Capítulo 6.

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El gran día había llegado, hoy eran las clasificatorias, Louis estaba alistándose para salir del hotel, le quedaban 40 minutos para desayunar e ir a la sede. Increíblemente se encontraba entusiasmado, y no nervioso como creyó que se encontraría.

En ese preciso instante se hallaba cepillándose los dientes, iría a desayunar en el gran comedor del hotel, no tenía ganas de volver a desayunar solo en la habitación. Quizá podría desayunar con Carl, si éste no se hallaba con compañía, claro.

Se enjuagó la pasta dental de los dientes, acomodó su ropa, estiró ligeramente su camisa. Había decidido llevar puesto algo casual, pero a la vez formal, no quería parecer un atleta, pero tampoco un empresario... Su atuendo consistía en una camisa negra, de mangas largas, no prendió todos los botones, dos de ellos en la parte más anterosuperior se encontraban abiertos, luego tenía unos pantalones negros, rectos, de los clásicos, y finalmente unos zapatos de cuero, de igual forma, negros. Se veía bastante bien, le gustaba la apariencia que tenía, se echó un poco de loción antes de salir a por el desayuno.

En cuanto pisó el sólido piso del comedor una mezcla de agradables olores le indicó que ya había una variedad exuberante de comida en el lugar. Divisó varias mesas vacías, sólo dos de ellas estaban ocupadas, una de ellas estaba repleta de atletas, que no eran para nada voluminosos, de seguro eran corredores, en la siguiente se encontraban empresarios de apariencia adinerada. Decidió sentarse en una de las mesas vacías, Carl no estaba, era probable que recién se estuviese alistando.

Fue a la larga mesa dispuesta en el centro, y pidió lo que le apetecía, un poco de fruta picada, papaya, fresas, uvas, un poco de almendras, en cuanto a las bebidas, se le antojó un poco de café negro, como en todas las mañanas, y finalmente unas tostadas con mantequilla, estaba hambriento.

Tomó su bandeja y se sentó en una de las mesas con vista a el exterior, cerca del gran ventanal.

                                    ~•~•~

Harry estaba vistiéndose en su habitación debía presentarse hoy recién en la tarde, así que decidió bajar a por el desayuno y luego descansar el resto de horas en su habitación, debía tener energía, no le gustaba mucho comer antes de sus entrenamientos, puesto que se sentía pesado, entonces decidió que en el desayuno comería lo máximo que pudiera, y luego en la hora del almuerzo ya nada más bebería batidos que pudiera digerir pronto pero que le aportaran carbohidratos.

Fue a por lo que comería, entró y ni siquiera se dispuso a mirar a su alrededor, fue directo a la mesa del centro, tomó una bandeja y se servió a sí mismo, tomó una tostada que untó con lo que parecía ser aguacate triturado, otra la untó con mantequilla, y otra con mermelada, era pan integral, claro, luego, se sirvió un poco de huevo revuelto, un poco de fresa, banana, y uvas picadas, finalmente optó por jugo de naranja puro, sin azúcar, se llevó dos vasos de esos.

Al mirar su bandeja uno creería que Harry había agarrado desayuno para dos, quizá incluso para tres personas, se sentó en una mesa vacía y sin más se dispuso a comer todo, masticando con pereza y tragando con entusiasmo. Estaba muy ensimismado en su propio universo, mientras comía todo no pudo evitar pensar en... "Liam Jones, la leyenda de la halterofilia", no estaba aterrado, para nada, pero el saber que estaba en su categoría hacía flaquear su determinación que aparentaba ser imperturbable.

No se percató de que alguien se acercaba a su mesa hasta que oyó el ligero sonido de una silla ser removida como para dar el espacio para que alguien se sentara.

—¡Santa mierda! ¿Te vas a tragar todo eso, bolsa de papas?— esa voz, Harry ya la había oído antes, subió la mirada, y por poco no escupe todo el bolo alimenticio que tenía en su boca cuando comprendió de quién se trataba, era Louis, el reportero. Tomó asiento en la mesa en la que estaba.

Peripecias grávidas. (L.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora