N°8

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– ¿Donde está Jacob? ¿No va a cuidar de Bella? - Pregunto Edward.

Últimamente ya no veía al can, simplemente hacía las rondas para cuidar de Bella, solo. No estaba la compañía del chico que le sacaba de quisio, y aunque eso tenía una parte mala, tenía otra muy buena.

Así que cuando vio a Sam acercarse a su casa no dudo en correr hacía el y preguntarle sobre Jacob.

– Está en la tribu... No sé encuentra bien, al parecer le ah dado una infección en el estómago...

– Son metamorfos... ¿No sé curan solos?

– Somos metamorfos no inmortales, también nos enfermamos, aunque sea muy raro...– Sam se veía impaciente– ¿Tu padre está?

– No

– ¿Donde está?

– Con mí madre, deben estar ocupados.

Un silencio incómodo invadió el lugar.

– Entiendo, yo... Este... Voy a mis tierras–

Y con el corazón en la mano, Sam corrió lejos de ese lugar... ¿Que estará haciendo Carlisle con Esme? ¿Por qué, le dieron de pareja a alguien Casado? ¿Tan malo fue? ¡No! ¡No quiere eso! ¡Lo odia! ¡Matenlo, degollenlo! Pero no le hagan sufrir esto... No otra vez...

(...)

Su cuerpo estába adolorido, correr un montón de kilómetros no le había ayudado en nada... Se sintió desganado, y de pronto todo se estaba volviendo borroso, ¿Que estaba pasando?

Desde el momento en el cual salió corriendo de la casa Cullen, todo se volvió en su contra... Primero su pata de doblo en su forma lobuna, luego casi se cae de la punta del acantilado hacía el mar, tercero, los cazadores le volvieron a disparar.

¡Holaaa!  El es un Cambiaformas, no un maldito lobo normal.

Estúpidos humanos.
Estúpidos cazadores.
Estúpidos vampiros.
Estúpido Carlisle.

Estúpida Esme.

Ojalá, nunca le hubieran dado una pareja. El deseaba con todo su corazón que esto no sea real. Le dolía el corazón de solo pensar que jamás sería algo de su maté. Le dolía en el alma.

Aún así, su destino era que su pareja siempre sea feliz. Aunque en ese hecho, el nunca lo sea.

Pronto un vacío inexplicable se ubicó en el centro de su pecho, y su mirada se volvió más borrosa. No sintió nada de dolor, su cuerpo se endureció, y calló tieso al suelo sin moverse.

---

Carlisle, estaba ordenando todo en su casa, pero todo se volvió borroso; pronto lo que estaba organizando se cayó y los pedazos de vidrios rotos se esparcieron por todo el lugar.

Llamando la atención de todos los que estaban en la casa, se acercaron y vieron el desastre provocado.

– ¿Que pasó?

La mano de Carlisle se ubicó en la parte, donde se suponía, debía estar el corazón. ¿Por qué le dolía en ésa parte?

– ¿Carlisle?– Pregunto Esme acercandose cuidadosa y lentamente.

– Cállate y aléjate.– corto abruptamente.– Solo... Solo necesito espació. Por favor.

Esme, sorprendida por lo cortante de su esposo, salió de aquella habitación dónde tiempo atrás, sirvió para alguna vez llevar a cabo un hermoso momento íntimo y romántico, y ahora solo servía para mantener limpia y ordenada.

Carlisle, se sentó en aquella cama, y analizó el paisaje que se dividaba afuera de su hogar.

Su mirada se guió dirección hacía aquella parvada que salía volando del bosque por el sonido violento de un disparo.

Concentro toda su atención auditiva hacía aquel lugar, escuchó la risa de unos humanos, todo normal.

"Es gigante... ¡A qué ganaremos mucho dinero por su piel! Además su pelaje negro es bien llamativo"

Sus ojos se abrieron en sorpresa, y automáticamente se sorprendió corriendo hacia aquel lugar.

Pudo ver a su familia, encontró a Edwar en medio de su 'caminata' apurada.

Y por primera vez, no le importaba.

Encontró a los cazadores, con su supuesta respiración apresurada, su vista buscando apresuradamente a aquel único lobo Negro.

Logró visualizarlo, tendido en el suelo, una gran mancha de sangre recorría el pelaje cayendo finalmente al suelo, dejando ver qué en verdad el animal estaba bien herido.

— La Caza está prohibida en este bosque, si no quieren cargos en sus espaldas, largó. — Carlisle no estaba jugando.

Escuchó un pequeño quejido departe del animal, pudo ver como Sam intentaba siquiera abrir los ojos.

Los hombres rieron y ablaron entre ellos.

— Mira, tenemos un cliente que nos pagará artisimo por esta piel, podemos repartir el dinero entre los tres, es mucho lo que nos dan, y como este color de lobo es incluso casi escaso, nos darán incluso mucho más de lo que nos darían antes.

Carlisle no estaba para estupideces, caminó hacia los hombres y paso de ellos, se dirigía hacía aquel lobo negro, podía ver la sangre corriendo por pequeñas ileras rápidas, si no cambiaba pronto, Sam, moriría.

Se arrancó su chompa, se la presiono en la herida y susurrando, inintendible para los cazadores, mantuvo la calma.

– Oye ¿Hombre que haces?

Carlisle no les hizo caso y siguió apretando.

– Sam– le susurro, sabía que para este momento Sam debería estar escuchando opaco, pero aún sería entendible –. Necesito que cambies. ¡Sam!

Los hombres se molestaron, y se acercaron a Carlisle, armas en mano, y le dispararon.































Los hombres se asustaron cuando vieron que aquel hombre al que dispararon sostenía la bala entre sus dedos

¡Y sus ojos! O Dios, sus ojos antes dorados, ahora estaban negros, uno animal.

Corrieron lo más rápido que pudieron más no llegaron hasta su camioneta.

Carlisle tenía mordiendo del cuello a aquel hombre que disparo primero, quien se fue desvaneciendo entre las manos de Carlisle, hasta quedar sin ni una gota de vida, ni de sangré.

Los ojos de Carlisle, poco a poco se iban prendiendo en un rojo sangre, sintiendo como su antiquísimo cuerpo se iba regenerando y recontruyendo, fluyendo una increíble cantidad de sangre humana en su interior, sus ojos divisaron al otro hombre.

El hombre antes de morir, con lágrimas en el rostro, vio como en medio de aquella oscuridad que les había alcanzado, dos ojos totalmente rojos brillaban ante todo.

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Fin.

Con esto, no quiere decir que voy a actualizar ajajaj, es solo un premió por el apoyo que sigue teniendo, aún estando en pausa, está historia.


Waning Moon // Samlisle  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora