𝟸𝟻. 𝙳𝚊𝚗𝚒𝚎𝚕

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Aris

- Aris siéntate bien... – Tessa me pidió divertidamente.

Me encontraba sentada en el sillón en el que recibía mis quimioterapias, solo que mis pies estaban en donde debería estar mi cabeza y mi cabeza casi tocando el piso.

- Me aburro Tessa – le confesé en tono aburrido.

- Lo sé Aris, pero ya no tienes 15 años para que me sigas haciendo esto niña – ella empezó a reír ante el recuerdo, yo también lo hice.

Después de un rato en silencio me enderece, la mirada de Tessa estaba perdida en el aparato que me brindaba mis quimioterapias.

- Esto... - Tessa me miro, yo apunte al aparato con mi cabeza - ¿Esto está funcionando?

- No puedo decir con certeza aun eso – confeso y yo bufe – pero espero que sí, el siguiente mes sabremos – me sonrió y yo se lo devolví.

- Es viernes, ¿algún plan divertido para hoy señorita? – me pregunto Tessa.

- Saldré con Jerry – le respondí.

- ¿Y tú novio? – aun me sonrojaba al escuchar la palabra novio y ya había pasado más de una semana.

- Él tenía algo que hacer – Tessa asintió con la cabeza.

Nos quedamos un rato hablando de cualquier cosa, pero de mi mente no podía salir Daniel, el creía que nos engañaba a todos con sus sonrisas en el día, pero sus ojeras lo delatan, junto a su mirada perdida, llora cuando él cree que no lo vemos, a él no le importa que lo vean llorando, pero si se trata de amor, lo detesta.

Eso me hizo recordar lo de anoche.

Todos los amigos se encontraban en la casa de los chicos, cada quien estaba por su parte, Aris quien iba al baño se detuvo frente a la puerta blanca que tenia una "D" pintada con aerosol rojo. Ella se detuvo porque escucho sollozos, se acerco lentamente a la puerta, agradeció que no estaba cerrada del todo.

Miro a través de la pequeña abertura que quedo y miro a Daniel el cual estaba con la mirada perdida por la ventana, sus mejillas húmedas, mientras seguían saliendo lagrimas de sus ojos, a ella le dolió ver a su amigo así. Aris deseaba entrar y abrazarlo, pero no podía, Daniel se avergonzaría mucho y se sentiría peor, ella no deseaba aumentar su dolor.

- ¿Por qué las personas que son importantes para mí se alejan? – el pregunto al aire, el corazón de su amigo que escuchaba tras la puerta se encogió.

- ¿Nos soy suficiente? – Daniel empezó a llorar más – Llegara un punto en el que mis amigos también se alejaran de mí.

Aris soltó algunas lagrimas en silencio, deseaba ayudarlo.

Deseaba ayudar a Daniel, por eso le saque una cita con algún psicólogo, le pedí ayuda a Tessa, ella prometió que estaría en buenas manos, claro que Tessa no lo atendería, ya que ella es mi psicóloga, Daniel necesita el suyo personalmente.

Cuando le comenté a Daniel lo que planeaba hacer, el me miro seriamente, después de un rato de pensarlo había aceptado.

- Bueno señorita Garcés – Tessa me saco de mis pensamientos – Ya se puede ir, que debe recibir a Daniel en la entrada y salir con Jerry – ella me sonrió.

- Muchas gracias Tessa – le respondí abrazándola.

- Nos vemos en un mes Aris – me dijo en una sonrisa.

La Última Carta de AristótelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora