UNDONE (2)

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CAPÍTULO 5

No tiene sentido. Simplemente no tiene sentido.

Si Daryl es uno de los favoritos de Negan, como dice todo el mundo, ¿por qué los Salvadores lo molerían a golpes?, y Jesús no necesita que se lo digan, sabe perfectamente que fueron ellos porque son los únicos que no ignoran los golpes y, de hecho, bromean sobre de ellos, se congratulan. El pelinegro los odia, ni siquiera puede o intenta fingir que no lo hace, los detesta. Especialmente al tal Simon. El sentimiento es mutuo.

Ahí está otra cosa que no tiene sentido.

La gente de Negan se hace llamar Los Salvadores, pero Daryl no es uno de ellos.

Jesús está realmente confundido, pero, sobre de todo, está molesto con esos hijos de perra.

El día después de la golpiza, Daryl se pasó el día entero metido en su celda, sin embargo, al otro día decidió retomar su vida como si nada, como si no tuviera golpes y moretones por todos lados.

El castaño, decidido y terco como sólo él puede ser, se queda a su lado, hoy se siente con él a la mesa más apartada mientras desayunan y el más joven se emociona al ver que hay panquesillos de mantequilla. Paul ama los panes de mantequilla, le cuenta al moreno, pero en las cárceles no son la norma . El pelinegro asiente en acuerdo, se levanta y vuelve a la barra donde le dice a la mujer de los panes que le dé otros tres y los cargue a la cuenta de Negan.

—Aquí —le dice el pelinegro entregándole los panes.

—¿Seriamente? —se sorprende Jesús.

—Sólo come —se encoge de hombros Daryl—. Si hay otra cosa que quieres o necesitas, sólo dime, de perdida que valga la pena —masculla refiriéndose a lo de la otra noche.

Paul se muerde la lengua de nuevo para no preguntar.

Después del desayuno vagan un rato por la enorme prisión mientras Daryl fuma: hoy es primero de mayo según el calendario digital que cuelga sobre una de las puertas del salón principal. Ha amanecido lloviendo y continúa lloviendo el resto del día. No pueden salir a los patios o jardines, por lo que en realidad se tumban juntos en un viejo corredor donde no hay nada más que archiveros cerrados con candados y ventanales donde pueden tumbarse en el suelo y mirar la lluvia; mirando hacia afuera, Daryl le pregunta a Paul cómo terminó en este sitio de mierda.

—Me escapé de cinco prisiones, y al FBI eso no le gusta.

Tiene sentido, aunque es exponer mucho a un tipo que sólo es ladrón y tunante. Aquí hay asesinos, secuestradores, violadores, mafiosos, inclusive el amable Eduardo es un falsificador de gran monta, uno al que le gusta la historia y ahora da clases.

En el silencio que sigue, el moreno se pregunta si Jesús estará planeando cómo escaparse de ésta; espera que lo consiga y que esta vez ya no lo atrapen, porque peor que esta cárcel sólo está la 77, y ese sitio es un infierno donde penan los psicópatas y sociópatas. Negan debería estar allí, si realmente lo hubieran atrapado y enjuiciado, ese habría sido su destino, el propio Negan lo sabía y por eso se entregó. Cooperar no le quitó tiempo de estancia encerrado, pero le dejó elegir su prisión.

—Así que aquí estás —dice de pronto el vozarrón de Negan—. Eres como los malditos gatos y te escurres donde nadie sepa nada de ti hasta que te da hambre y vuelves a casa por alimentos.

—¿Qué mierda quieres? —El moreno no voltea a verlo, pero se pone tenso y se muerde un labio.

—Verte, ya sabes —sonríe Negan, su escolta de varios Salvadores se queda a cierta distancia de ellos y Negan avanza hasta sentarse en el suelo al lado de Daryl, pasando un brazo por sobre sus hombros.

DESUS. Daryl y JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora