Capítulo 13 Regalo

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Hermione llevaba solo unos pocos días de vacaciones. Esa noche era noche vieja, así que estaba ayudándole a su madre a hacer la cena.

-¿Estás bien, hija? Estás un poco distraída.

No estaba bien.

-Sí, mamá.

-¿Es por Ron?

No era por Ron.

-Sí.

No quería mentirle a su madre ni a su padre. Pero no les decía mucho del regreso de Voldemort, o de que Harry estaba reuniéndose con Dumbledore para ayudarlo a detenerlo. Tampoco sabían que los muggles estaban desapareciendo, o que algunos accidentes que pasaban en el noticiario o que leían en el periódico, no eran causalidad. Mucho menos les iba a contar que tenía un... amigo, que era un mortífago, y que además besaba muy bien.

Así que estaba distraída por estar pensando en todo, pero más en Malfoy.

-No conozco a esa tal Lavender Brown, hija -le dijo su madre-. Pero sé que tú eres mucho más inteligente y bonita. Eres una persona hermosa, por dentro y por fuera. Y Ron es el que se lo está perdiendo.

-Sí, mamá. Gracias. ¿A qué hora llegará papá?

Hermione cambió de tema, pues no tenía ganas de hablar de Ron.

-Tuvo una emergencia con un niño, pero espero que no tarde. Y ¿cómo está Harry?

-Él está bien. Pasará la Navidad con los Weasley.

-El señor Weasley es muy divertido, siempre. Me gusta mucho hablar con él.

-Sí, a mí también me cae bien. Ah, Ginny terminó con Dean, mamá.

-¿En serio? En tus cartas me decías que peleaban mucho. Supongo que era de esperarse.

-Tú crees que cuando peleas mucho con alguien, ¿la relación está destinada al fracaso?

-No siempre, pero si la mayoría de las veces. Aunque cada pareja es diferente. Espero que tu amiga encuentre a la persona adecuada, igual que tú.

Hermione no sabía cómo responder a eso. Porque antes de bajar del tren, aquel último día, ella había buscado a Harry. Él le confirmó lo que dijo Malfoy, aunque no le dijo quién era la chica. Y ella no le dijo como lo sabía. No se acordaba en qué momento le había empezado a ocultar cosas a Harry.

Y no podía responderle a su madre acerca de que ella también encontraría a la pareja adecuada, porque no quería tener novio en ese momento. Ya era muy confuso todo lo que pasaba con el rubio Slytherin como para ponerse a pensar en tener algo más con él. No quería. Pero tampoco le desagradaba tanto. Y definitivamente la hacía sentir muchas cosas. Pero no se suponía que le hiciera sentir nada.

Terminó de ayudar a su madre a preparar la cena y le contó algunos otros chismes de Hogwarts. Era más fácil contarle a su mamá el drama de unos adolescentes que todo lo demás.

Días después, el día dos de enero, Hermione salió a recoger el periódico como normalmente lo hacía cuando estaba en su casa. Abrió la puerta delantera y la invadió una sensación extraña. No tenía su varita consigo, pero aun así llevó su mano al bolsillo inexistente de su pijama. Volteó a todos lados luego de comprobar que no tenía su varita, pero no vio nada extraño.

Ella había puesto algunos hechizos de protección a la casa, sin que sus padres se enteraran, pero aun así se preocupó. Hasta que vio algo desconocido junto al periódico, en el suelo. Era una cajita plateada, del tamaño de una bludger. La tomó sin pensar, era muy bonita y elegante, pero no la abrió. Tomó el periódico también, volteó a todos lados una última vez y se metió a su casa.

Tan solo tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora