Viejos tiempos

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Este capítulo puede contener ligeros spoilers del manga.

La luz de la mañana cubrió lentamente la habitación, Misato intento mantener los ojos abiertos pero moría de cansancio, deseaba quedarse en esa cama un buen rato pero sabía que tenía que ir a la oficina y hacerse cargo de todo mientras Nanami convalecía.

Salió de la habitación con la ropa que Gojo le había dado la noche anterior, paso por las habitaciones que recordaba le debían llevar al consultorio de Shoko, al llegar toco suavemente, si imagino que la doctora dormía pero cuando le dijo que pasara la vio muy despierta, con una taza de café en una mano y un cigarrillo en la otra, se preguntó si era debido a esa rutina por la cual la mujer tenía unas ojeras tan marcadas –debo ir al trabajo pero antes me gustaría ver a Nanami.

-Seguro, es buen momento para su desayuno, lo traerán en un momento, puedes adelantarte.

Misato entró al cuarto de las camillas, al asomarse detrás de la cortinilla que cubría la cama de Nanami lo vio despierto, el cabello rubio le caía en mechones desiguales por el rostro y su mirada cansada parecía somnolienta, debió imaginar que los medicamentos estaban haciéndole efecto, cuando él la miro, dijo sorprendido –¡Misato!- al parecer no esperaba verla ahí, ella le sonrió -veo que has despertado.

-¿Estuviste aquí toda la noche?

-Me prestaron un cuarto, dormí en una cama.

-Me alegra, bueno, no debí haberte hecho pasar por esto, ¿Qué haces detrás de la cortina? Acércate o ¿es que realmente doy lastima?

Ella negó con la cabeza –no te rías al verme.

El hombre giró un poco más la cabeza -¿te sucedió algo?

Cuando Misato salió detrás de la cortina pudo ver el uniforme que llevaba, Nanami abrió los ojos por la sorpresa –no me digas, fue Gojo.

La chica asintió despacio, apenada –por favor dime que usaste uno igual de joven.

Él le dedicó una sonrisa suave –si... la chaqueta es idéntica a la que yo usaba, déjame verte de cerca.

Ella rodeo la cama y él pudo ver la falda, realmente intentaba no reír, parecía una chica joven que había dado el estirón de un día a otro y la ropa le quedará un par de tallas menos –no te van mal los colores oscuros.

Ella se sonrojo, él intento imaginarse como habría sido ella de estudiante o mejor aún como habría sido haber estudiado juntos, a su mente vino su amigo de juventud Yu Haibara, de haber estado los tres juntos era obvio que Misato y él se hubiesen llevado de maravilla, en el fondo tenían varias cosas en común, alegres, enérgicos, intentando contagiar de su alegría nata a la gente que les rodeaba, todo lo contario a él mismo, lo voz de Misato lo saco de su ensoñación -¿cómo te sientes?

-Como si un camión me hubiera golpeado de frente.

-Pero no fue eso lo que te paso ¿o sí?

Hubo un silencio entre ambos -¿algún día lo sabré?- él negó con la cabeza –espero que no- ella se cruzó de brazos –sé sobre nuestra regla de vida privada pero esto la supera.

-No es necesario que hablemos ahora de esto.

Aunque la chica sabía que no debía preguntar más, no podía evitarlo, estaba muy preocupada por aquello que sucedió -ya se lo que harás, lo dejarás pasar y evitarás tocar el tema cada vez que lo vuelva a mencionar.

-Esto no te incumbe.

Aunque habían mantenido un tono de voz conciliador la tensión se hizo presente –Esta bien señor Nanami, tiene razón, esto no me incumbe en absoluto pero no puedo dejar de pensar en cuando lo vi en su auto, desangrándose y pidiéndome que lo llevará a un lugar que no parecía estar en un mapa y ahora debo verlo en cama, al menos invente una mejor historia para la junta directiva que debemos ver en unos días.

          

Shoko apareció frente a ellos –Misato, no debes alzar la voz a un paciente.

Sobresaltada la chica se disculpó –lo siento, debo marcharme, gracias por todo señorita Shoko, hasta luego señor Nanami, estaré al pendiente de sus indicaciones- hizo una reverencia y salió de la habitación, Shoko espero hasta que saliera y miro a Nanami –te vas a disculpar con ella.

-Escuchaste todo, ¿qué le dijiste?

-Nada, todo esto te corresponde a ti pero, decirle que no es algo que le incumba, un golpe duele menos, estuvo despierta toda la noche, la mande a dormir hace solo un par de horas, créeme, quien hace ese tipo de cosas realmente es alguien que se preocupa.

-Es solo mi asistente, no tiene por qué enterarse de lo que ha pasado aquí.

Shoko se cruzó de brazos –lo diré una sola vez; que alguien te haya tratado con una mierda no te da derecho a hacerlo con el resto de la gente que intenta acercarse a ti, date una oportunidad Nanami, somos hechiceros nuestro tiempo de vida no es realmente largo.

-Por eso me fui de aquí.

-Y si fue así ¿Qué diablos haces en cama?- las palabras de la doctora fueron como una verdadera bofetada para él, no dijo nada más, su amiga tenía razón, después de un rato lo dejo a solas para qué pensará en todo lo que había dicho.


Misato salió de ahí con prisa, no sabía cómo iba a marcharse pero nuevamente se sentía rechazada, intentaba guardar su dolor y que nadie le viera llorar, una chica de cabello rubio se acercó a ella -¿señorita Hirai?

Alzo el rostro, era una chica realmente muy joven, pensó que debía ser una alumna, llevaba un traje sastre de pantalón negro, igual a los hombres que había visto la noche anterior –me llamo Akari Nitta y la llevaré a donde usted mi indiqué.

Misato la miro confundida -¿mi casa?

-Sí, la llevaré a casa, el señor Gojo me entregó sus pertenencias, lamenta no estar aquí pero ya ha tenido que irse a dar clases pero mi pidió específicamente que la llevará a cualquier lugar que usted pidiera.

La chica no había dejado de sonreír, algo de esa alegría la contagio –está bien, ¿podemos irnos ya?

-Claro, sígame.

La siguió por el amplio patio, de día pudo ver de otro modo el lugar, había gente que iba y venía pero no veía estudiantes -¿ya todos están en clase?

-Están por entrar, solo deben recorrer un camino para ir de sus habitaciones a los salones o quizás hoy tengan entrenamiento, en realidad estamos a días de terminar el semestre, así que pasan la mayor parte del tiempo en los campos haciendo actividad física.

Llegaron al auto, la chica le abrió la puerta trasera -¿te molestaría que viajara adelante contigo? No me sentiría cómoda pensando que eres un chofer.

La chica sorprendida respondió –en realidad si hago el trabajo de chofer la mayoría de las veces pero tener compañía no cae mal, adelante.

El trayecto al inicio fue silenciosos pero pronto comenzaron a hablar de diversas cosas, al final se habían hecho amigas, Nitta condujo hasta el apartamento de Misato para que se cambiará y le había propuesto llevarla al trabajo también.

Entraron juntas al departamento –no tardaré, por favor ponte cómoda.

-Seguro- respondió la joven feliz, husmeo un poco por la casa, era pequeña pero le pareció bonita, vio un pez dorado ir y venir por una pecera larga, Misato salió con un conjunto blanco y zapatillas a juego –estoy lista.

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora