Solo existía una palabra para definir todo lo que observaba: genial.
Era un gran salón con sillas organizadas en filas. Al frente, se podía apreciar el gran escenario, donde se hallaban instrumentos de todo tipo. En el techo, exactamente arriba del escenario, se encontraban una gran variedad y cantidad de artefactos que, sinceramente, no tenía la menor idea para que sirvieran.
Fije mi mirada en las paredes del salón. Estas estaban decoradas con pancartas o carteles con frases iguales o más motivadoras que la que se encontraba en la entrada. Me solté de la mano de Edu y caminé alrededor de las paredes, apreciando cada pancarta. Una en especial me llamo la atención. Esta era rosada con muchos dibujos, realmente atractiva, pero lo que me impactó y emociono fue lo que decía: "Dios te ama, y aunque pases por mil pruebas, quiere que sonrías".
Automáticamente una sonrisa se plasmó en mi rostro. Sentí que mi corazón se ablandaba y que mis ojos se cristalizaban. "Sonreiré por ti" pensé. No estaba llorando. Me sentía feliz, un enorme gozo lleno mi corazón con una simple frase. Aún sumergida en mis pensamientos, Edu apareció agarrando mi mano nuevamente, bajándome de mi nube.
— ¿Estás bien?— preguntó preocupado seguramente debido a mis ojos al borde de las lágrimas.
— Ni te imaginas— dije mostrándole la sonrisa más sincera que tenía.
— Me alegro— dijo colocando su brazo alrededor de mis hombros — ¿Nos sentamos? — invitó a la vez que nos dirigíamos a las sillas.
Decidimos sentarnos en el medio del salón, no tan atrás, ya que según Alex se lograba apreciar una mejor vista del escenario.
Me senté al lado de Edu para que luego, de mi otro lado se acomodara Teo. Pude notar como Edu se tensaba al ver como él se sentaba muy cerca de mí a la vez que se sostenía de mi rodilla mientras lo hacía. Fue un momento realmente incómodo.
Luego de esa no tan agradable situación, comenzamos una animada conversación entre los 3, mientras que Alex y las gemelas preparaban mate y galletitas.
Al estar hablando entre nosotros, pude notar que varios grupos de chicos hablaban igual de alegremente, lo que le daba un toque juvenil y especial al lugar.
De a poco las luces se iban apagando y los artefactos, que antes no sabía para que estuvieran, comenzaron a proyectar miles de luces y puntos que iluminaron el techo y las paredes del lugar en una oscuridad absoluta.
La batería comenzó a sonar y al instante todos comenzaron a levantarse de sus asientos. Instintivamente, me puse de pie al igual que todos. Algunas luces en el escenario comenzaron a encenderse, mostrando así a los que estaban por tocar. Pude notar que la batería de a poco fue adquiriendo un ritmo muy movido y con ella, los aplausos de los chicos la acompañaban.
Todos aplaudían bailaban y sonreían. Era realmente muy entretenido.
Una de las cantantes comenzó diciendo:
— ¿Cuántos vinieron acá con ganas de darle a nuestro Papá todo lo que se merece? — preguntó casi gritando.
Un grito de euforia recorrió el lugar. Un grito de alegría. Un grito de esperanza. Un grito lleno de miles de emociones que eran liberadas en esa mínima expresión de entusiasmo.
Repentinamente, una pantalla gigante, que hasta ahora no había notado, se encendió mostrando con ella un fondo en el que se veía dos manos entrelazadas.
Los demás instrumentos comenzaron a sumarse al ritmo, y las voces no tardaron en iniciar la canción. La letra de la canción se iba mostrando en la pantalla gigante a la vez que era cantada con una sincronía notable.
La canción era movida en sí, pero su letra era emotiva. Vi como todos cerraban sus ojos y cantaban a todo lo que su garganta les permitía. Algunos levantaban sus manos o simplemente sonreían con una mano en su corazón. Pude notar como Teo levantaba una de sus manos mientras su otro brazo solo colgaba al otro lado de su cuerpo, mientras una gran sonrisa se formaba en su rostro.
A mi otro lado pude ver a Edu, cantando con una mano en su pecho y otra levantada formando un puño, su sonrisa era tan tierna como la de un niño pequeño.
Decidí leer la letra de la canción nuevamente, y justamente comenzó a cantar una chica:
"Al sentirme sola,
Recordé allí,
Que en aquel madero,
Morías por mí..."
Me había sentido especial solo con esas cuatro frases, algo me estaba sucediendo y no entendía que era.
La canción siguió:
"Y es que yo no entiendo,
Que viste en mí,
Por eso hoy vengo,
A entregarme a ti..."
Realmente algo me estaba pasando. Sentí como un calor comenzó en mis piernas y fue subiendo a cada parte de mi cuerpo.
La canción continuó, pero no podía escucharla. Cerré mis ojos y podía sentir que una luz me apuntaba. Mis párpados comenzaron a temblar y mis manos a levantarse. La canción termino y le siguieron 3 canciones más. En todo este tiempo, mis ojos permanecieron cerrados, mientras escuchaba atentamente la letra, y con cada palabra, me sentía cada vez más especial y el calor comenzaba a aumentar. Las cantantes terminaron la última canción y un chico fue el que se encargó de hablar por el micrófono esta vez.
La música comenzó a cesar su ritmo rápido para transformarse en uno más lento. El chico comenzó a hablarle. Todos nosotros comenzamos a hablarle. Cada uno siguiendo la oración del que estaba en el escenario con el micrófono en mano. Estaba realmente conmocionada. Estaba realmente feliz. Me sentía amada. Me sentía especial. Y con esto, solo pude articular unas pocas palabras pero creo que con estas fue suficiente.
— Gracias Papá, gracias por sanarme, gracias por estar. Gracias por amarme. Solamente gracias.— dije a la vez que una sonrisa ocupaba lugar en mi rostro.
Alex en Multimedia❤
Hii ! ¿Como estan?
¡Bueno espero que les guste este capítulo!
Esta canción es "Regreso a ti" de Alex Campos y sinceramente la amo!
¡Dejen sus votos y comentarios!
Gracias por todo! Son los mejores!
Un besoo❤
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Guerrera De Cristo. [TERMINADA]
Teen FictionEsta es la historia de Luciana, una joven que decide encaminarse en el camino de Cristo. Un camino lleno de piedras que querrán hacerla tropezar. Un camino difícil y lleno de obstáculos, por el simple hecho de ser el camino correcto y que para segu...