Capítulo 7

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Había pasado una semana desde la llegada de los "Ninjas" al Mundo Mágico, y todos tenían opiniones distintas sobre ellos.

Empezando por Dumbledore, al anciano no le hacía ni la más mínima gracia que los "Shinobis" no le obedecieran en lo más mínimo.
El único con el que había hablado directamente era con el Capitán Hatake, el tipo de cabellos blancos era todo un rival para él, a parte de Tom y Gellert, Albus no había conocido a muchas personas que pudieran llevarle la contraria con tanta facilidad como lo hacía Hatake. El peliblanco sabía escoger con exactitud cada palabra que decía, jamás soltaba información extra o que le pudiera ser útil para él, todos sus movimientos o sus acciones estaban friamente calculados. El hombre era sumamente inteligente, astuto y no caía en ninguna de sus artimañas.

Los otro jóvenes, el Uzumaki, Uchiha, Haruno y Sai, tampoco lo obedecían en lo más mínimo (Estaba seguro que esos no eran sus nombres tampoco). Pensó que esos jóvenes al igual que los que conocía de esa edad se dejarían influenciar así como lo hizo con casi todos los estudiantes de Hogwarts, pero se equivocó. Los jovenes tampoco lo obedecían en nada, al único que obedecían era a Hatake, cumplían al pie de la letra cada orden que el peliblanco les daba, pero jamás obedecían a alguien más y mucho menos al anciano.

Muchas veces intentó hablar con ellos a solas, pero siempre estaban en grupo o simplemente desaparecían y nadie sabía a donde iban.
Los muchachos no hablaban mucho, en las reuniones solamente hablaban cuando el Hatake se los ordenaba y siempre sus voces frías provocaban escalofríos a cualquiera que los escuchara.

Cada vez que el anciano les dirigía una palabra dulce o una sonrisa de abuelo bonachón a los chicos, ellos simplemente lo miraban con una frialdad que sería capaz de congelar el mismo infierno.

Harry no había salido de su habitación desde el día en que llegó, eso había hecho que Ron, Hermione, Ginny y Molly estuvieran a punto de cortarse las venas de la ansiedad de hablar con él.
Pero Sirius les había prohibido entrar en la habitación de Regulus que era donde ahora estaba Harry, si el chico no quería hablar con ellos entonces no podían obligarlo a nada.

Dumbledore intentaba por todos los medios que Sirius obligara a Harry a ver a sus amigos o que lo obligara a salir de su habitación, pero Sirius no había dado su brazo a torcer, cuando se trataba de Harry, Sirius era el ser mas obstinado del mundo.

-Sabes que algún día deberás hablar con ellos- Harry alzó la mirada del libro que leía para mirar a Naruto quien estaba sentado en la cama comiendo con toda alegría un enorme tazón de ramen.

Había descubierto que Naruto era un ser capaz de matar a cualquiera o incluso de venderle su alma al diablo solo por un tazón de ramen.

El pelinegro suspiró mirando hacia la puerta donde escuchaba los cuchicheos de Ron y Hermione del otro lado.
Llevaban casi toda la semana intentando hablar con él, pero se había negado rotundamente a verlos o escucharlos siquiera.

Tenía muchas cosas en su mente y asuntos más importantes que antender que escuchar las patéticas excusas de sus amigos. Cosas que tenían su mente trabajando a mil, la carta de Tom por ejemplo.

Aquellas palabras que leyó en esa carta aun revoloteaban en su mente.

-¿Qué te hiceron para que no quieras ni verlos?- preguntó Sakura curiosa cerrando un libro para tomar otro mientras se tomaba un gran sorbo de la botella de Whisky de Fuego que Sirius le había regalado (Para que ella dejara de robarselas)

La pelirrosa había heredado también el vicio de su maestra Tsunade por el sake, el sake era bueno pero tenía que admitir que el Whisky de Fuego de este lugar era lo máximo.

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-Es complicado- suspiró Harry volviendo su mirada al libro.

-Algún día tendrás que salir de aquí, Harry. Y también los tendrás que ver todo el año escolar, no puedes huir de ellos para siempre y no puedes quedarte aquí por toda la eternidad- puntualizó Sai apuntandolo con el pincel que tenía en su mano antes de seguir con el retrato de Kakashi que estaba pintando.

El joven mago soltó un suspiro resignado.

Sabía eso, no podía quedarse allí para siempre. No había tenido ganas de salir, seguramente se encontraría con Ron y Hermione pidiendole disculpas con excusas tontas para después tener que soportar los regaños de Hermione como si fuera su madre o como si fuera la dueña de su vida; Ginny haciendole ojitos a cada rato y mirandolo como si fuera la reencarnación de Merlín o algo así; los gemelos...bueno, aunque no tenía nada en contra de Fred y George, no estaba de ánimos para soportar sus constantes bromas; Molly con sus aplastantes abrazos y sus regaños de madre, cosa que le incomodaba un poco ya que el nunca tuvo alguien que lo tratara como ella, sin embargo la pelirroja era demasiado sobreprotectora para su gusto; y por último no tenía ni las más mínimas ganas de ver al anciano come caramelos y a la Orden que seguramente estarían al pendiente de cada maldito paso que daba.

Sirius siempre le llevaba la comida así que no tenía necesidad de salir, la habitación contaba con un baño y un armario de ropa, y aunque era ropa Slytherin no le molestó en lo absoluto usarla, era bastante cómoda a pesar que llevaba tiempo sin ser usada. Sirius le contó sobre su hermano, Regulus y también Remus lo había visitado.
Tambien se llevaba bastante bien con el viejo elfo doméstico que habitaba aquella casa.

-Cuando llegé a Hogwarts estaba totalmente perdido, me sentía en un mundo totalmente diferente al que yo conocía- dijo captando la atención de los tres ninjas que lo acompañaban en ese momento- Yo no conocía nada de este lugar hasta el momento en que Hagrid me fue a buscar para entrar a Hogwarts, pasé de ser un mocoso insignificante a ser una especie de dios para este mundo. La gente casi me idolatraba, me miraban como si fuera una deidad que bajó al mundo a salvarlos y otros me veían como un enemigo- soltó un bufido- Nunca tuve amigos, hasta que conocí a Ron y Hermione en el tren. Ellos fueron mis amigos todos estos años- suspiró melancólicamente.

Ellos asintieron comprendiendo.
Él hablaba en general, no daba detalles de lo que había pasado pero ellos no lo necesitaban, ya lo habían investigado todo sobre él.

-¿Y luego?- preguntó Naruto luciendo interesado en el relato.

-Pasamos por muchas cosas. En mi primer año nos enfrentamos a Voldemort quien buscaba la Piedra Filosofal, que es una piedra que lo podía hacer inmortal. En mi segundo año me volví a enfrentar a Voldemort como Tom Riddle en la Cámara de los Secretos, se hizo público que yo sabía hablar Pársel y las personas empezaron a temerme ya que pensaban que yo sería el próximo Señor Oscuro- rodó los ojos- En mi tercer año liberamos a Sirius y supimos que Remus era un hombre lobo. Todo era perfecto entre nosotros, ellos siempre me ayudaban, no les gustaba hacer cosas peligrosas pero no me dejaron solo...- miró el libro sin leerlo, solamente perdido en las letras sin prestarles atención.

-¿Pero...?- preguntó Sai alzando una ceja.

-Llegó mi cuarto año, fue el Torneo de los Tres Magos. Era un concurso entre varias instituciones donde competirían los mejores, pero el Cáliz solo aceptaba que perticiparan personas mayores de edad. Por desgracia mi nombre salió en el Cáliz y me vi obligado a participar. Ron, Hermione y casi todos los que conocí me dieron la espalda llamandome tramposo. Ron pensó que hice trampa para entrar al Torneo solo pada tener más fama, Hermione me recriminó el hecho de hacer trampa y el restro del colegio me odiaban por querer quitarle la "gloria" a Cedric quien era el verdadero campeón de Hogwarts- su voz titubeó y se quebró un poco al mencionar al otro chico- Después de la primera prueba ellos se vinieron a disculpar conmigo, pero antes de eso los escuché hablando mal de mi. Así que los ignoré hasta el fin de año, después de lo que pasó esa noche en el cementerio no hablé con nadie. Me enviaron pequeñas cartas en el verano, pero me dí cuenta que Dumbledore les ordenó que no me escribieran, y ellos simplemente hicieron lo que el director les ordenó- alzó la mirada para ver a los Shinobis.

El Equipo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora