Capítulo 3/Vol. 1: El Débil Más Fuerte

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Espero que les guste.

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No POV

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[8 Años Antes, Campo Gohan]

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Dentro de una de las habitaciones del orfanato la cual tenía una gran ventana de la que se rociaba luz, se encontraban dos individuos mirándose fijamente el uno al otro con ojos que no emitían ningún rastro de vacilación, no queriendo mostrarle abertura alguna a la otra persona.

Brotando de un caliente liquido verde brillante un tibio vapor gris se elevaba en el aire junto a un aroma herbal de algas marinas que se esparcía por el cuarto haciendo que la sofocante atmosfera se aligerara un poco.

Tomando un sorbo del té de matcha, la señora de aspecto mayor con gran parte de su cabello castaño cubierto por canas blancas y grises habló con una voz suave y serena, mostrando un control de sí misma incluso al haber escuchado las palabras de la persona enfrente de ella.

"Denegamos cordialmente su petición." Negó la mujer mayor con un tono firme.

Delante de ella, un hombre sentado en una silla de madera con las piernas cruzadas miraba a Maeko con una sonrisa helada, de soberbia confianza.

El hombre vestía con un traje negro encima de una camisa blanca con corbata roja, guantes de tela blancos, un colgante de plata pura con la forma de una cruz, y un cabello rubio claro peinado hacia atrás del mismo color que su mostacho.

"Creo que me ha comprendido mal Maeko-san. No le estoy pidiendo que acepte o no. Es una orden." Aclaró el hombre con una voz impregnada de arrogancia. Por su acento al hablar se puede percibir que no es japones.

Los fríos ojos azules del hombre miraron a Maeko como si fueran atravesarla.

"Entonces, no estamos dispuestos a cumplir con la orden."

El hombre se rio divertido pareciéndole una total broma de parte de Maeko el desobedecer las ordenes de la 'iglesia'. "Usted en verdad sabe cómo divertir a sus invitados."

Después de reír unos segundos el italiano vio que la expresión de la mujer no concordaba con lo que esperaba de una broma, su cara fue seria.

Como si una sonrisa no hubiese estado hace unos segundos en su rostro, el hombre miró severamente a la madre. "Espere, ¿habla en serio?" Preguntó con su anterior tono duro.

La madre se limitó a mantener un semblante grave haciendo que una sonrisa burlona y arrogante a la par apareciera debajo del bigote del hombre.

"No sé lo que esté pasando por su mente, pero no son más que tonterías sin sentido. No se puede decidir el cumplir órdenes o no. Por algo son ordenes, son absolutas. Así que deje de persistir y déjennos hacer nuestro trabajo." Dijo el hombre sin parecerle nada divertido la actitud que mostraba Maeko ante esta situación.

"¿Su trabajo dices? ¿Desde cuándo el trabajo de la iglesia es llevarse a niños en contra de su voluntad? Además, si ese fuera el caso. ¿Por qué tendría que llevárselos a Italia?" Cuestionó Maeko con un tono firme.

"No tengo intención alguna de contestar a sus preguntas ¿Va a dejarnos hacer nuestro trabajo o no? Y por favor, piénselo bien. No queremos que haya algún problema o inconveniente.... inesperado. ¿No ha escuchado los rumores? Al parecer varios demonios errantes están por la zona, sería una pena que llegaran.... aquí." Esto último lo dijo con una voz amenazante para presionar a la madre.

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