Cap 32

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Al escuchar aquella voz femenina, que para mí era irritante. Me había dado la vuelta encontrandola a ella.

Millie vestía con una pollera de jean celeste, con dobladillos corta y algun que otro brillito. Una camisa roja anudada por delante, haciendo que se viera parte de su piel. Llevaba zandalias doradas, que hacían juego con su collar y anillos.

Me había quedado algo paralizada al verla allí, no contaba en lo absoluto en que ella iría a la juntada de Caleb.

—¡Yo traje las botellas! ¿Como querías que te ayudara?—Explicó Timothée vacilón.

Millie se dio la vuelta para mirarlo y negó con su cabeza divertida. Y donde pude ver su maquillaje, muy bien arreglado.

Pero me enfoque más en sus ojos oscuros, quiénes habían descubierto que Boris estaba allí.

Lo escaneo con su vista y una sonrisa picarona apreció en sus labios, pintados de un rojo mate escandaloso.

—¡Pero miren quién está aquí! ¿Quién lo diría?—Expetó caminando Hacía él con sus brazos abiertos.

Miré de reojo a Boris quien sonreía un poco, con sus manos en los bolsillos de sus pantalones oscuros.

Ella pronto se acercó lo suficiente, para envolverlo en sus brazos y apretujarlo contra su cuerpo.

Algo que me puso un poco de los nervios. Mis manos buscaron los pliegues de mi pollera, para apretarlos con fuerza. Pensando así que aliviaría mis celos.

Pero sin embargo, mi mente no dejaba de pensar con qué, de todas las cosas que había en la casa, podría usar para golpear a Millie.

Luego de unos segundos eternos para mi. Ambos se separon, más bien Millie terminó el abrazo, ya que solo Boris se había quedado quieto. Dejándose abrazar.

Ella aún sonriendo, dejó de mirar al ruloso y se fijó en mi, por primera vez.

—¡Oh! Tampoco esperaba verte aquí sinceramente, Nina.—Pronunció sonriente.—Empezaba a pensar en que tal vez eras un vampiro, como nunca sales y eres muy pálida...—Soltó una risita ante su propio comentario.

Forze una pequeña sonrisa de mi parte, ignorando el resto de su estúpido comentario.

—Soy Niah.—Aclaré algo cortante.

—¡Oh! ¡Si, lo siento! Es que mucho de ti no he escuchado, por eso me cuesta recordar tu nombre.—Escupió con tono venenoso.—Pero tranquila que ahora no se me olvidará.

Mis dientes se apretaron entre si mientras ella me sonreía con algo de maldad.

Sabía que en toda la noche Millie iba a aprovechar para hacerme enojar, y hacerme sacarme de mis casillas.

Pero no iba a darle el placer de hacerlo.

—Tranquila... y no te me acerques mucho, porque tal vez termine mordiendote.—Contrataque dándole un guiño con mi ojo derecho al final de mi frase.

Su sonrisa se había borrado. Sin embargo yo oculté mi risa que amenazaba con salir, y podía ver como Sadie también estaba aguantando su carcajada.

—¡En fin! Iré a poner música.—Dijo la azabache como si fuera su casa, dejando de mirarme.—¿Vamos Caleb?

Caleb asintió con su cabeza. Se paró del sillón, y caminaron hasta un mueble negro que había en la sala. Donde había en sus rstantes algunos libros, fotos y un parlante bastante grande.

Sadie se acercó hasta mi, una vez que terminó de acomodar la barra de bebidas.

—¿Estas bien?—Preguntó en tono bajo para que solo yo la escuchara.

Haría lo que fuera por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora