14. La casa del lago

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☕️Capítulo 14.☕️

Kiara.

Creo que voy a morir. Bueno tampoco es para tanto. Pero...

Ya ha pasado una semana... Una jodida semana en la que el muy imbécil pasó de mí. ¿Por segunda vez? Me vale esta vez si se puede ir al carajo, la verdad que admiro mucho su auto control, aunque eso no quita que siga siendo un idiota.

¡Maldito chico del café! Y maldita yo por creer en que iba a bajar y pediría las cosas, pero bueno eso no fue lo qué pasó.

En realidad, no recuerdo mucho la verdad, solo recuerdo que luego de su mirada salí corriendo de la fiesta porque si quería que dijera algo y al mismo tiempo no sé sí en realidad quería escuchar lo que sea que diría, pero no dijo nada y tampoco escribió nada. Luego llegamos a casa de Sash, donde lo único que hice fue tomar una ducha y lanzarme sobre su cama.

El domingo siguiente no fue muy emocionante, para sorpresa de Sash no tenía ganas de ir a ese estúpido café.

Ni hablar de lo pesada que fue la semana, donde he tenido que aguantar las ganas de matar a Caroline, y para completar ha iniciado el período de repasos, porque ya se acercan las semanas de exámenes finales, eso es lo único bueno... Ah también el echo de que mis padres me hayan levantado el castigo y me encuentro preparando una pequeña mochila para partir a la casa del lago de la familia de Lía.

Sash y ella están algo raras, pero creo que están en proceso de solucionar las cosas y pues la primera también nos acompañará. Según lo que dijo Lía será un hermoso fin de semana del cual podremos disfrutar solo las chicas, ya que su madre está super feliz con el hecho de que tenga nuevas amigas. Estos días hemos hablado más, incluso hasta nos hemos creado un grupo para textear por el cual hemos hablado muchísimo y por el mismo Lía se disculpó conmigo por su actitud.

Con respecto al pequeño viaje, dijo que el lugar nos iba a encantar y que lleváramos bañadores demás.

― ¿Cuál se me ve mejo? ¿Morado o azul? ― le pregunto a Sash que espera tumbada sobre mi cama, mostrándole ambas piezas.

― El morado oscuro te sienta bien.

― Pues ese será. Aunque creo que llevaré ambos ― Sash niega con la cabeza y meto ambos bañadores a la mochila junto a otros más.

Cuando ya he terminado de cerrar la mochila a las malas de tantas cosas que tiene dentro me la cuelgo a la espalda.

― Lista.

― Era hora, ― Sash rueda los ojos poniéndose de pie ― pensé que llevarías tu armario completo.

― Que graciosa ― la señalo y niega divertida.

Cuando bajamos las escaleras mamá está en la cocina con unos pantalones de algodón y el ceño fruncido hacia la cafetera.

― ¿Qué le ha pasado a esto? ― pregunta cuando me ve.

― He estado practicando, por si un día tengo que hacerles el café a mis padres ― me acerco a la nevera mientras me imagino la cara de Sash reprimiendo la sonrisa.

― Podrías practicar con otra cosa, porque ahora no tengo mi café.

― Lo siento

― Descuida, ― deja la maquina de lado poniendo los ojos en mi dirección ― cambiando de tema, ¿tienes todo lo necesario?

― Sí.

― ¿Ropa suficiente? Cepillo, toallas, teléfono, cargador... ― asiento con la cabeza mientras enumera las cosas, se detiene unos segundos como si buscaras las palabras adecuadas para hablar, pero termina poniendo una postura algo seria que me confunde ― ¿Tienes protección? ― mis mejillas arden de vergüenza.

EL CHICO DEL CAFÉ© +18 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora