Los días fueron pasando poco a poco. Ese momento que habían compartido Edén y Kain los había separado algo más. No entendía por qué el muchacho había comenzado a decirle todas esas cosas tildando su actitud de infantil. Parecía que se había reído de ella o más bien de que se encontrase mal por una situación que la había desmoronado anímicamente.
—¿Todo bien? —preguntó Derek mientras se sentaba a su lado.
Edén le miró sorprendida —¿Qué te ha pasado estos días?
—Disculpa, han sido unos días complicados, perdón por no avisarte. Prometo que te compensaré —afirmó.
—No hace falta —respondió con una sonrisa.
—Sí, sí que hace falta —agarró su barbilla con su mano y le dio un suave beso en los labios—. Me gusta esto.
—¿El qué? ¿Besarme? —preguntó Edén con una sonrisa.
El muchacho negó con la cabeza mientras observaba a su alrededor.
—No, bueno, también, pero me refería a estar juntos.
Tras oír las palabras del chico, Edén se acercó a sus labios y le dio un beso que duró unos segundos más que los anteriores. Él lograba hacerla olvidar todo, le hacía sentir que estar con él era la mejor decisión que podría haber tomado.
—A mí también. —afirmó.
Edén observó detenidamente los ojos color miel del rubio mientras se planteaba una duda que le carcomía.
—¿Estás bien? —preguntó el chico viendo como la rubia se había quedado estática observándole.
—¿Qué crees que pasaría con lo nuestro si llego a ser nocturna? —preguntó realmente afectada.
El chico le restó importancia a la pregunta mientras hacía gestos con la mano.
—Estoy seguro de que serás diurna. —sonrió levemente esperando que la chica dejase de preguntar, porque ni siquiera él tenía una respuesta.
—Ya, una suposición no me vale ¿puedes ponerte en la situación de que yo llegue a ser nocturna? —insistió.
—No lo sé Edén, cuando llegue el momento lo decidiremos, ni siquiera sé cómo hacen las pruebas a los humanos —hizo una pausa—. Solo ten fe.
—¿Sabes que lo que acabas de decir suena como si fuese una rata de laboratorio a la que deben examinar?
Derek sonrió ampliamente mientras observaba a la muchacha.
—Yo puedo examinarte si quieres —dijo acercándose a su oreja y dándole un suave mordisco.
Edén negó con la cabeza mientras sonreía.
—¿Nos vamos a clase? —preguntó ella levantándose de la mesa con la bandeja en la mano.
El muchacho imitó su gesto y ambos dejaron los platos en el reposa bandejas, salieron de la cafetería para continuar con la clase que compartían.
—Voy al baño, espérame allí —requirió el muchacho.
Edén simplemente asintió y se dirigió a su clase. Al entrar, un brazo la detuvo
—¿Quedamos más tarde para hablar? —la preguntó Kain mientras la sujetaba de la mano.
—No me apetece hoy —concluyó la chica caminando hacia su asiento, dejándole ahí con las palabras en la boca.
Segundos después, Derek apareció a su lado. La clase prosiguió su curso mientras Edén intentaba prestar atención, cosa que le costaba puesto que no era un tema que le agradase demasiado. Una vez hubo acabado, sintió que su cabeza finalmente descansaba.
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LOS DIURNOS: Durante las horas del día
Science Fiction1° PARTE DE LA TRILOGÍA: HORAS BISIESTAS > El tiempo de Edén está siendo contado sin que ella lo sepa y se le está acabando poco a poco. Ella ha descubierto que es un ser del tiempo, algo que su padre no le había explicado, no hasta que su madre mur...