Capítulo 8: Matar para vivir

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Las personas de mi equipo se veían tan confundidas como yo, realmente no había diferencia entre la simulación y estar despierto, los detalles en la vegetación eran tan exactos que incluso llegué a pensar que estaba despierto, y que realmente si se trataba de una trampa para reclutar solo a un equipo, se podían ver incluso los granos de tierra y las pequeñas piedras en el suelo.
El equipo estaba conformado por cuatro personas, en el nuestro había dos chicas y dos chicos contándome a mí.

— ¿Que piensan ustedes?— pregunté— ¿realmente creen que estemos en la simulación?—

— Todo parece real— dijo el otro chico— pero ¿cuál sería el sentido de la habitación llena de camas si de verdad querían que nos matáramos de verdad?—

— Tal vez engañarnos para aceptar entrar al entrenamiento— opinó una de las chicas.

— No tiene sentido— dijo la otra— ya estamos atrapados en la base, ¿por qué engañarnos?, podrían solo obligarnos a hacerlo—

— Tal vez quieran evitar que nos revelemos— opinó el chico.

— No, de todos modos podríamos hacerlo al descubrir la verdad— dije— todo apunta a que la simulación es real, pero entonces...—

Muy bien, ¿todos listos?— preguntó una voz que parecía venir de un megáfono o algo así, se escuchaba en el cielo, entonces desde una nube apareció una pantalla en la que se mostraba el hombre que nos dió las indicaciones en la habitación de las camas— Entiendo que tienen muchas preguntas, pero es simple, llegaron aquí solo con la ropa que tenían, no hay armas en este entrenamiento, tendrán que improvisar con lo que tengan cerca, trabajen en equipo para crear armas y enfrentar a los demás equipos, se que tal vez sea difícil matar a alguien, pero no deberán dudar, o el enemigo podría matarlos a ustedes. Por ahora es todo, comiencen—

Un par de explicaciones extras no nos vendrían mal— dijo una de las chicas.

— Sí— apoyó la otra— no nos explican nada, ¿como esperan que nos unamos a su grupo entonces?—

— Tal vez esperan que nosotros lo decifremos— dije.

— En fin, hay que empezar— dijo el otro chico— necesitamos comunicarnos, ¿cuáles son sus nombres?—

— ¿Crees que sea buena idea revelarlos?— cuestionó una chica.

— ¿Por qué no lo sería?—

— Tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a nosotros mismos, no creo que sea buena idea conocer nuestros nombres—

— De todos modos los conoceremos en el mundo real— dije— creo que es algo inevitable, pero si podemos tener nombres clave—

— ¿Para qué?— cuestionó el chico.

— Por ahora solo es un entrenamiento, pero si nos envían a una misión es mejor no revelar nuestros nombres, de ese modo, si el enemigo nos conoce no habrá forma de que nos reconozcan con las máscaras puestas y nombres falsos—

— Cierto— dijo el chico— entonces mi nombre clave será Cóndor, al menos por ahora—

— Nombres de aves, puede ser buena idea— dijo una chica— entonces yo voy a ser Lechuza—

— Yo Águila— dijo la otra—

— Yo Buitre— dije— entonces, con los nombres listos ahora debemos hacer algunas armas, estamos muy expuestos—

— Cierto— dijo Lechuza— yo sé hacer arcos, pero no sé si haya material para flechas—

— ¿Espera, y de dónde sacamos el hilo?— pregunté.

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— Tenemos ropa con nosotros— dijo—solo hay que soltar los hilos de las costuras, no será muy efectivo, pero puede matar a alguien, el problema son las flechas, conseguir pedernales no es muy fácil, y no podríamos hacer las plumas—

— Entonces hay que pensar en algo más— sugirió Águila— tenemos que hacer armas de largo alcance, no tenemos experiencia como para acercarnos y pelear—

— Creo que tengo una idea— dije— pero necesito algo afilado, parecido a un cuchillo—

— No hay nada cerca— dijo Cóndor, de hecho no hay nada que nos sirva como arma, las ramas de los árboles están húmedas y se rompen fácilmente—

— Hay que movernos— dije— por ahora tomen las piedras que encuentren—

— Solo espero no tener que matar a alguien con ellas— dijo Águila— preferiría hacerlo desde lejos—

— Igual yo— dije— no tenemos nada de experiencia en esto, aún si no matamos a nadie realmente, la sensación de haberlo hecho no deja de estar ahí—

Caminamos hacia la orilla de un cañón, al otro lado la densa selva había sido reemplazada por praderas extensas con pocos árboles, decidimos cruzar al otro lado, tal vez ahí podríamos encontrar ramas secas y resistentes para hacer armas, en cuanto subimos al otro lado del cañón, vimos a un equipo que se dirigía hacia nosotros, estaban lejos, con suerte no nos habían visto, así que aprovechamos la oportunidad, tomamos toda la vegetación que encontramos y la usamos junto con ramas del suelo para hacer una base a unos tres metros de altura, después la llenamos de rocas, no eran muy grandes, tal vez no podrían matar a esas personas, pero si aturdirlos, y ahí entraríamos nosotros, usando piedras como último recurso.
Cóndor amarró una liana del cañón a las ramas con las que se sostenía la base, y lanzó más hojas y ramas encima de la trampa para hacer que pareciera vegetación real, mientras tanto, Lechuza reunió más hojas para escondernos, la trampa estaba del lado de la selva, y nuestro escondite del lado de la pradera, a unos tres metros de distancia, y dependíamos de que los del otro equipo bajaran por el lado donde estaba la trampa, era un sitio seguro, ya que por ahí habíamos subido, si se daban cuenta de que era un lugar seguro, tal vez bajarían por ahí, pero que todo saliera exactamente como queríamos era algo muy difícil de conseguir, solo podíamos ocultarnos y esperar lo mejor, y prepararnos por si no era así.
Nos escondimos entre las hojas y esperamos, después de un momento comenzamos a escuchar voces, las personas comenzaron a bajar hacia el cañón, todo iba bien, estaban siguiendo el sendero que les dejamos, pero cuando estaban entrando al rango de ataque comenzaron a sospechar, no habían notado que las ramas de la trampa, pero la presencia de personas en el lugar parecía ser notoria, así que comenzaron a buscar en todos lados, entonces Lechuza decidió salir del escondite.

— Esperen, por favor— rogó a los enemigos— solo me estaba escondiendo para que no me mataran—

El equipo enemigo tenía lanzas hechas con palos rotos, no era mucho, pero era mejor que lo que teníamos, ella estaba en una clara desventaja.

— ¿Dónde está tu equipo?— preguntó uno de ellos mientras le apuntaba la lanza hacia el cuello.

— Los mataron— dijo asustada y con lágrimas en los ojos— nos tomaron por sorpresa, yo salí corriendo pero ellos se quedaron atrás y los mataron, me estaban buscando, por eso me escondí—

Nos dimos cuenta que estaba tratando de distraerlos, los estaba llevando a la trampa, haciéndolos retroceder hasta ella.

— No debemos confiarnos— dijo una chica— podría ser una trampa—

— No parece fingir el llanto— dijo otro— de verdad parece estar asustada—

— Aún así, el entrenamiento se trata de matar a los demás equipos, debemos matarla— reclamó la chica.

— Pues eso es verdad— dijo otro chico que iba con ellos.

— Entonces hay que hacerlo— dijo el primer chico.

— No... esperen, por favor— rogó Lechuza entre llantos mientras la acercaban a la pared del cañón y la hacían apoyar sus manos en ésta.

— Tranquila— dijo el primer chico— te prometo que será rápido—

Mientras lloraba, ví como sujetaba la liana que llevaba a la trampa, ella estaba de frente hacia la pared, y los cuatro miembros detrás de ella, entonces entendí su plan.

— Jalen la liana— susurré.

Águila y Cóndor tomaron la liana y los tres jalamos con todas nuestras fuerzas, al mismo tiempo que Lechuza se aferraba a la liana que estaba tocando, la arrastramos, derribando a los del otro equipo y activando la trampa, las rocas cayeron sobre ellos, y Lechuza salió con heridas menores. Aún seguían vivos, pero nos acercamos a ellos, les quitamos las lanzas y los matamos.
Lechuza se volteó un momento mientras intentaba no vomitar.

— ¿Estás bien?— preguntó Águila.

— Sí— respondió— es solo que... hay mucha sangre, de verdad parece real—

— Tranquila— dije mientras nos alejábamos un poco de la trampa— lo hiciste muy bien, aunque te arriesgaste mucho—

— Si no salía nos habrían matado a todos, si no entendían mi plan y me mataban se quedarían satisfechos y se irían—

— ¿Y si no lo hacían?— cuestionó Cóndor.

— Su llanto parecía real— dijo Águila— seguro le hubieran creído—

— De hecho, lloré de verdad— dijo Lechuza— quería ser actriz, así que practicaba mucho, intentando que mis emociones parecieran reales, al momento que salí intenté acercarme a la liana, si ustedes no la jalaban lo haría yo, aún si me matara en el intento—

— Eso explica mucho— dije— eres una buena estratega, espero hacer equipo contigo en las misiones reales—

— Igual yo— dijo— eres bueno analizando las cosas—

Teníamos nuevas lanzas, así que decidimos continuar, subimos el cañón, y caminamos un poco más, hasta que llegamos a un terreno montañoso, dónde escuchamos un fuerte estruendo, al mismo tiempo que escuchamos muchas personas hablando, y una lanza voló hacia nosotros.

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