Camila
Eran las 8:45 de la noche y yo estaba lista ya para mi cita con mi Marcus. Había elegido ponerme un vestido pegado negro de tirantes que me llegaba algunos dedos arriba de la rodilla, combinándolos con unas zapatillas negras que parecían ser negras pero eran tornasol con toques lila y verde, y mi cabello suelto lacio. De maquillaje fue sencillo solo con un delineado, rubor, mascara de pestañas y un gloss.
Estaba enfrente del espejo cuando el timbre sonó y todos los músculos de mi cuerpo se tensaron pero con valor me dirigí hacía donde provenía ese sonido y abrí la puerta haciendo que la boca me llegara hasta el suelo y la baba saliera de esta por la impresión de tener semejante adonis enfrente de mi.
Que hombre más bueno.
Con su cabello castaño peinado en un desorden perfecto haciendo conjunto con su camisa negra arremangada dándole un aire casual pero elegante, sus pantalones del mismo color remarcaban muy bien sus piernas y no quiero ni imaginarme lo bien que le favorecían a su trasero.
-Si quieres te doy mi pañuelo para que limpies tu baba- hablo con sorna en su voz y no pensaba quedarme atrás.
-Creo que necesitaré quitarte algo más que tu pañuelo- respondí haciendo conjunto con una sonrisa ladina que se adorno en mi rostro.
Tome mi bolsa y salimos de mi casa para irnos a no se donde porque el no quiso decirme cual sería nuestro destino esta noche.
Por mi mente pasaban miles de restaurantes lujosos y no podía evitar sentirme un poco nerviosa ya que aunque como cualquier persona obviamente si me gusta ir a la lugares así pero en estos momentos solo quería tener una charla cómoda con Marcus, solo el y yo, conocerlo un poco más porque verdaderamente no sabía mucho de el y el tampoco sabía mucho de mi.
No me había equivocado, nos aparcamos afuera de un restaurante demasiado lujoso llamado "La Fragata". Vengo de una familia para nada parecida a la de Marcus y se comportarme en este tipo de lugares pero todavía me parecía un poco intimidantes.
-¿Crees que es mucho?- su pregunta me hizo volver a la realidad y ver su cara apenada. Algo nuevo en él.
-Es hermoso- y era cierto, mis padres me enseñaron a valorar los detalles que haga otra persona por ti.
Entrando al lugar era mucho más elegante que como se veía por fuera, llegamos junto un señor en una pequeña mesita en la entrada.
-Buenas noches ¿Tienen reservación?- su voz era neutra pero la amabilidad estaba en ella.
-Una mesa a nombre de Marcus Lancaster- mi adonis hablo como normalmente lo hace, frío y sensual.
¿Cómo es hablaba de esa forma y todavía podía ser educado?
-Pasen conmigo por favor- ambos lo seguimos.
Íbamos pasando entre las mesas y me estaba desorientando un poco al ver que no nos deteníamos y casi estábamos en lo que imagine era la salida trasera del lugar pero justo cuando llegamos a esa puerta el señor que nos estaba guiando se detuvo y hablo.
-Adelante y disfruten de la cena- abrió la puerta y nos hizo pasar a Marcus y a mí.
Decir que estaba impactada era poco, lo que creí que era una puerta trasera en sí era una entrada hacía una terraza realmente hermosa con luces brillantes pero tenues ante la oscuridad de la noche, en el centro del pequeño lugar estaba una mesa con flores en medio y un sin fin de porcelana con comida y vino. Sin embargo, lo que se llevo toda mi atención fue la vista de aquel lugar que si ya me parecía hermoso viendo lo que hay delante de, me dejo quieta y conteniendo mi respiración de lo hermoso que era. Un pequeño lago iluminado por la luz de la luna se podía ver después de aquel barandal, por instinto me fije hacía abajo y pude ver que si se podía bajar y estar directamente enfrente de aquel precioso lugar que hacía que se me enchinara la piel.
Pude quedarme viendo aquel bello lago toda la noche hasta que alguien decidió interrumpir mi momento especial con aquel lugar.
-¿Qué te parece?- Marcus hablo con un tono burlón, al parecer noto mi embelesamiento con aquel pequeño lago.
Un lugar que me daba paz era la playa, ver la noche o el atardecer, a veces hasta iba a correr muy temprano para poder ver el amanecer. Estar frente al agua me generaba confianza, seguridad y tranquilidad. Amaba eso y amaba sentirme así.
-¿Camila?- volvió hablar pero esta ves soltando una pequeña risita burlona.
-Es hermoso, perfecto y no sabes lo que estoy sintiendo ahora mismo- hasta mi voz sonó tan lenta y pacifica.
-Siento que te quedarás dormida en cualquier momento- río y ahora mucho más fuerte.
Amaba oírlo reír, era un sonido hermoso.
-No te aproveches, estando en un lugar así saca mi lado mas honesto- hablé mientras reía pero disminuí un poco cuando vi que se tensaba, pero decidí ignorarlo.
Marcus
Ver como sus ojos se iluminaron cuando vio aquella terraza, ver ese brillo en aquellos orbes cafés supe que había valido la pena reservar este lugar. No pude evitar una sonrisa cuando vi que sus ojos se volvieron dos estrellas al ver la vista de aquel lugar. Un lago.
Mis sentimientos hacía ella eran tan confusos, me hacía creer a mi mismo que lo que ocasionaba que la piel se me enchinara eran las ganas de hacerla mía de una maldita vez, pero viendo esta escena que para nada tiene algún contexto sexual -aparte de su vestido- supe que no iba algo bien. Me tensé por un momento al entender por donde iban mis pensamientos y mis sentimientos, pero me volví a relajar al ver que esas dos grandes estrellas que tenía la morena como ojos me estaban viendo y por un segundo creí que podía ver más allá de mi cuerpo. Que podía ver lo que sentía.
Ojitos, ¿Qué carajo me estás haciendo?
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Siempre fuiste tu
RomanceCamila López era la típica pueblerina que parecía tenerlo todo, una familia grande y que la amaba, el novio dulce y tierno que daba todo por ella. Todo en su vida se estaba alineando hasta que por obras del destino -y tragedias-, sale de su pueblo s...