Te extraño.
Se que ya lo he dicho mucho y estás aquí, pero a la vez no estás. Porque no me refiero a extrañar tu presencia, me refiero a extrañar tu alma, tu esencia. Y eso me aterra.
Le tengo miedo al cambio porque eso implica ver las cosas de maneras diferentes y desechar lo que ya no sirve. Cambiar es darte cuenta de cosas que antes no veías, cambiar viene de la mano con el adiós y con el adiós nos volvemos unos completos extraños.
Tengo miedo de tener que decirte adiós, de ya no tener esas conversaciones en la madrugada, de no poder llegar a tus brazos para que me cuides cuando esté triste o simplemente quiera sentir tu calor.
Te extraño, estás aquí pero no lo estás, ¿Cómo le hago si quiero un beso tuyo? ¿A quién le diré te amo a cada rato? ¿Cómo fingir que aquellos mensajes no me duelen?
Tengo miedo de extrañarte como lo hago, porque extrañar es ya no tener, y no me perteneces, pero eso no implica que yo no quiera tenerte, que quiera estar a tú lado.
No quiero extrañar nuestras charlas, ni tus abrazos, no quiero extrañar las bromas que hacíamos, no quiero extrañar tu voz por la mañana, tus besos en la noche ni tu mirada mientras hablamos.
Te extraño y es lo peor que puedo sentir, porque sigues estando aquí, pero a la vez siento que ya no estás.
Te extraño, y aunque puedo vivir sin tí he elegido no hacerlo.
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Lo que construimos.
Romance¿Haz escuchado al corazón hablar? Una historia puede sentirse de manera diferente cuando el corazón es el que habla y se olvida de la lógica de la vida.