Al abandonar los hermanos Valencia la sala de juntas, lo único que podía ver Mario era como la mandíbula de su amigo parecía que en cualquier momento se fracturaría en dos partes producto de la alta tensión a la cual la tenía sometida. Era evidente que Armando Mendoza estaba furioso por la decisión que había tomado Betty con respecto al vampiro, ¿permitir que entrara a Ecomoda? ¿Encima que él fuese su jefe?
¡Dios mío, esto era una auténtica pesadilla!
Armando no había musitado ni una palabra desde entonces, pues se notaba que estaba haciendo todo lo posible para no estallar en ese sitio, porque así como su mandíbula delataba lo tensó que se encontraba, sus nudillos también se habían puesto blancos por la fuerza continua que ejercía para apretar la carpeta entre sus manos.
Mario dejó de observar a su amigo al oír como Nicolás y Gutiérrez se levantaban de sus lugares, quienes hasta los momentos aún seguían ahí porque estaban platicando en voz baja las tareas que les había asignado Betty. Justo cuando los dos hombres estaban por retirarse del lugar, el jefe de recursos humano se volvió para decir con precaución:
-Don Armando... disculpe, pero se me olvidaba un asunto...- El aludido haciendo un esfuerzo sobre humano alzó la mirada hacia él-. La doctora Pinzón necesita que usted le desocupe la oficina y saque sus cosas.
-Que alguien lo haga por mí... Gutiérrez- logró mascullar entre dientes.
Nervioso por el pésimo humor del accionista, el empleado carraspeó la garganta con el fin de disimular su estado.
-Por supuesto que sí, excuse me- dijo, dándose la vuelta y pasando por un lado de Nicolás quien aún aguardaba en la puerta.
Inevitablemente, Mario y Armando hicieron contacto visual con él.
-Podemos seguir a mi oficina y le muestro los planes del gobierno pues, en exportaciones- Se les ofreció el economista algo incómodo por tener que tratar con el causante del dolor de su amiga y el que de paso le había propiciado una paliza a él.
-Yo creo que no- contestó rápidamente Mario, para evitar someter a Armando a semejante escena ya que sabía que entre los dos hombres habían grandes roces y en encima su amigo no estaba de muy buen humor que se diga.
-Vea, Nicolás, muchísimas gracias... pero nosotros iremos al Ministerio de Comercio Exterior a averiguar todo lo necesario- se limitó agregar el menor de lo Mendoza lo más amablemente posible.
-Está bien, está bien- dijo levantando las manos a modo de defensa y con una mueca en el rostro-, como quieran- Segundos después, el economista salió dejando completamente solos al par.
Mario se levantó de la silla y colocó una mano sobre el hombro de Armando.
-Vamos, hermano, tenemos trabajo que hacer.
Este exhaló sonoramente y se puso de pie para encaminarse hacia el estacionamiento subterráneo de la empresa. Una vez allí, mientras se dirigían a paso lento hacia sus vehículos, los cuales se hallaban parqueados uno al lado del otro, Armando decidió romper el silencio.
-Esto no puede ser, Calderón, ¿cómo es posible, Betty haya permitido que semejante tipo entrara a Ecomoda y encima darle un cargo tan importante, después de todo lo que le ha hecho?- comentó indignado, luego de comprobar que no hubiesen moros en la costa.
-A mí me huele esto a venganza- canturreó Mario como respuesta.
-¿Qué?- Armando lo miró con una expresión de confusión grabada en su rostro.
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Yo soy Betty, la fea: Un Valencia junto a una Pinzón
FanfictionDespués de enterarse de la real situación de Ecomoda. Daniel Valencia, como el hombre inteligente y perspicaz que siempre se había caracterizado ser, nunca pudo dejar de preguntarse los motivos de la tan repentina e inesperada traición de Beatriz P...