Capitulo 2

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Había vuelto a hace ocho años.

En una noche lejana cuando la oscuridad bajó su cuerpo, una cortina de encaje blanco cubrió la luz de la luna, proyectando una tenue sombra.

La mujer se agachó en la cama con el ceño fruncido.

La belleza, con su cabello rubio bañado por el sol, estaba atrapada en la rejilla de sus sueños.

La rejilla está hecha de viejas pesadillas.

—Oh...

La mujer durmió un poco.

El hombre de cabello plateado, que la miraba con ansiedad, la desperto cuidadosamente de su sueño.

Al verla incapaz de levantarse fácilmente, bajó la voz y la llamó.

—Sia

Sierra se despertó repentinamente.

Al final de su mirada, el estaba de pie con un rostro preocupado.

Su cabello plateado, elegante como un bosque cubierto por la luz de la luna, y los ojos azul marino que tanto amaba y a la vez odiaba. (como que mencionan mucho la luz de la luna... será importante?)

Estaba vivo, su Claude, mirándola con ansiedad, estaba frente a ella. (Quisiera decir lo mismo de ash)

—Sia, ¿estás bien? ¿Tuviste una pesadilla?

—¡¿Claude?!

Los ojos de Sierra se agrandaron.

Mientras parpadeaba varias veces, calidas lágrimas corrían por sus mejillas.

Los ojos rojos tan brillantes como un orbe estaban fijos en Claude.

Suspiró aliviada.

—Estoy bien, creo que tuve una pesadilla

—... ¿Pesadilla?

—Sí, una pesadilla

Claude respondió con calma.

Observando su tranquilizante mirada, recordó la pesadilla que acababa de tener.

No fue exactamente una pesadilla, sino un rastro de su futuro que borró.

Ya no lo amaba perfectamente ni lo odiaba.

Pero a diferencia de ella, que se perdió entre su odio y su amor, Claude la amó hasta el final de su enredo.

—... Esto

Sierra levantó sus manos temblorosas.

Sus ojos, envueltos en todo tipo de confusión, se enfrentaron a Claude.

No podía perdonarlo y se rebeló contra él, pero de hecho estaba desesperada en el momento en que Claude entregó su vida.

Para ella, Claude, que le dio fuerza a la espada que tenía en la mano sin dudarlo, y al cuello, que se estiró como tallado en mármol blanco, y la hoja que le cortó el cuello sin dudarlo.

[Te daré el derecho a matarme. En cualquier momento, cuando quieras, puedes matarme]

Fue amable hasta el final.

Lo último que quería de ella era su felicidad.

'Olvídate de mí y sé feliz ¿Esta bien, Sia?'

Gotas rojas de sangre caían como lluvia de flores.

El hombre gentil hasta el último aliento aseguró.

'Siempre... te amare'

Y la última cosa que deseaba era "Hacer una nueva elección".

Pensando en ese momento, sin saber qué hacer, levantó la mirada.

Escapare de mi final tragicoWhere stories live. Discover now