8. (4/?)

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He intentado recordar lo que ella relata en su carta, pero a mi mente solo llegan imágenes poco nítidas. Es una mujer frente a un espejo, pero no logro ver más allá. Me he esforzado y se me hace imposible.

Busco entre las fotografías hasta conseguir aquella con el número dos. Aparecemos Braian, Josué, ella y yo. En algún lugar de nuestro colegio.

Te preguntarás porque nos tomamos esta foto después de tu declaración. Bien, yo puedo contestar a eso: yo te lo pedí.

Te lo pedí porque estaba tan feliz que hasta lloré, quería que ese momento quedara documentado, como quien diría. Te lo pedí porque estaba feliz.

Solo pensaba: debo estar loca o esto en verdad está pasando. Opté por la segunda opción. Tus besos eran muy reales para ser una de mis fantasías.

La charla con Braian después fue dolorosa, pero era algo totalmente inevitable. Algo que me hizo poner los puntos sobre las ís. Braian me dio tres razones por las cuales debía andarme con cuidado en ésta calle.

Razón #1: Yamileth aún seguía pendiente contigo. Ella aún guardaba esperanzas de reanudar su relación.

Razón #2: Tú eras un jugador. Uno realmente bueno. Él no quería verme sufrir por ti, cuando decidieras que habías tenido suficiente de mí.

Razón #3: Tú, por alguna razón totalmente lógica para él, ni siquiera gustabas de mí y él lo sabía.

Sus palabras fueron:

-Él no gusta de ti, se le notará. -Suspiró. -Algo es seguro: sigue gustando de Yamileth. Ni siquiera sé porque le terminó.

-¡Estúpido Braian! -exclamé con fuerza al leer ese pasaje, sentía que estaba leyendo una novela de romance rosa.

Fue triste y doloroso, pero cierto. Fue la razón más grande por la que, después de ese día, no volví a decirte que te quería hasta que tú no me lo dijiste. Si eso no pasaba nunca, tú jamás sabrías de lleno lo que era ser amado por mí. Me retuve mucho gracias a eso, no quería sufrir de nuevo.

Mi mejor amigo, Bruno... Él es la cosita más genial que me ha pasado en la vida, después de ti, claro está. No tienes ni idea de cuanto ha estado sonando ese teléfono todos estos días...

Pero bueno, Braian no es el tema ahora, quizá más adelante pero ahora no.

La fotografía número dos no tiene explicación alguna. Mi memoria dice que fue después de que me volviese tu novia...

Por otro lado, la fotografía número tres me causa demasiada ternura y unas inmensas ganas de llorar, me hace saber que es una de las cosas que más extrañaré al irme...

¿Irse? ¿A dónde?

Busqué la fotografía, tenía razón: expresaba mucha ternura. En ella aparecían ella y mi abuela, ambas con una felicidad muy grande, bastante palpable.

El 27 de mayo es mi cumpleaños. Tu abuela aún no se había ido y yo quise ir a verla ese día. Ella solo necesitaba un motivo, uno solo, para llamarme nieta y, ese día, se lo di...

-¿Es idea mia o hoy estás muy feliz? -preguntó ella haciéndome sonreir.

-No, no es idea suya. Hoy estoy muy feliz. Demasiado, diría yo. -Le respondí. Ella sonrió.

-¿Y será que esa felicidad tiene nombre y apellido? -Amplió mucho más su sonrisa, si es que era posible, al ver como mi rostro se tornaba de un rojo carmesí y llevaba impresa una estúpida sonrisa bobalicona. _¿Será Bruno Ulloa?

Bling, bling, bling ¡Punto para la abuela de Bruno!

-Sí, es el sexy nalgón. -Me sonrojé inmediatamente al decir aquello. Ella reía como loca desquiciada.

-¡Ay niña! -Respiraba con dificultad y se limpiaba algunas lágrimas que había derramado a causa de la risa. -Sabes, no debes avergonzarte. Es lindo que tú seas su novia, quizá y hasta puedas domarlo. -Me guiñó un ojo y siguió carcajeandose.

-¿De que rien bellas damas? -Llegó Braian con su pose bien mala de caballero de antaño.

-Más bien, de que ríe tu abuela... -refunfuñé.

-A ver niña, de ahora en adelante me llamarás abuela, ¿has entendido? -A tu abuela nada se le puede contradecir.

-¡Entendido, mi generala! -Estuve de acuerdo. Puse una pose toda ridícula en la que simulaba un movimiento militar. Todos rompimos en carcajadas.

-Así que ya lo sabes... -Habló Braian, con cierto tono en su voz. -¿Qué te parece la nueva unión?

-Pues, me parece que al fin tengo una nieta con la que puedo salir de compras.

-¡Yupiiiii! ¡Iremos de compras! -grité a todo pulmón emocionada por la idea. Todos rieron. -Braian, tomanos una foto. -Le tendí mi celular. -Venga abuela, tomemonos una foto.'

Y ella con gusto lo hizo.

La siguiente fotografía data de ese mismo día. Luego de pasar tiempo con tu abuela decidí ir a mi casa, donde mi madre y mis amigos más cercanos, más el resto de mi familia estarían para cantarme un feliz cumpleaños.

En ella aparecemos tú, mi hermosa madre y yo. Ese mismo día te presente como mi novio frente a todos. Mi tía se empeño locamente en que los tres nos sacaramos una foto, pero como no sabía diferenciarlos y tú estabas en el baño empujó a Braian para que se posicionara.

Nos sacamos una foto. Yo le susurre al oído a mi madre que en realidad no eras tú, sino tu hermano. Ella río como loca. No sé que tenía la gente con reir ese día, creo que yo me había puesto mi disfraz de payaso y no me di cuenta.

Sí, debió ser eso.

Luego, todos comenzaron a corear una frase que a Braian y a mi nos puso tensos, era el famoso ¡beso, beso, beso!

Ambos nos miramos nerviosos. Alguien lo empujó para que quedara frente a mí, él me tomó de la cintura y vocalizó un ¡lo siento! y se fue acercando poco a poco. En ese preciso instante apareciste.

-¡Braian, suelta a mi novia ahora mismo!

Todos volteamos a verte. Braian y yo suspiramos de alivio y nos relajamos. Nos miramos y luego estallamos en carcajadas. Ahora todos nos miraban a nosotros y luego tú te nos uniste.

Solté a Braian y caminé hacía donde estabas tú, tomé tu rostro entre mis manos para luego besarte. Pude oir como todos reían y decían que todo era una locura total."


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Editado el 17/08/2021.

Destino está aburridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora