—Déjame adivinar...— dijo Neji, sujetando su barbilla. Sasuke resopló y dió media vuelta para irse —Espera, sé que puedo hacerlo.
"¿Y si le borro la memoria también?" Gruñó internamente.
—Tengo cosas que hacer— espetó.
—Es Naruto ¿No?— el trigueño se detuvo en el acto.
—¡¿Qué estupidez estás diciendo?!
—Pues, esa es mi conclusión después de un simple análisis— Neji se puso de pie y se acercó mientras hablaba —Conoces mucho sobre los Alfas, siendo tú un Omega. Eso me da a pensar que la persona que te gusta es de esa casta. Y los que recibieron esa clasificación son; Sakura, que si no le hiciste caso en tantos años, no veo por qué ahora sí lo harías. Kiba, nada que ver contigo— negó con la cabeza —Lee, nop, Shikamaru, ya está emparejado con la hermana del Kazekage. Luego estoy yo ¿No estás enamorado de mí, cierto?— Sasuke bufó —Solo quedaría Naruto.
—Eso es un razonamiento sin fundamentos— se cruzó de brazos.
—¿De verdad?— preguntó Neji, sarcástico —De todas formas no es de mi incumbencia— se encogió de hombros y pasó de largo —Gracias por el consejo.
—¡Tsk! ¿Quién se cree?— rechistó con molestia "¿Es tan evidente?"
***
—¿No vas a hablarme? Hace días que no lo haces.
—¿Qué quieres que te diga?— gruñó el zorro.
—No lo sé, sueles ser bastante molesto a veces— señaló Naruto, de camino al campo de entrenamiento.
—Por eso, mejor no te molesto.
—¿Estás enojado?
—No.
—Pues parece que sí.
—Sigue pensando en el Uchiha y déjame dormir— gruñó Kurama.
—¿Entonces es por Sasuke? Pensé que me ayudarías— se quejó el rubio.
—Prefiero no meterme. No quiero tener nada que ver con el sharingan.
—¿Qué tiene que ver el sharingan en todo ésto?— detuvo su caminar, para centrarse en la conversación.
—Nada, simplemente no me gusta— Naruto suspiró ante la reticencia de su compañero.
—Sasuke no te haría daño, Kurama.
—¿Eso crees?— preguntó con sarcasmo —Como sea, prefiero mantenerme aparte.
—Espero que no sea así por siempre— pidió, pero el bijū no le volvió a contestar.
Habían pasado par de días desde que le pidió consejo a Jiraiya. En realidad no sabía si funcionarían, Sasuke no era una chica y Naruto pensaba que no caería tan fácil en sus supuestos "encantos masculinos". Tal vez el ero-sannin solo se estaba burlando de él.
Llegó al lugar dónde solía entrenar el equipo 7 y se quitó su camisa negra, dejándola encima de uno de los tres troncos que allí se encontraban. ¿Qué podría hacer él, para sorprender al Uchiha? Sasuke era el ninja más fuerte que conocía, una simple demostración de poder no iba a funcionar.
***
A veces se preguntaba por qué tenían tanta suerte para encontrarse con gatos callejeros. El minino descansaba en su regazo, mientras intentaba atrapar una brizna de yerba que Sasuke agitaba delante de sus patas. Al menos el juego con el gato alejaba un poco sus precauciones. Permitió que atrapara la hoja y recostó la cabeza al tronco del árbol. Estaba resistiendo la tentación de volver a casa de Naruto. Cuando el rubio terminó en el hospital, a causa de la fatiga, decidió que no lo buscaría más. Le estaba causando daño, aprovechándose de él para satisfacer sus deseos carnales y recibiendo el cariño que le ofrecía Naruto, sin siquiera merecerlo.
Suspiró pesado, entonces, unos sonido lejanos llamaron su atención. Era la exhalasión fuerte de una persona que estaba entrenando, lo reconocía perfectamente. Giró la cabeza en esa dirección y se dió cuenta de que era la voz de Naruto. Tomó al gato y lo dejó a un lado, con sigilo se acercó lo suficiente para observar, subiéndose a la rama de un árbol y escondiéndose en el follaje.
El rubio hacía lagartijas con una mano en la espalda, su rostro ya estaba sudado y su pullover se le pegaba a la piel. Con un impulso mayor, cambio de mano rápidamente y empezó otra tanda con el otro brazo. Sasuke sonrió de lado y estaba a punto de marcharse, pero por alguna razón, su cuerpo no obedecía.
Naruto terminó veinte minutos después, con un movimiento rápido se quitó el pullover empapado, se secó el rostro y lo arrojó junto a sus otras pertenencias. Sus músculos estaban hinchados por el ejercicio resiente y la piel bronceada brillaba al Sol, debido al sudor que corría en líneas desde su cuello hasta su abdomen bajo.
—¡Qué calor!— se quejó. Sasuke volvió a sonreír, divertido ante la escena. Pocas veces había visto a Naruto entrenando solo y nunca con esa edad.
El rubio caminó hasta el lago y se agachó en la orilla, para tomar agua con su mano y refrescar su rostro y cuello. Luego volvió al lugar y comenzó a hacer abdominales con las piernas estiradas en ángulo de 45°. Los músculos de su vientre eran un espectáculo para los ojos y Sasuke no salió indemne de ello. Sintió como su cuerpo reaccionaba a lo que estaba viendo y su pantalón comenzaba a sentirse más apretado.
—¡Maldito, Dobe!— gruñó bajo y luego vió como Lee llegó corriendo a donde estaba el rubio, con cara de angustia.
—¿Qué ocurre?— preguntó Naruto, incorporándose de un salto ágil.
—No le digas a nadie que pasé por aquí— suplicó y se fué corriendo rumbo al bosque en el otro extremo.
Naruto se rascó la cabeza, viéndolo marchar y después de encogerse de hombros, saltó y se sentó sobre uno de los troncos a meditar. Sasuke se acomodó para verlo mejor. Parecía tan relajado y enajenado... Era simplemente calmante verlo.
Pero la tranquilidad no duró mucho, pues el Uzumaki miró por un instante hacia donde estaba, sobresaltádolo, pero luego volvió a su entrenamiento y comenzó los movimientos rutinarios del ninjutsu kamae. Había mejorado mucho su taijutsu, tenía que reconocerlo. Sus movimientos eran precisos y con gran energía. Observó las posiciones; shizen, ichi monji, doko... hasta que se sentó en el suwari gata y dejó salir su respiración y con ella la tensión de los movimientos.
—¿Me vas a mirar todo el día?— soltó el rubio de repente y Sasuke casi se cae de la rama.
Lo había atrapado infraganti, no podía ser peor la situación. Tragándose su vergüenza y colocando su mejor cara inexpresiva, se bajó del árbol y caminó hasta él, intentando que sus ojos no recorrieran su torso desnudo.
—No te estaba mirando, tú te pusiste a entrenar en el lugar en el que me encontraba descansando— justificó y Naruto resopló una risa. Sasuke lo vió estirar los músculos de sus brazos y luego sacudirlos ligeramente.
—¿No quieres entrenar conmigo?— preguntó —Apuesto a que puedo ganarte.
—Sí, claro.
—¿Tienes miedo, gallinita?— picó Naruto, y Sasuke relamió sus labios para no reírse. Se quitó la capa y la arrojó junto con su camisa y pullover, a un lado de la ropa de Naruto —Bien...— dijo el rubio —¿Con qué empezamos?
—Nage Waza.
—¿Proyecciones? ¿Estás seguro?
—Sí ¿Por qué preguntas?.
—Por nada, empezamos— se puso en posición.
Los dos intercambiaron una serie de golpes rápidos, ambos esquivando o bloqueando con facilidad. Los golpes de Naruto se habían hecho más fuertes y contundentes, pero no eran un problema para Sasuke, siendo su cuerpo casi igual de fortalecido y más flexible que el del rubio. Luego el Uzumaki logró agarrarlo de un brazo, giró y lo proyectó contra el suelo, de espaldas. Se alejó de un pequeño salto, permitiéndole incoporarse de inmediato.
—Solo fué suerte— gruñó el Uchiha. No quería admitir que la cercanía lo estaba poniendo nervioso.
Reanudaron su lucha, y ésta vez, fué Sasuke quién lo tomó de ambos antebrazos, se tiró de espaldas al suelo y pegándole en el abdomen con un pie, lo impulsó sobre su cabeza y Naruto cayó con un golpe fuerte, también de espaldas.
—¡Maldición!— gruñó divertido —Eso dolió —Sasuke lo ayudó a incorporarse.
Una tercera ronda, para terminar en una situación más comprometedora; Sasuke pegó en una de sus pantorrillas y lo derribó. Naruto cayó nuevamente al suelo y Sasuke se subió sobre su regazo, apuntando a su cara con el puño izquierdo y la respiración de ambos agitada.
Tragó en seco cuando percibió las feromonas del Alfa, mientras se perdía en su mirada azul e intensa. Naruto no decía nada, solo lo observaba con seriedad y Sasuke estaba tan inmóvil, que ni había movido su puño de lugar.
En ese mismo instante, la voz del Kazekage los sacó de su trance y el Uchiha se incorporó rápidamente. El rubio dejó caer la cabeza en el suelo y suspiró con pesadez.
—¡Naruto!— gritó Gaara, flotando hasta donde estaba, sobre una nube de arena —¿No has visto a Lee pasar por aquí?
Naruto solo apuntó en la dirección en la que se había ido el cejas y Gaara siguió su camino.