· .· i'd give u my sunshine, give u my best . . . but the rain is always gonna come if u're standing with me ✹ ·
꒥ Genevieve Rousseau siempre tuvo una vida complicada, que se podría complicar más si alguien como Jamer Potter decidiera entr...
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King Cross, 91'
La familia Potter se encontraba reunida en la estación 9 ¾ despidiendo a Harry, quien estaba por partir a su primer año en Hogwarts, lo cual era muy emocionante, ya que había estado esperando toda su vida por ese momento.
Harry estaba muy nervioso, sus padres y tíos durante toda su infancia le habían hablado de Hogwarts y de lo mágico que era estar ahí, ahora le tocaría experimentar en carne propia, las cosas de las que solo había escuchado, al menos contaba con que tendría a sus mejores amigos con él.
Harry miraba hacia todos lados, asombrado por la magia del lugar, ni siquiera había abordado el tren y ya estaba sorprendido de ver a tantos magos y brujas por todos lados cargando baúles y algunas mascotas con ellos.
No era de extrañar que los hermanos Potter no se quedaran quietos, todos reían y se correteaban alrededor de sus padres, Harry observaba a los mellizos pelear por estar en los hombros de su padre, mientras que Lillian parecía buscar algo o a alguien por todos lados, la pequeña Sophie de dos años, era la única que parecía tan callada como él.
Genevieve conocía a Harry como a la palma de su mano, con solo mirarlo sabía perfectamente lo que pasaba por su cabeza, así que cuando notó la preocupación en sus ojos verdes, no dudó en tomar su mano con fuerza y tratar de acomodar su cabello rebelde.
— ¿Estás bien, cariño? — Preguntó de forma maternal.
— Eso creo — Harry sonrío en su dirección con sinceridad, sabía que Genevieve no era su madre biológica, pero de cualquier forma, la quería tanto como podría quererla si lo fuera, tal vez incluso más — Aún no veo a Draco o a Ron...
— No deben de tardar, a los Weasley seguramente se les atravesó algo en el camino y sabes que a Narcissa y Draco no les gusta ser impuntuales, te aseguro que estarán aquí pronto.
Harry asintió sin muchas ganas de seguirle dando vueltas al tema — ¿Puedo preguntar algo?
— Sí, claro.
— ¿Cómo fue tu primera vez aquí?
Genevieve sonrió con nostalgia, claramente recordaba la primera vez que había llegado a la estación, aunque de eso ya hubieran pasado veinte años. Recordaba a sus padres diciéndole la importancia de quedar en Slytherin y a Magnus impaciente por también ir a Hogwarts, una lágrima rebelde rodó por sus mejillas al recordar a su hermano, ni siquiera el tiempo había hecho más fácil vivir con su ausencia.
— Lo lamento, te puse triste — Se disculpó Harry antes de abrazarla.
— No es eso, cielo, tú jamás podrías ponerme triste — Dijo secándose las lágrimas — Fue hace demasiado tiempo, yo estaba aquí con mis padres y ya les he contado que tus abuelos tienen modos muy distintos a los nuestros, estaba aterrada si te soy sincera.
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— ¿Y qué pasó? — Preguntó Lilliane, recibiendo la atención de toda su familia.
— ¿Qué pasó? Pues pasó que un niño de gafas redondas y cabello completamente despeinado llegó corriendo haciendo que perdiera el equilibrio y cayera — Río negando con la cabeza y mirando a su esposo.
James se hizo el desentendido mirando hacia el cielo — El día está precioso, ¿Verdad? Me pregunto, ¿Qué habrá sido de ese mocoso?
— ¡Ese fuiste tú, papá! — Exclamó la pequeña Mia quién era sostenida por su madre.
Era sorprendente lo rápido que había pasado el tiempo, Harry estaba a punto de abordar el tren para comenzar la aventura de su vida; a Lilliane aún le faltaban dos años, pero todos sabían que eso iba a llegar volando; los mellizos aún eran pequeños, les quedaba mucho tiempo antes de asistir a Hogwarts, pero estando ellos, sus padres nunca se aburrirían; finalmente estaba Sophie quien apenas tenía dos años que era probablemente la bebé más consentida del mundo mágico, especialmente por su tío Sirius.
— ¡Llegó el mejor tío del mundo! — Dijo Sirius llegando junto a la familia, recibiendo un golpe en las costillas por parte del castaño a su lado — Y el segundo mejor, que agresivo, Lunático.
Sirius y Remus habían comenzado a trabajar en Hogwarts como profesores de Transformaciones y Defensa Contra las Artes Oscuras respectivamente y aunque decían que lo hacían por tener algo en lo que ocuparse, realmente disfrutaban de lo que hacían, especialmente de seguir causándole dolores de cabeza a la profesora McGonagall en el mejor de los sentidos junto a los bromistas de su generación, los gemelos Weasley.
— ¡Tío Shirius! — La más pequeña de la familia corrió a los brazos del pelinegro quien la recibió feliz.
— ¡Harry! — Lo saludó Remus — ¿Cómo te sientes?, ¿Estás listo?
— ¡Lo estoy! Es decir, eso espero...
— ¡Lo harás bien, amigo! — Dijo su padrino revolviendo su cabello — Eres un Potter, lo traes en la sangre.
— Y un Evans — Dijo Remus sonriendo a James y Genevieve.
— Y un Rousseau también — Concluyó James abrazando a su esposa.
Harry sonrío orgulloso, por supuesto que todo estaría bien, detrás de él siempre estarían las personas más valientes que conocería en su vida para apoyarlo y sabía que nunca lo dejarían caer.
Tan solo algunos minutos después, los Weasley y los Malfoy llegaron con ellos, listos para partir a la aventura, aunque antes de irse, Harry quiso un minuto con sus padres mientras que sus tíos cuidaban de sus hermanos.
— Si necesitas algo en cualquier momento y cualquier día, escríbenos, ¿De acuerdo? — Dijo Genevieve para abrazarlo.
— Viv, se le va a hacer tarde... — James trató de separar a la rubia de su hijo con delicadeza.
— Supongo que tu padre tiene razón, ya estás muy grande para esto, es solo que... no esperaba que este día llegara tan pronto, recuerdo cuando te tuve en mis brazos por primera vez — Para ese momento, ya era la segunda vez en el día que las lágrimas traicionaban a Genevieve — Siempre has sido un guerrero, Harry, estoy segura que te irá excelente, recuerda que tienes una familia que te ama y te apoya de manera incondicional, para toda la vida.
Harry sonrío volviendo a abrazar a su madre, claro que no tardó en unir a su padre también — Nunca voy a ser muy grande para esto, mamá.
— Te voy a extrañar tanto, mi niño.
— Recuerda buscar el mapa — Dijo James para dejar un beso sobre la cabeza de su hijo.
— Bajo ninguna circunstancia busques ese mapa — Dijo Genevieve — Pórtate bien, Harry, trata de no hacer enojar demasiado a Minnie.