no temía por ello. Simplemente lo dejó pasar por alto y siguió con él a pesar de que Chifuyu sentía algo de por medio.

Era un buen compañero, sin duda alguna.

Aún así, después de varias semanas, meses y estaba seguro que también años, jamás dejaría de pedir en un día verlo otra vez. Su osadía en rezar a algún Dios -si es que existía.- era con tantas fuerzas por solo por querer verlo una vez más.

Las ansias de mirarlo y contemplar su sonrisa sabiendo que era imposible, no lo dejaban en paz.

El estrés de querer tocar de nuevo su piel mediante abrazos o toqueteos amistosos, agarres o entre codos molestando al otro.

No tendría el por qué imaginarse alguna vida donde jamás hubiese muerto, donde podría oírlo de nuevo, donde podría alegrarle con sus bobadas; tan solo de pensarlo sentía que en cualquier momento rompería en llanto. Ilusionarse con escenarios falsos creados por sí mismo era una autodestrucción instantánea.

No obstante, a veces no se abstenía a hacerlo, era inevitable.

Su pelo, su risa, su voz, su personalidad, todo aquello que conllevaba en describirlo, era imposible encontrarlo en otra persona. Si le concedían el deseo de ver algún ser humano de iguales cualidades no dudaría en aceptarlo y tampoco dudaría en revivir todos el tiempo que pasó con él.

Lo extrañaba tanto.

En sueños, una realidad deseada también era un peligro. Todo aquello que tendría que ver con él no era la solución para seguir adelante. Los recuerdos del ayer hacían que su pecho se tensara y su respiración se dificultara.

Pero aún así queriendo mirar hacia el futuro, no estaba mal quedarse estancado en el hueco de la tristeza por ahora; era más cómodo que intentar salir de ello. Quiso descansar un poco de tantos intentos fallidos de sonreírle a la vida, botando unas cuántas lágrimas, cansado.

-Te traje unas cuántas flores, Baji.

En su mente sabía que él estaría agradecido por el presente.

Su vida era un poema incompleto de desamor y tragedia andante; su amor se fue al igual que una amistad sincera, su esperanza y su motivación también. Quizás demore en recuperarse. A pesar de estar en momentos de luto aún tenía una chispa por el que levantarse.

Sin embargo, era tentador quedarse miserable.

Se acostó, mirando hacia arriba el cielo azul.

Azul.

Azul como sus labios al morir.

Un quejido se presentó en Chifuyu, tapándose el rostro al recordar nuevamente esa imagen que nunca logrará quitar de su mente.

Su anhelación por alcanzar aquella ironía de que todo fuese un sueño, donde nada de esto pasó, donde todo volviera a lo que era antes no se detenían, donde todo era una mentira; él sabía que no existía.

¿Qué debía de hacer para dejar el pasado y olvidarlo?

Blue lips || BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora