42.Pasado

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Era viernes y al fin llegaba el dichoso descanso que tanto necesitaba, habían sido unas semanas agotadoras, entre los ensayos del nuevo desfile, intentar mantener las notas del colegio y tener algo de vida social, pero se hace el intento de apreciar el presente, porque la vida se escapa en un suspiro.

—Pequeña Lu, estas bien —pregunto luke y lo mire.

Eran las doce de la noche y apenas llegaba a mi casa, ya que salió una rutina de ultima hora, así que tocaba practicarla, pero era una locura en tan poco tiempo,

—Si no te preocupes Luke —dije con una leve sonrisa—. Que tengas una feliz noche.

Me dirigí a mi casa y entre bastante nerviosa, hoy mi mamá estaba de turno en el hospital, así que me toca quedarme sola y quería molestar a Daniel, pero sentía que necesitaba un momento para estar sola, todo me estaba asfixiando y aunque quería hacerme la fuerte no podía seguir aparentando.

No quiero que se vaya, porque tanto tiempo acostumbrándome a su cercanía, a sus caricias, a sus besos, a sus palabras y a esa mirada de ojos negros no pasara desaspersivido, su ausencia me dolerá, pero se que podremos encontrarle una solución a la distancia, somos unos mejores amigos con ganas de vencer a cualquier situación que nos impida estar juntos.

—Daniel —chille sorprendida.

El condenado estaba sentado en el paredón de la cocina de lo mas normal.

—Hola chiquilla —respondió y se bajó del mesón—, llegaste bastante tarde.

—Tenía una práctica demasiado tediosa —Me serví un vaso de agua y me abrazo de la cintura.

—¿Agotador?

—Como no tienes idea, además estaba en otro mundo.

—Sabes que no puedes alterarte chiquilla —Se sentó en la silla y me jalo para sentarme en sus piernas.

—Lo sé, que horrible vivir con esto.

Hace unos dos días tuve un ataque de pánico, el cual llego a un desmayo, todos se preocuparon, pero el doctor solo me receto estar tranquila, evitar el estrés, el miedo y dormir bien.

Pero sabia que era algo mas complicado que eso, porque pocas veces e tenido un ataque de pánico, pero siempre que pasaba era por el miedo de perder el control y desde entonces tuve una charla con mi psicóloga que me llevo a la conclusión de disfrutar el presente, ya que el futuro puede ser incierto y puedes tener muchos planes para él, pero eso no significa que debemos dejar de vivir lo que tenemos enfrente, porque algunos momentos no se repiten.

—Chiquilla solo debes vivir sin preocupaciones —murmuro y me acaricio el cabello.

—Bueno desde ahora tengo un nuevo concepto de vida —murmure y lo bese.

—¿Cuál es?

—Que no puedo seguir preocupándome por mi futuro, al fin de cuentas no se si llegare a vivirlo, así que disfrutare lo que tengo, el presente.

—Entonces que planeas hacer, tirarte de un paracaídas o emborracharte hasta perder la conciencia —Le di un codazo y rio.

Tenia otra idea en mente.

—Hazme el amor —pedí y me miro sorprendido.

Su risa paro y la mirada burlona desapareció para darle paso a una intensa bastante curiosa.

—¿Q..ué? —Me miro nervioso.

Eso también lo estuve pensando mucho esta semana, si ya conocía mi alma porque seguir reteniendo algo que dos queremos que suceda.

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Además, me muro por disfrutar de esa parte juguetona y traviesa que solo se conoce cuando la puerta se cierra.

—Hablo en serio Daniel, quiero que suceda —Lo bese y me aparto.

—Primero quiero saber si estas segura y no lo haces por sentirte presionada.

—Lo estoy Daniel —Acaricio mi cabello y bese su mejilla.

—Me volverás loco chiquilla traviesa

Me agarro de la cintura y me beso como solo él sabía hacerlo, con ese toque de mas y esas ganas de volverme loca con tan solo un beso, porque empezó algo duce y delicado, pero después sus manos se dirigieron a mi culo para apretarlo a su antojo y sus besos se volvieron calientes y desesperados.

—Daniel —chille divertida y enrede las piernas en su cadera.

—Quiero hacerte delirar chiquilla —aseguro y sonreí nerviosa.

Nos dirigimos a mi cuarto entre risas y besos, después todo se volvieron caricias, roces y miradas intensas, de esas que dice mas de lo que queremos, porque era muy loco de como llegamos a esto, a ser dos enamorados que deciden murmurar su amor entr4e las sabanas.

...☆...

Al día siguiente desperté por unas caricias en mi rostro y una luz bastante cegadora, pero lo mejor fue encontrar a Daniel a mi lado con una bandeja de comida, era un romántico cuando se lo proponía, me lo demostró anoche y sabia que solo era el comienzo.

Porque fue intenso la manera en cómo quería que disfrutara de toda la experiencia, de como al principio seguía mis ordenes, porque estaba demasiado nerviosa y asustada, pero el con sus besos y caricias me distrajo, porque estaba segura de que sería lo correcto, lo amaba y nada me haría cambiar de opinión, era la persona con que quería vivir todas mis primeras veces.

—Hola chiquilla —dijo y bese su mejilla.

—Hola —murmure y me levante de la cama, pero un leve dolor me hizo quedarme quieta.

—¿Te duele algo? —Me miro preocupado y entrelazo su mano con la mía.

—No, estoy bien.

—La verdad chiquilla —Me miro serio y me mordí el labio.

—Algo —murmure nerviosa.

—Es normal la primera vez chiquilla.

Me extendió un vaso de agua con una pastilla y lo acepte con la mano temblorosa, me ponía nerviosa esa mirada intensa de esos ojos negros.

—Gracias —Bese su mejilla.

—El hacerte gritar fue un privilegio.

Me agarró de la cintura y me beso de una forma delicada y dulce, donde intentaba decirme algo más que con palabras.

—Fue muy intenso anoche —confesé cuando nos separamos.

Estaba acostada en la cama y el encima de mi con una sonrisa burlona.

—Fue solo el comienzo chiquilla —susurro cerca de mis labios.

—Mañana me seguirás volviendo loca.

—Te lo prometo.

Amaba cuando decía promesas al aire.

—Eso me gusta —Lo agarre del cuello y lo bese.

Después de ese beso intenso me dedique a comer, me moría del hombre y se veía delicioso esa tortilla de papa con jugo de fresa.

—Provecho chiquilla hermosa —Me abrazo de la cintura y coloque mi cabeza en su pecho.

Larga HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora