Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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Su respiración volvió a la normalidad después de unos minutos, se sentía nervioso y sobre todo asustado, abrió la puerta de su habitación y cubrió su cabeza con su brazo solo por precaución.
Tal y cómo lo esperaba una almohada impactó contra su brazo, tan pronto como escuchó caer al suelo el objeto su mano bajó, mala idea, una segunda almohada golpeó directamente en su rostro.
Maldijo en voz baja y sin decir nada caminó hasta el borde de su cama, se lanzó sobre el cuerpo de su amigo. Empujones, manotazos e incluso un tirón de cabello por parte de Kei fue suficiente para que ambos se separaran.
Volvieron a sentarse como la última vez que se vieron a solas, uno frente al otro.
Keisuke tenía una expresión sería, no solo por las dudas que estuvieron rondando por su cabeza, también por ver las curitas en el rostro de su amigo... No quería ni saber cómo estaba Chifuyu en ese momento.
— ¿De dónde conoces a Kazutora? — Esa fue la primer pregunta que soltó el pelinegro, al mismo tiempo fueron las primeras palabras que intercambiaban en persona.
— Un “Hola, ¿Cómo estás, Kei?” hubiese sido mejor en estos casos, ¿Sabes? — Trás un bufido comenzó a jugar con el esmalte que comenzaba a caerse de sus uñas, las miraba como si fuese lo más interesante del mundo.
— A la mierda tu saludo, ¿De dónde carajos conoces a Kazutora, Kei?, ¿Quién diablos eres? — No dudaría en golpearlo y eso era bien conocido por ambos.
— ¿Por qué piensas que lo conozco? — Por fin el bicolor alzó la mirada, su cuerpo estaba tensó y el aura que desprendía el de pelo largo lo estaba sofocando.
— Conocía tu apellido... Ni Chifuyu ni yo sabíamos cuál era.
— Si investigarán un poco respecto a mí lo sabrían, no es ningún secreto, Mitsuya y Hakkai lo saben, cualquiera puede saberlo.
— ¿Y la verdad?, Se supone que tienes toda mi confianza, pero si me sigues mintiendo eso se acabó.
— Es confianza a ciegas, te lo dije ese mismo día. — Ambos estaban comenzando a enojarse y nada bueno saldría de eso.
— Solo quiero saber eso, ¿De dónde conoces a Kazutora?
Kei desvío la mirada, no estaba para nada orgulloso de lo que contaría a continuación, bien sabía que eso pasaría en algún momento, después de todo, no se puede esconder el pasado.
— Del reformatorio... Y bueno, de otro lugar también. — Antes de que Baji preguntará algo más, él siguió hablando en tono calmado. — Y, no, no dudes de mí porque también te dije que prefiero morir antes que traicionar a los míos, lo mantengo, no pienso hace eso y no haré nada en tú contra.
— ¿El reformatorio?
— Fueron un par de meses, salí al poco tiempo gracias a mi comportamiento, pasaron varias cosas más, me mudé y perdí el contacto con él, así que no pensé volver a verlo... Mucho menos en estos momentos.
