11. Te encontré...

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El infante de doce años no quería hacerlo, no quería correr y dejar a su madre allí sola y tirada en el suelo. La sangre era lo único que le hacía temblar en ese momento, estaba preocupado por la única mujer que le dio cariño a pesar de no ser la verdadera mujer que le dió la vida.

El niño corrió lo más lejos que pudo, sin mirar atrás, más se quedó estático al escuchar un sonido fuerte como un fuego artificial, sin embargo, el sonido provenía del lugar en donde el sabía que estaba su madre. Pero como si fuera poco recordó las palabras de su madre:

“Por favor, haz lo que te digo... Corre, corre lo más lejos que puedas, no mires atrás, no tengas miedo, cariño. Lamento no poder protegerte, espero que entiendas que hago esto por ti, obedece a mami, ¿Si?.

Luego de estar horas lejos del lugar decidió volver a buscar a su madre, quería verla y a su vez verificar que todo estaba bien. Sin embargo, la escena no fue para nada conmovedora, era una escena ruin y despreciable, el solo ver a su madre sin signos vitales, sin gran parte de su ropa.

El niño tocó su cuerpo, el mismo estaba helado, no sentía aquel calor que su madre una vez le dió. Llamó varias veces a la mujer en el suelo, pero ella simplemente no contestó. Simplemente lloró y gritó, un sonido ensordecedor que rompió todas las ventanas del lugar. Sin más se desplomó en el suelo tomándose del cabello y cubriéndose con sus brazos.

— ¿Por qué...? ¿Por qué asesinaron a mi madre? Nosotros nunca molestamos a nadie, entonces ¿Por qué? — Se cuestionó el infante en ese momento arrugando la tela de su pantalón ya sucio.

— Ellas decidieron su castigo, al tomar algo que era mío desde el principio. — Una voz gruesa respondió a su pregunta.

— ¿Qué...? — cuestionó en respuesta el niño encarando al hombre que le hablo.

El pequeño retrocedió rápidamente, dicha figura le dio miedo más que otra cosa. Las luces de la ciudad alumbraron levemente dicha habitación abandonada y destruida, y allí se pudo observar a un hombre alto a traje negro con una máscara de conejo que le cubría todo el rostro incluyendo su rostro.

— Te apartaron de mi... Las dos mujeres que fueron tu "madre". — Concluyó sin más.

La cara del niño palideció mucho más que cuando observó a su madre fallecida en el piso.

— Vamos a casa.

El infante cambio su expresión distorsionada, su mirada careció de brillo en ese momento. Luego de unas horas conoció a alguien a quien nunca creyó ver... Al asesino de su "familia".

Como si fuera poco, los ojos del niño cambiaron de color, siendo ahora sus iris rojas y su expresión tranquila. Caminó hasta quién le había hablado y le extendió la mano. El hombre se sorprendió de lo que el niño hacia, pensó que iría a golpearlo o usar el gran grito destructivo.

— Conozco mi posición. — Soltó el niño, interrumpiendo los pensamientos del hombre en cuestión.

Dicho hombre sonrió y hablo:

— Veo que eres bastante inteligente...

Dicho hombre tomó la mano del niño, para luego soltarla y caminar en frente de él.

— Primer error, señor.

Dijo de la nada el niño, quién aún tenía las iris de sus ojos rojas brillante, como si fuese sangre. Este rápidamente tomo el arma del hombre sin que esté pudiese actuar al momento. Sin embargo, al ver que el niño le apuntaba no se inmutó, solo río.

— Adelante, dispara, no creo que tengas... — Fue interrumpido por la bala que atravesó su garganta.

¿Jefe, se encuentra bien? — Preguntó un chico de cabellos castaños con un antifaz negro a su lado. Haciendo que saliera de los pensamientos que poseía.

— Estoy perfectamente... ¿A caso no ves lo sonriente que soy? — Inquirió.

— Trae una máscara de conejo, jefe.

— Si... La traigo. No te preocupes, solo recordaba algo.

— ¿Puedo preguntar, jefe? — Cuestionó el del antifaz con temor.

— Solo... La vez en la que conocí a la persona a la que le quité está máscara tan llamativa. — Concluyó.

— ¿Seguirá con el plan original? — Cambió de tema el hombre de traje y antifaz a su lado.

— Claro, encontrar a todos los sujetos. Ese siempre fue mi plan.

— Entonces, proseguiremos con las órdenes asignadas previamente.

Sin decir otra palabra el hombre se fue de la habitación, dejando al joven alto de traje negro, con cabello castaño y máscara de conejo sellada a su cabeza con una cinta metálica que solo podía abrirse con una huella digital.

“Felicidades por eliminar a vuestro objetivo, como premio tiene una máscara. Espero me encuentres algún día antes de morir”.

Recordó aquellas palabras que venían escritas en una hoja pegada a la máscara cuando se la quitó a aquel hombre al que asesinó sin piedad. A su primera víctima de la que junto con el cuerpo de su madre se aseguró de incinerar.

— La escoria es escoria... Pero yo soy mucho más que la escoria.
















Hola, soy Wings. Espero les haya gustado este nuevo capítulo, por lo menos ya conocieron un poco del pasado de nuestro asesino favorito en este AU.

Espero les guste, si es así, denle estrellita y su opinión ^^.

Además... ¿Les gustaría que se hiciera un grupo en alguna red social? Ustedes díganme, sin más, me retiro a estudiar ;-;

Mensajes de un Asesino ~|Killer J.K|~ AUWhere stories live. Discover now